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ENTREVISTA
Secretario general de Facua

Rubén Sánchez: “Los bulos son una ametralladora, hay que combatir los más duros”

Óscar Puente, Virginia Pérez Alonso y el periodista y secretario general de FACUA-Consumidores en Acción, Rubén Sánchez, durante la presentación del libro 'Bulos: Manual de combate'

Alberto Pozas

28 de diciembre de 2024 22:08 h

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Rubén Sánchez (Sevilla, 1974) no es solo el secretario general de Facua, una organización no gubernamental dedicada a la defensa de los consumidores. Desde hace aproximadamente una década también es una de las figuras más activas en la red social Twitter, hoy llamada X, en el trabajo de señalar a bulos y buleros. De sus pleitos y denuncias han salido algunas de las condenas más llamativas, como por ejemplo las que obligaron a Luis Pineda (Ausbanc) a tuitear durante varios días su fracaso legal o a publicar una sentencia en las marquesinas de Sevilla y Málaga. Ahora Sánchez publica y edita “Bulos: Manual de combate”, un libro en el que repasa la trayectoria de uno de los grandes protagonistas del debate público español. Los bulos que se lanzan a diario en internet y que, con poco esfuerzo, se abren paso hasta la calle, los medios o el Parlamento.

¿Quién hace negocio con los bulos?

Difundir bulos es uno de los negocios más rentables que existe en este momento para la ultraderecha política. Con ellos está logrando llegar al poder en países o territorios. Le han servido en España a Vox para poder alcanzar el poder en determinados puntos del país y su anhelo es llegar al Gobierno de España gracias a los bulos que difunde. Y luego hay gente que vive de esos bulos, de servírselos a la extrema derecha para que pueda usarlos contra sus enemigos políticos. Desde organizaciones hasta pseudomedios o grandes medios. También los mercenarios que han ido apareciendo, desde el ámbito mediático como Javier Negre hasta Vito Quiles o Alvise Pérez. Todos ellos viven del bulo, que ha existido siempre pero en la órbita de la extrema derecha y el odio están sacando muchísima rentabilidad.

¿Se puede luchar contra un bulo?

Los bulos son una ametralladora y no puedes combatirlos todos, hay que seleccionar los más duros. Como periodista no puedes enfrentarte a todos los que se han fabricado hoy y tienes un acumulado enorme de otros días, tienes que seleccionar. Es muy difícil de frenar. Hay que seleccionar los más duros, que más pueden estar causando perjuicio. A mí me han dedicado muchísimos bulos, yo seleccioné a personajes que me estaban haciendo especial daño para enfrentarme a ellos. Desmontando bulos o llevándolos a los tribunales.

¿Cuesta más desmentir un bulo que crearlo?

Una de las frases que cito en el libro es de Mark Twain: La mentira ha dado la vuelta al mundo cuando la verdad no ha empezado a ponerse las botas. El bulo se viraliza a una velocidad de vértigo porque es escandaloso, llamativo, morboso, espectacular, llama mucho la atención y llega a todos lados. La verdad no es tan espectacular como la mentira, puedes conseguir que algunas de las personas que se lo habían creído acaben recibiendo el mensaje que lo desmonta, pero muchas van a preferir creerse el bulo.

El bulo siempre queda, por mucho que desmontes a todos los niveles, incluido el judicial, siempre se va a quedar en la mente de muchas personas, que no te vieron desmentir la mentira o que prefieren pensar que es verdad porque la víctima del bulo es un personaje que no le cae bien.

¿La Justicia tiene herramientas para pelear de forma eficaz contra este tipo de desinformación?

Absolutamente. Los bulos no necesitan una reforma legislativa, aunque hay elementos que reformar y mejorar en las leyes del derecho al honor o rectificación. Siempre se puede mejorar, pero decir que no hay herramientas es una falacia. Es un obstáculo lo cara que es la Justicia. Tener que defenderse en los tribunales cuesta mucho dinero, yo pedí dinero a mis padres cuando me enfrenté a Luis Pineda. O eso o asumir que no te puedes defender. Y si te llevan a ti a los tribunales… Francisco Serrano, de Vox, me intentó hundir económicamente abriéndome cinco causas. El objetivo era que yo pudiera amedrentarme en la causa en la que soy acusación contra él por fraude en subvenciones.

Hay que tener capacidad económica. Y muchísima paciencia. Se tarda mucho, por el camino sigues sufriendo la difamación y te acaban absolviendo pero has estado un tiempo imputado, como fue mi caso.

