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Francisco de la Torre: “Un partido de centro que no aporta estabilidad a mí me parece un problema”

El exportavoz de Hacienda de Ciudadanos, Francisco de la Torre, durante una entrevista con eldiario.es

Carmen Moraga / Marina Estévez Torreblanca

El exportavoz del Hacienda de Ciudadanos y antiguo responsable de Fiscalidad y del área de Programas de Madrid, Francisco de la Torre (Madrid, 1972), ha terminado por romper definitivamente amarras con el que desde 2015 ha sido su partido. Hace apenas dos meses dimitió de sus cargos en la Ejecutiva de Ciudadanos, y el jueves dejó su escaño por Madrid en el Congreso y se dio de baja como militante.

De la Torre llega serio al lugar de encuentro con eldiario.es. Poco antes, en una entrevista en la Cadena Ser, había dejado caer que tras la muerte de su padre, el líder del que ha sido su partido durante estos años no le dio el pésame, lo que poco después desencadenó una dura reacción de Albert Rivera desde Barcelona. Más tarde, el exdiputado aclaró que se refería a que no lo hizo personalmente y que llevan sin hablar desde principios de junio. El partido puntualizó que Rivera le dio el pésame a través de Twitter y que la dirección envió una corona de flores.

De la Torre, visiblemente dolido, no quiere ahondar en la polémica y prefiere limitarse a lamentar el incidente. Sí explica las razones de su marcha y habla de la situación política, alertando de la posibilidad de que se cumplan los vaticinios de algunas encuestas y Ciudadanos sufra un duro castigo por parte de un electorado que, como él, no entiende por qué la formación naranja se niega a contribuir a la gobernabilidad.

Este viernes Rivera lo ha acusado de haber utilizado la muerte de su padre para atacarle personalmente por decir en una entrevista en la Cadena Ser que no le dio el pésame. ¿Le ha sorprendido la dureza de su respuesta?

Repito lo que ya he dicho. Lamento haber mezclado [en esa entrevista] un tema personal. Lo único que quería explicar es que no he hablado ni personalmente ni por teléfono con Rivera desde principios de junio, pese a todas las circunstancias que han ocurrido.

Ha dicho que se marcha de Ciudadanos porque ha perdido la ilusión.

Dije que había perdido la ilusión a finales de julio y que yo tenía entonces otros planteamientos distintos y otras ideas de las que ahora, legítimamente, tiene la dirección de mi partido. Pero hay ideas que no me hace especial ilusión defender porque no las comparto.

Ayer se conoció que Javier Nart también se daba de baja como afiliado, pero mantiene el acta de diputado en el Parlamento Europeo. ¿Lo ve coherente?¿Se puede representar y defender las ideas de un partido del que has decidido marcharte?

Bueno, esa pregunta obviamente habría que hacérsela a Javier Nart. Yo lo que puedo contar es lo que he hecho y por qué. Yo dimití de mis cargos en la Ejecutiva y me he ido del Congreso. ¿Por qué? Por razones personales, por una parte, en las que preferiría no entrar. Y también por razones organizativas, entre otras cosas porque la Oficina Económica del Congreso, en palabras del propio secretario general, José Manuel Villegas, está desmantelada, y ellos están defendiendo unas ideas que, insisto, aunque a mí me parece legítimo, no son las que yo tenía básicamente en el ámbito fiscal.

Yo soy partidario de bajar impuestos, pero bajar impuestos siempre que se pueda, siempre que podamos cuadrar las cuentas, no bajadas indiscriminadas. Cuando te encuentras eso y luego con una discrepancia política importante respecto a facilitar o no la gobernabilidad pues lo coherente es irte. En mi opinión, la postura que ha tomado Albert Rivera es situarse en un extremo, en el ‘no es no’.

¿Sigue pensando que Rivera debería haber intentado un gobierno de coalición con el PSOE o facilitar a Sánchez una vía de negociación a cambio de la abstención de Ciudadanos?

Sí, sigo pensándolo. Si optas por no negociar ni buscar ningún tipo de salida política evidentemente abocas a un gobierno del PSOE y Podemos, o a nuevas elecciones. Yo, sinceramente, insisto en que creo que no nos votaron para esto y que no es lo mejor para los intereses generales. En fin, creo que es exactamente lo que hicimos en 2016 y llegamos a un acuerdo. Yo formé parte de ese equipo negociador. Se pueden gestionar los fracasos pero lo que no se puede gestionar en mi opinión es no haberlo intentado jamás

A Rivera le han llamado “veleta” precisamente por cambiar en otras ocasiones de opinión. Ahora asegura que se comprometió con su electorado a no pactar con el PSOE de Sánchez aliado con los nacionalistas. ¿Cómo iba a explicar un nuevo cambio de opinión?

