El resultado del 4M recrudece la división en IU Madrid por su relación con Unidas Podemos
Las elecciones del 4 de mayo fueron un fiasco para la izquierda madrileña en su conjunto. También para Unidas Podemos, pese a crecer en votos, alrededor de un 40%, y en escaños, de 7 a 10. El resultado tuvo consecuencias inmediatas: Pablo Iglesias, quien había dejado su cargo en el Gobierno para liderar la candidatura, anunció su renuncia al acta de diputado y también a la Secretaría General de Podemos, iniciando un proceso de relevo inédito en la breve historia del partido. Para la otra pata de Unidas Podemos, Izquierda Unida, el resultado suponía meter a sus dos principales candidatas en la Asamblea. Dos mujeres, Vanessa Lillo y Sol Sánchez, que encabezaron listas diferentes en unas primarias internas que fueron muy duras. IU Madrid arrastra desde 2019 fuertes discrepancias estratégicas que han influido en la campaña de este 4M, pero que habían permanecido soterradas. Hasta que una filtración ha hecho público el complejo encaje de una parte de la organización en Unidas Podemos.
Un audio de apenas un minuto y 15 segundos enviado a un grupo privado de Whatsapp tras la noche electoral, al que ha tenido acceso elDiario.es y que fue adelantado el jueves por Abc, muestra el total descontento de Vanessa Lillo, número tres de la lista encabezada por Iglesias, tanto con la gestión de la comunicación tras constatarse los resultados, como del resto de la campaña. Lillo habla en términos muy duros en un entorno que considera “de confianza”, de su ámbito privado. “Hola, secta”, arranca el mensaje, lo que da una pista del carácter distendido del mensaje. Lillo parece responder a otro mensaje que comenta que en la rueda de prensa de Iglesias ella estaba en primera fila y al lado del candidato. “Poniendo el gepeto”, dice.
“Han llegado para decir: los cinco primeros para las declaraciones de Pablo. ¿Ahora sí voy a ser la tres, después de toda la campaña que me habéis estado tapando?”, lamenta. “Todos los que han estado apareciendo a Mordor”, añade, y se lamenta que ella termina con “[Juan Carlos] Monedero a un lado y [Irene] Montero al otro”. “Vuelve a hablar de superequipo y se olvida de la que tiene detrás. He estado a punto de irme”, añade. Y concluye: “Sois unos sinvergüenzas y unas ratas. Ahora sí, pero ni siquiera me mencionas. Son la polla”.
La filtración del audio ha provocado una tormenta política interna en IU. Este viernes se reunieron las direcciones federal y autonómica para abordar la situación. Tras la cita, Lillo publicó un hilo de Twitter en el que defiende que el audio “corresponde a una conversación privada de un ámbito completamente ajeno a la política que consideraba 'de confianza' desde hace muchos años”. “Lamento que el audio, sacado de conversaciones desarrolladas en la intimidad, pueda haber hecho daño u ofendido a alguien. De ser así, pido disculpas por ello”, asegura.
La dirección de IU Madrid niega un enfrentamiento con Podemos
La dirección autonómica de IU, encabezada por Álvaro Aguilera, emitió este viernes un comunicado posterior al mensaje de Lillo en redes sociales en el que asegura “lamentar el malestar causado tras la difusión de un audio privado”, además de subrayar “que no representa la posición de la organización ni de la propia diputada”.
“IU manifiesta sus disculpas hacia la militancia y el activismo por el posible malestar causado. Así mismo, niega tajantemente que se trate de un enfrentamiento con Podemos, tal y como se ha tratado de transmitir desde algunos medios de comunicación”, asegura el comunicado.
Desde Podemos rebajan importancia a lo ocurrido y lo circunscriben también al ámbito privado. “No queremos valorar un audio privado que tendría que haberse quedado en el ámbito privado como ya ha manifestado la propia Vanessa”, aseguran fuentes consultadas por este medio. “Si fuesen declaraciones públicas estaríamos hablando de otra cosa, pero siendo así no tiene más. Estamos a otras cosas, como sabe todo el mundo, con el proceso de asamblea ciudadana”, zanjan.
Fuentes de IU consultadas por elDiario.es se sorprenden de la virulencia del comentario y de algunos de los aspectos que se mencionan en él, ya que recuerdan que Lillo ha participado en los principales actos de la campaña, si bien reconocen que la gestión de algunos aspectos ha sido mejorable por parte de Podemos, la organización mayoritaria de la coalición, que ponía además a su hasta ahora principal activo: Pablo Iglesias. Entre otros, mencionan la presentación del programa de forma unilateral en un acto organizado por Podemos. Algo que molestó mucho en IU, que lleva a gala ser una organización eminentemente programática, con propuestas trabajadas y que hace mucho hincapié siempre en las propuestas como eje de sus campañas.
