El rey emérito Juan Carlos I ha sido este martes el principal ausente del acto de conmemoración de los 40 años de la intentona golpista del 23F que ha tenido lugar en el Congreso de los Diputados. Huido a los Emiratos Árabes desde agosto ante las investigaciones de los tribunales sobre sus finanzas, su nombre ha sido mencionado sin embargo tanto por la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, como por su hijo, el rey Felipe VI que, siguiendo el relato oficial de las últimas cuatro décadas, han reivindicado su papel para que aquel golpe que supuso la entrada del teniente coronel Antonio Tejero en el Parlamento, pistola en mano, fracasara.
“El rey Juan Carlos I asumió como jefe del Estado su responsabilidad y su compromiso con la Constitución para que se tomaran –y cito textualmente– 'todas las medidas necesarias para mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente'. Así lo comunicó a todos los españoles en un mensaje televisado que ya forma parte de nuestra memoria colectiva. Su firmeza y autoridad fueron determinantes para la defensa y el triunfo de la democracia”, ha destacado el actual monarca.
Sus palabras sobre el rey emérito han sido apenas un párrafo de tres páginas de discurso, pero adquirían una especial relevancia por la situación procesal de Juan Carlos I, su marcha de España desde el pasado verano y el cuestionamiento de la monarquía parlamentaria y de la Constitución de parte de la izquierda y el nacionalismo –que ha apoyado las recientes movilizaciones callejeras surgidas tras el encarcelamiento del rapero Pablo Hasel–, que se ha ausentado de los actos oficiales. “Es muy difícil decir que la monarquía sea condición de necesidad de la democracia”, había dicho minutos antes del discurso del rey el vicepresidente del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias.
ERC, Soberanistes, Junts, BNG, EH Bildu, la CUP y el PDeCat habían presentado horas antes del acto un manifiesto en el que sostienen que “existen fundados indicios de que el golpe del 23F fue algo planificado no por cuatro militares descontentos, sino por toda una operación de Estado que permitiese salvar el Régimen del 78”. “Mientras el Estado español siga sustentado en los mismos estamentos políticos, judiciales, policiales y monárquicos que hace 40 años” y “mientras no se reconozca el derecho de autodeterminación y continúe habiendo presos políticos, exiliados y represión, ni existirá normalidad democrática ni este Estado podrá ser considerado una democracia plena”, zanjaban, llegando a responsabilizar del golpe de 1981 a “la monarquía”. Tampoco acudieron al acto oficial representantes del PNV y de Compromís.
En ese contexto, Felipe VI ha reivindicado “el respeto al Estado social y democrático de Derecho en el que España se constituye desde 1978” y que se ha construido “durante más de cuatro décadas, paso a paso y hombro con hombro, es condición previa y necesaria para esa convivencia y para el progreso de nuestra sociedad”. “De ahí que todos –ciudadanos e Instituciones– debamos sentirnos comprometidos y obligados a defender, proteger y preservar nuestra convivencia en democracia y libertad”, ha añadido.
Los “nuevos retos” de la democracia
“Defenderla, porque sabemos lo difícil que fue alcanzarla y que siempre hay riesgos que la pueden amenazar. Protegerla, porque hemos aprendido que la democracia es un bien delicado que precisa del mayor cuidado y de un respeto y dedicación permanente por parte de todos; porque somos conscientes de que su erosión pone en cuestión y, por tanto, en peligro, los derechos y libertades de los ciudadanos. Y preservarla, porque también sabemos que, conforme a nuestros valores, constituye una premisa irrenunciable para el pleno desarrollo de nuestro país y para el progreso, el bienestar y la prosperidad de nuestros ciudadanos”, ha zanjado.
La democracia, ha concluido el monarca, “a través de sus instituciones representativas, debe saber afrontar siempre, con espíritu constructivo y sin perder sus fundamentos, los nuevos retos que la sociedad tiene ante sí”.
Previamente, Batet también había realizado una breve mención a Juan Carlos I: “Conmemoramos así la decidida reacción de nuestras instituciones públicas que, encabezadas por Su Majestad el Rey Don Juan Carlos, asumieron la defensa de la democracia ante la amenaza del golpe y usaron eficazmente sus capacidades constitucionales para derrotar a los golpistas”, aseguraba en su discurso.
A juicio de la presidenta del Congreso, el acto de este martes trataba de reafirmar “el firme compromiso” con la “democracia constitucional” que el rey pronunció durante su proclamación, en 2014. “En un momento de pandemia, de crisis económica, de sufrimiento social, los españoles necesitan certidumbre y esperanza. Hoy estamos aquí todas las instituciones de este gran Estado para mostrar nuestra fortaleza y también para reafirmar nuestro compromiso con la democracia y nuestro sistema constitucional y, con ello, ofrecer certidumbre y esperanza”, aseguraba Batet ante todo el Gobierno.
Batet: “España es un país plenamente democrático”
Con su mensaje, la presidenta del Congreso quiso reafirmar su apuesta por la monarquía y despejar cualquier tipo de duda sobre la calidad de la democracia española: “Proclamamos que España es un Estado de Derecho dispuesto a avanzar decididamente en el reconocimiento de derechos y en la justicia social, un país moderno y plenamente democrático. No hay democracia sin instituciones, no hay instituciones sin política, ni política sin respeto y confianza. Señorías, es el momento de seguir ganando el futuro para España”, zanjaba.