Pues porque creo que hay que adaptarse a las circunstancias. Un partido de centro que no aporta estabilidad a mí me parece un problema. Ya hemos cambiado de opinión con anterioridad y no nos ha ido mal. Dijimos en el 2016 que nunca pactaríamos con Rajoy y acabamos votando todos a Rajoy como presidente del Gobierno.

Precisamente en Madrid han pactado con el PP y ya empiezan las primeras fisuras. ¿Cómo lo ve?

Eso tendría que preguntárselo a Ignacio Aguado. Es cierto que yo fui secretario de Programas de Madrid hasta el 25 de julio, pero no participé en el equipo de negociación de ese pacto. Por tanto, no puedo decirle mucho. No conozco mucho cuál es la situación política de Madrid.

¿Tampoco conocía el escándalo de Avalmadrid?

Yo el escándalo sí lo conocía, pero no es un tema del que me haya ocupado ni que conozca especialmente en profundidad.

¿Cree que en este momento político cabe la creación de un nuevo partido de centro que realmente ocupe ese espacio que en su momento quiso ocupar UPyD y después Ciudadanos, un espacio en el que, por lo que se está viendo, al final ninguno ha terminado de cuajar?

Pues no lo sé. Pero a mí me parece complicado en estos momentos con la dirección actual calificar de centro a Ciudadanos.

El propio Rivera invitó a los críticos o los discrepantes a fundar un partido. ¿Están en ello?

Yo no estoy en la fundación de ningún partido. Yo ayer me di de baja como militante de Ciudadanos, pero no estoy en la formación de ningún nuevo partido.

¿Cree que en las actuales circunstancias puede seguir el goteo de salida de miembros relevantes de Ciudadanos? ¿Cuál es su sensación?

Sinceramente, no lo sé.

¿Cómo son sus relaciones con Rivera? ¿Cuándo hablo con él la última vez?

Inexistentes. Por matizar un poco, yo hace unos meses que no he podido, que no hablo con el que era el presidente de mi antiguo partido. No puedo decir mucho más.

¿Y con el resto de la dirección tampoco?

He hablado con algunas personas, pero efectivamente no hay mucha relación desde que dimití de la Ejecutiva el 25 de julio.

¿Ha tenido usted conversaciones con miembros de otros partidos políticos? ¿Alguna oferta?

No. Vamos, he tenido alguna llamada de tipo personal. Y oferta, ninguna. Y tampoco me apetecería. Ya lo dije cuando anuncié que dejaba la actividad política. Lo último que estoy haciendo es conceder esta entrevista para explicar por qué me fui.

¿Cuando se marchó, no sintió el respaldo de ninguno de sus compañeros?

Evidentemente, por gente como Luis Garicano o Francisco Igea que hubiesen preferido que no me hubiese ido, pero yo creí que las discrepancias afectaban al núcleo del trabajo que yo estaba desarrollando tanto en ámbito económico como político.

¿Ha cambiado mucho Rivera desde que usted le conoció a ahora?

Bueno, yo lo que puedo decir es que yo estaba de acuerdo esencialmente con la línea política que marcó durante un tiempo y que ahora, evidentemente no estoy de acuerdo. Y esa es una razón fundamental por la que me he marchado.

¿Por qué cree que Rivera, que antes salía a dar ruedas de prensa casi un día sí y otro no y comparecía con asiduidad ante los periodistas, guarda ahora silencio con todo lo que está cayendo?

No lo sé. A ver, obviamente hace unos meses me sorprendía y ahora ya pues uno se acostumbra.

¿Pero a qué lo achaca? ¿Cree que esa anterior sobreexposición mediática le ha perjudicado y ahora prefiere adoptar un perfil más bajo para no quemarse?

Eso tendría que preguntárselo a él. En España, desgraciadamente, la política tiene un componente de espectáculo y todos los líderes de los grandes partidos han estado sometidos en estos años a una sobreexposición mediática. Dicho esto, me ha extrañado estos últimos meses la escasa presencia de Rivera. Tampoco sé, ni me han explicado a qué obedece.

¿Rivera es el líder de la oposición o es Pablo Casado?

Bueno, si le hacen la pregunta a cada uno de ellos, cada uno va a contestar que el líder de la oposición es él. Pero yo creo que en estos momentos no hay líder de la oposición porque el Gobierno está en funciones. Esto es lo que ocurre cuando no se forma Gobierno. Tampoco existe realmente una oposición. Pero si dentro de unos días se forma un Gobierno eso ya se vería. Evidentemente, va a haber una cierta competencia por ver quién es el líder de la oposición.