El ya ex secretario general de Podemos no mencionó a Lillo en su discurso de despedida, pero tampoco al resto de miembros de Podemos de la lista, salvo a Isa Serra, la número dos y quien debería ejercer en su lugar la portavocía en la Asamblea, siempre que el Tribunal Supremo no confirme la condena de inhabilitación que pesa sobre ella. Algo que se desvelará en las próximas semanas. Iglesias se dejó fuera del saludo incluso a Jesús Santos, coordinador autonómico de Podemos, y sí mencionó expresamente a los candidatos “independientes” que se han integrado en la lista de Unidas Podemos: Serigne Mbayé, Agustín Moreno y Alejandra Jacinto. Moreno, de hecho, fue militante de IU durante muchos años, además de dirigente de CCOO, donde llegó a disputar en los años 80 del siglo pasado el liderazgo a Antonio Gutiérrez.
La filtración del audio, que se produjo en un espacio “de confianza”, pone de relieve las tensiones internas vividas en IU de Madrid en las últimas semanas. Ya en 2019 la coalición con Podemos estuvo a punto de romperse ante las elecciones autonómicas. El acuerdo se cerró, literalmente, en los últimos minutos del plazo legal, después de que se impulsara desde la dirección regional un acuerdo con Anticapitalistas, que fue refrendado por la militancia, como base para negociar con el partido de Iglesias. La bronca interna alcanzó a los principales responsables de IU y del PCE a nivel estatal, Alberto Garzón y Enrique Santiago, quienes tuvieron que intervenir para evitar una ruptura que habría dejado a IU fuera de la Asamblea y, por el camino, quizá también a Podemos. El resultado de aquellas elecciones fue de un 5,65% del voto, cuando el límite para obtener representación es del 5%.
Dos años después, las relaciones en el seno de IU no han mejorado. Pese a que la dirección de IU Madrid se ha integrado en la lista con la que Garzón ha sido reelegido para un segundo mandato al frente de la coalición, las reticencias de Aguilera a mantener la alianza con Podemos no se han reducido. Durante la negociación para el 4M, Aguilera volvió a enfrentarse con la dirección federal al considerar que el acuerdo de coalición propuesto por Podemos era insuficiente.
Cerrado el acuerdo en las condiciones planteadas por las direcciones estatales, dentro de IU se intentó negociar una lista unitaria con sus candidatos, pero fue imposible. Se abrió un proceso de primarias con dos listas, una encabezada por Vanessa Lillo y apoyada tanto por la dirección regional como por el PCM, el Partido Comunista de Madrid, que también lidera Álvaro Aguilera. La otra por Sol Sánchez y apoyada, entre otros, por Carlos Sánchez Mato, quien fuera delegado de Hacienda con Manuela Carmena. Aguilera remitió una nota interna a los militantes del PCM (no todos los militantes de IU lo son del PCE) en la que prohibía expresamente avalar o integrarse en la otra lista. Pese a ello, algunos destacados históricos del PCE lo hicieron, como el actual director de Mundo Obrero, el periódico orgánico del partido, José Manuel Martín Medem.
La lista de Lillo ganó las primarias con un 63,8% de los votos, frente al 36,2% de la otra lista. Pero ahí no terminó el conflicto interno. La coordinadora regional de Izquierda Unida de Madrid aprobó por una amplísima mayoría una lista que relegaba a Sol Sánchez al puesto número tres, lo que luego le llevaría al 15 en la candidatura de Unidas Podemos, y dejaba el número uno para Lillo y el dos para Fernando Jiménez, secretario de Organización y de su misma lista.
La lista perdedora recurrió a la comisión de garantías autonómica, que le dio la razón, también por una gran mayoría de votos a favor. Finalmente, Sol Sánchez ocupó el puesto 10 en la lista definitiva, lo que le ha permitido repetir como diputada regional.
Las disculpas públicas de Lillo y de la dirección de IU de Madrid zanjan el posible conflicto que pudiera surgir con Podemos, pero ponen de relieve los problemas internos de la coalición que dirige Aguilera y que afrontará en las próximas semanas su propia asamblea regional en la que se votará una nueva dirección.
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