El primer debate entre los seis candidatos presidenciales de Irán estuvo protagonizado hoy por un duelo plagado de duras descalificaciones entre el actual mandatario, el moderado Hasan Rohaní, y el alcalde de Teherán, el conservador Mohamad Baqer Qalibaf.
El cara a cara, de tres horas de duración y retransmitido en directo por la televisión oficial, arrancó con calma y con una actitud conciliadora entre los aspirantes a ganar las elecciones del próximo 19 de mayo.
La cordialidad llegó a su fin a la mitad del debate cuando Qalibaf criticó que Rohaní no cumplió con su promesa de crear cuatro millones de empleos, lo que llevó al presidente a interrumpirle para negar que hubiera dado esa cifra.
Rohaní incluso denunció ser víctima de “mentiras” e “infamia” por parte de Qalibaf, que fue también su rival en las presidenciales de 2013, en las que quedó en segundo puesto.
“No hemos venido para recabar votos. El objetivo es presentar nuestros planes para el futuro, ayudar al pueblo a elegir entre los candidatos. No es correcto aprovechar este debate para dañar a nuestros rivales”, dijo el presidente sin mucho éxito.
La división entre reformistas y conservadores fue clara en el debate. Rohaní y su primer vicepresidente, Eshaq Yahanguiri, frente a Qalibaf y el clérigo Ebrahim Raisí, que se respetaron y coincidieron en sus puntos de vista y propuestas.
Los otros dos candidatos, de perfil más bajo, los exministros Mostafa Mirsalim y Mostafa Hashemitaba, mantuvieron una actitud más mesurada, aunque el primero (conservador) se mostró crítico con el Ejecutivo.
El alcalde de Teherán acusó a Rohaní de ejercer un gobierno para los ricos, “para el 4 por ciento” de la población que -según repitió en varias ocasiones- “lo tiene todo mientras el 96 por ciento no tiene nada”.
“Ustedes deben salir de sus despachos”, les dijo a Rohaní y a Yahanguiri, criticando a este último haber presentado su candidatura únicamente para defender las políticas del Gobierno y respaldar así la reelección del actual presidente.
Rohaní no dudó en contraatacar y responsabilizó a Qalibaf de “dar licencias a ese 4 por ciento (de ricos) para construir rascacielos” en Teherán, que “han robado el aire a la gente” al obstaculizar la corrientes y favorecer un aumento de la contaminación.
Por su parte, Yahanguiri respondió que tiene “derecho” debido a su carrera política a ser candidato y no dudó en lanzar dardos contra Qalibaf y su “antipatía al reformismo”.
Denunció por ejemplo que el ayuntamiento de Teherán ha empleado “la fuerza contra los vendedores ambulantes”, en alusión a un paliza que se hizo viral en la redes sociales.
También se refirió a los ataques contra la embajada saudí en Teherán y el consulado en Mashad de enero de 2016, que interrumpieron -subrayó- el flujo de turistas: “¿Quién pagó a los autores?”, inquirió.
Esta acusación velada iba dirigida tanto contra Qalibaf como probablemente contra Raisí, que es el custodio de una importante fundación encargada del mausoleo del imán Reza en la ciudad santa de Mashad.
El clérigo conservador mostró una actitud más moderada, sin entrar en fuertes descalificaciones, pero denunció que ha aumentado la brecha social y que el Gobierno debe ofrecer cifras correctas sobre la economía.
También insistió en que hay gente que “vive en extrema pobreza” y que la delicada situación económica se debe al aumento del desempleo (superior al 12 %) y al cierre de unidades de producción.
Ante estas críticas, Rohaní defendió que ha prestado “especial atención” a las zonas más desfavorecidas del país, a solucionar los problemas de la vivienda y a reducir la dependencia del petróleo del 45 al 30 por ciento.
El primero de los tres debates televisados estuvo centrado en temas económicos y sociales como el desempleo, la justicia social, la emigración del campo a la ciudad, los altos precios de la vivienda, la burocracia y los problemas medioambientales.
Entre las promesas de los candidatos figuraron el aumento de los subsidios, la disminución de los impuestos para los pobres, la lucha contra la evasión fiscal y la corrupción, la creación de empleo y la construcción de más viviendas.
No obstante, este cara a cara sirvió más para medir fuerzas entre los distintos aspirantes que para detallar programas políticos, ya que la mayoría no profundizó en las medidas que adoptará para mejorar la situación del país.
El resto de debates y de campaña electoral revelará si algún candidato se retira a favor de otro, como se espera que haga al menos Yahanguiri, y si como pareció hoy el principal duelo será entre Rohaní y Qalibaf, o Raisí depara sorpresas.