También es fundamental que jueces y fiscales se formen mucho mejor en materia de derecho al honor, rectificación o imagen y ser conscientes de que hay que estar al día, porque existe un nuevo fenómeno con internet, las redes sociales y la viralización de un bulo. Esto no es como hace unos años que salías en un periódico y la audiencia era la que era. Ahora un bulo puede llegar a millones de personas por la viralización del mensaje y los jueces tienen que ser conscientes de eso cuando miden la cuantía de indemnización económica y la obligación de publicar la sentencia de una determinada manera.

¿Las indemnizaciones son bajas?

Muchas veces el juez pondera a la baja y con una difamación que ha provocado un gravísimo perjuicio decide que con 2.000 euros es suficiente y son cantidades ridículas para el daño que se ha hecho. En España hay pocas sentencias del derecho al honor que ronden los 100.000 euros de indemnización y debería haber muchísimas más. Ahí deberían ponderar al alza la gravedad de las difamaciones por la enorme viralización de los bulos en internet en determinados casos. En una de mis demandas contra Pineda gané pero me salió a perder: pagué más abogado y procuradores que la indemnización que recibí.

¿El bulo se ha convertido en un arma políticamente rentable?

Es la estrategia, por muchos bulos que lances y te desmientan hay bulos que van a quedar en la gente. Fue interesante el debate de las últimas elecciones generales entre Feijóo y Sánchez, cuando Feijóo empieza con una ametralladora de bulos. Uno detrás de otro. En ese momento Sánchez no sabe reaccionar, no puede estar desmontando uno a uno todos los bulos que Feijóo ha lanzado. Fue una estrategia bochornosa, impresentable, pero brillante en el ámbito de la comunicación porque Sánchez no fue capaz de desmentirle, no había tiempo de debate para desmentir una a una las mentiras. La estrategia del bulo y esa ametralladora al final provocan que la gente piense que alguna de esas cosas será verdad.

Alvise, hoy eurodiputado, ha cimentado su fama en la difusión de bulos.

Así también logró Vox ser lo que está siendo: mediante bulos,. Algunos importados de otros países, basados en difamar a mujeres que defienden sus derechos, a homosexuales, al colectivo LGTBI, a la inmigración… Alvise es el caso peculiar de un personaje sin partido político detrás que se ha hecho a sí mismo con sus bulos, aunque tiene detrás determinados apoyos. Son bulos muy muy zafios pero que han demostrado que pueden llegar a 800.000 votos en el Parlamento Europeo. Políticos y medios deberían bajarse del pedestal y asumir que, por muy zafio que sea el bulo, hay que desmentirlo e investigar al personaje.

Con Alvise se ha llegado tarde. No hubo una estrategia para desmontar sus bulos de forma sistemática. Y según los últimos datos del CIS su agrupación crece en intención de voto. El que una persona con ese perfil pueda llegar a ser determinante para un acuerdo de Gobierno PP-Vox pone de manifiesto lo peligroso que era desde el minuto uno y nadie lo supo o quiso ver.

Hay un capítulo donde yo hablo de que, a veces, tienes que hacer tu el trabajo y algunos perfiles nos hemos tirado años desmontando bulos de Alvise viendo cómo grandes medios de comunicación no hablaban de él con el concepto extraño de “no queremos darle bola”. Eso ha sido un grandísimo error y el punto de inflexión ha sido vuestra información en la que dais a conocer los 100.000 euros en metálico. Ahí muchos periodistas en este país han dicho: “Joder, de verdad hay que investigar a Alvise porque hay algo detrás”, y era evidente.

“Se llama periodismo”, afirmas en uno de los capítulos del libro. ¿En qué hemos fallado los medios para que los bulos tengan tanto protagonismo?

Cuando Vox era un partido emergente, algunos medios empezaron a publicar titulares supuestamente neutros con propuestas de Vox que son auténticas aberraciones y no hacían un análisis, no hay fact checking. Vox lanza el discurso de que existe un alto porcentaje de denuncias falsas de violencia machista, y en lugar de en la misma pieza dar el dato que demuestre que es mentira, dan la pieza con la afirmación que ha hecho Vox. Esto es darle credibilidad, es un error. Cuando se sabe que alguien está diciendo algo falso no puedes limitarte a contar lo que dice, hay que desmontarlo, sobre todo cuando son discursos tan peligrosos como estos. Yo creo que ese ha sido un fallo por parte de muchos medios o profesionales de la información: no desmontar sobre la marcha el discurso.