Es cierto que Pablo Casado tiene más escaños, más porcentaje de votos y, sobre todo, tiene más poder territorial, porque todos los presidentes de comunidades autónomas que no son del PSOE ni nacionalistas son del Partido Popular y porque todos los alcaldes entrantes de nuevo son del Partido Popular. Entonces parece claramente que tiene un mayor peso a todos estos efectos. Pero si vamos a elecciones aquí de lo que se está olvidando todo el mundo es de que los ciudadanos en unas elecciones no eligen al líder de la oposición, eligen a un Gobierno. A mí me parece una situación un poco extraña que toda la competencia sea ahora hacerle la oposición a un Gobierno que todavía no está constituido. Sinceramente, es una de las cosas que políticamente menos entiendo.

Rivera ha rechazado ir en la coalición que le propone el PP ‘España Suma’ alegando que es un partido que tiene “mochilas de corrupción” cuando Ciudadanos está gobernando con ellos en varias comunidades. ¿Le parece congruente y coherente?

Bueno, es que yo creo que esa es una pregunta que corresponde contestar a otro. Yo ya no estoy en la política activa. Yo me someto a las preguntas respecto a mi actividad y al pasado, no tanto respecto al futuro. Aunque supongo que una coalición electoral tiene pros y contras. La verdad es que no me lo he planteado.

No, la pregunta es si es coherente estar gobernando con el propio partido al que acusan de tener “mochilas de corrupción”, apoyados, además, por Vox.

Aunque fui el secretario de Programas de Madrid no participé en esa negociación. Evidentemente, cuando se va en una coalición ex-ante, es decir, antes de empezar, pues ahí lo que le estás diciéndoles al electorado es que estás en un espacio político común. Y eso significa que este tipo de coaliciones suelen ser el paso previo a eventuales fusiones de futuro. De modo que puedo entender que si se quiere defender un partido centrista no se quiera ir en una coalición de antemano con el Partido Popular, porque también para el electorado esto supone un desplazamiento obviamente a la derecha. Pero con lo que casa mal es con que solamente se pueda pactar con ese partido. A mí ese es el tema que me parece que chirría en esta cuestión. Es decir, si eres un partido de centro creo que tienes que tener capacidad para pactar ambos lados, exigiendo condiciones etc. Claro, si no la tienes, evidentemente la oferta del Partido Popular tiene su lógica,

Los sondeos vaticinan que Ciudadanos, si hay nuevas elecciones generales, puede caer a la cuarta fuerza política y perder fuelle. En Catalunya también. ¿Qué ha pasado?

Bueno, es complicado. Hay muchas cosas que han pasado, evidentemente, pero por intentar ser sintético, en 2016 Ciudadanos obtuvo con un 13,2% de los votos 32 escaños, y en 2019 subiendo hasta 15,8%, 2,6 puntos, obtuvo 57 escaños. Si se produce una caída de este entorno, que es lo que están diciendo la media de las encuestas, pues te puedes esperar volver al punto de partida. ¿Por qué? Porque se ha subido entre el años 16 y el 19 en las provincias de tres y cuatro escaños. Por aplicación de la Ley D'Hont si el primer partido, que posiblemente será el Partido Socialista, excede el 30% o sencillamente te dobla en los sitios de tres escaños, ya pierdes el escaño porque obtuviste el último, y en los de cuatro escaños, si te adelanta Unidas Podemos, pierdes también el escaño. Quiero decir que el riesgo de caída en escaños, tal y como yo lo veo, es mayor en Ciudadanos que en ningún otro partido, en estos momentos.

¿Por qué puedes pasar esto? Pues es bastante sencillo, porque los ciudadanos otorgan una confianza, y al final, cuando les pregunta en un escenario de elecciones pues responden, en mi opinión, por cómo se ha gestionado este apoyo y en que se ha traducido. Y ante esto, pues todos los partidos tienen una responsabilidad con ellos. Es evidente que, al menos si las encuestas se cumplen, lo que se ha hecho -y por eso yo me he ido-, esta gestión de los pactos no les ha parecido bien. La gestión de la formación del Gobierno de España es el depósito de confianza.

Si Ciudadanos baja de sus posiciones actuales, ¿cree que debería abrirse el melón de la sucesión de Rivera o alguien lo abrirá?

No lo sé. Hombre, yo lo único que digo es que si hay un mal resultado electoral, el principal responsable de ese resultado debe asumir responsabilidades. Pero estamos ante tres hipótesis. Una, que haya elecciones; dos, que haya un eventual resultado electoral como están diciendo algunas encuestas. Si estas dos cosas se cumplen, mi opinión es que alguien debería asumir responsabilidades.

Si todo eso sucede, ¿a quién ve como mejor sustituto de Rivera? ¿A Garicano?

Eso habría que preguntárselo a alguien que milite.

De Quinto está haciendo méritos para despuntar... Por cierto, ¿qué le ha parecido las polémicas que está generando en Twitter?

Creo que un dirigente no tiene que entrar en estas historias, en estos debates, le guste o no ciertas cosas. Yo no lo he hecho. Y en segundo lugar, creo que si uno eventualmente pone cosas que están fuera de lugar, debería rectificar. Y pedir perdón.

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