Otro fallo ha sido no hacerlo intencionadamente porque provocaba clics. Puede ser llamativa o morbosa una aberración que lance Vox, puede provocar impacto y rendimiento a nivel de ingresos publicitarios pero es grave, a mí me parece una irresponsabilidad desde la ética periodística. Y ha habido medios que han querido ayudar a Vox con toda la intención del mundo porque le venía muy bien para quitarle peso al PSOE o a los partidos a su izquierda. O medios ultras que entienden que hay que ayudar a Vox para que llegue al poder.

En el libro hablas de Ausbanc o de Manos Limpias, entre otros. ¿Se puede judicializar un bulo?

Si te encuentras determinados perfiles de jueces te puede pasar eso. Yo he ganado 25 sentencias, casi todas las que he tenido han sido favorables. No he tenido ningún Peinado, Escalonilla o García Castellón de por medio, he tenido suerte con los jueces. Algunos han dictado resoluciones que me han perjudicado, que no me han gustado, que he entendido que eran incorrectas pero no les voy a dar una calificación peyorativa, sencillamente creo que no hicieron bien su trabajo y tengo derecho a manifestarlo. Pero he tenido la suerte de no tener esos perfiles.

Es posible que, con uno de esos perfiles, me hubieran imputado cuando Manos Limpias me denunció argumentando que emitía facturas falsas porque no tenían mi NIF. Se basaron en que El Mundo había publicado una factura y borraron mi NIF por protección de datos. Y esa mamarrachada se la trasladan a un juez, evidentemente el juez dice “esto no hay por dónde cogerlo, cómo lo voy a imputar”. Pero imagínate que me imputan, el daño reputacional habría sido bestial.

Las denuncias basadas en “meros recortes de prensa”...

Meros recortes de prensa no son. Son informaciones tergiversadas o sin base. Yo tengo claro que se puede abrir una causa judicial porque un periodista elabore un reportaje de investigación y destape cosas fuertes. En ocasiones no es periodismo de investigación sino cosas extraordinariamente cutres que se han fabricado para inventar delitos. Y se han abierto causas, y algunas han durado muchísimos años como las de Podemos, entre ellas el caso Neurona basado en la más absoluta nada.

¿Cómo puede llegar a afectar un bulo a una persona?

Los bulos ya no se quedan en las redes, no vivimos en 2009. La red es nuestra vida, da lo mismo que salga en una televisión a que salga en un móvil. El bulo se viraliza y punto. En Burjassot una niña se ha intentado suicidar y ha tenido que cambiar de instituto como consecuencia de que tras ser víctima de una violación en manada, que ya tiene un sufrimiento enorme como es obvio, se le suma la difamación de Cristina Seguí. Inventó que la niña había mentido para salir en la tele y ganar dinero. Imagínate la gravedad extrema a la que llega para que una niña víctima llegue a intentar suicidarse, porque el bulo que lanza Seguí por Telegram, Twitter y Youtube en el canal de Javier Negre llega a muchísimas personas, al entorno de la niña en su municipio, se viraliza de una forma brutal y señalan a la niña. Claro que tienen una importancia, y ya no podemos hablar de bulos en las redes como si fueran un compartimento estanco.

Hay que intentar hacer atractivo el discurso que desmonta las mentiras. Conseguir que llegue a muchas personas para que te ayuden a viralizar tu denuncia. Lo tienes que hacer espectacular también, trazar una estrategia, ser creativo como han sido creativas algunas condenas porque mi abogado o yo fuimos creativos a la hora de proponer o emprender acciones. De eso va el libro: cómo he conseguido con estrategias de comunicación provocar, a veces, que hayan llegado a tener a veces más repercusión que el bulo en sí.

¿Quién va ganando en la batalla contra los bulos?

En la guerra contra el mal llevamos perdiendo desde hace cientos de años, pensar que vamos a ganar, es una utopía, si le quitáramos un ápice de su fortuna a los multimillonarios acabaríamos con el hambre en el mundo, esa es una utopía. Es eterna y nunca la vamos a ganar por desgracia. Pero lo que estamos viviendo ahora son batallas contra los bulos, la extrema derecha y se pueden ganar una a una.

Son pequeñitas batallas, a pequeño nivel, como cada vez que gano una sentencia contra Negre. O una batalla de mayor envergadura, como que en España se lograra una mayor intención de voto en la izquierda de lo que se pensaba y eso haya frenado en las últimas generales que tengamos a Abascal de vicepresidente del Gobierno. Son muchas batallas que se pueden ganar para que, al menos, tengamos ese dique de contención frente al mal que ahora está reflejado en parte en la extrema derecha, y la guerra nunca va a acabar. Es una incógnita si en nuestro país la extrema derecha llegará al poder o se la conseguirá frenar.

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