La escritora norteamericana Cheryl Strayed es la protagonista de “Salvaje”, un libro que llega a España avalado por la crítica y en el que relata la travesía de supervivencia física y mental que hizo en soledad por las montañas del Pacífico, donde aprendió que “siempre, pese a todo, hay que seguir adelante”.
“Salvaje”, que saldrá a la venta el próximo viernes en castellano y catalán publicado por Roca Editorial, se convirtió rápidamente en un éxito de crítica y ventas en Estados Unidos, pero su autora ha pasado a ser una gran conocida del público norteamericano tras ser seleccionada por la presentadora de televisión Oprah Winfrey en su Club del Libro 2.0.
Cuando tenía 26 años y pensaba que había tocado fondo, Strayed se embarcó en una gran aventura: durante cien días recorrió a pie un fragmento del Sendero del Macizo del Pacífico (SMP), una fascinante y peligrosa vía de más de cuatro mil kilómetros que surca la costa oeste de Estados Unidos desde la frontera mexicana hasta la canadiense.
Trece años después de realizar ese viaje, Strayed comenzó a escribir “Salvaje”, donde se relata la transformación que esa travesía supuso para ella cuando realmente se encontraba extraviada (uno de los significados de su apellido en inglés) y cómo la lucha por la supervivencia la hizo encontrar su propio camino.
“No escribí el libro pensando en transmitir un mensaje. Lo que realmente quería era contar la historia de mi viaje”, indica la autora en una entrevista con Efe.
La escritora tenía 22 años cuando le anunciaron que su madre padecía un cáncer que acabó fulminantemente con su vida. Estaban muy unidas y, tras su muerte y durante los cuatro siguientes años, Strayed cayó en una espiral de autodestrucción que la llevó a divorciarse de un hombre a quien todavía amaba, a distanciarse de sus hermanos e incluso a engancharse a la heroína.
Un día, por casualidad en la cola de un supermercado, vio una guía sobre el SMP y, sin pensarlo mucho, decidió acometer este viaje.
“No comprendí del todo lo mal preparada que estaba hasta que salí. Había sido una asidua practicante de las marchas de un día y había acampado frecuentemente. Había crecido en el salvaje norte de Minnesota. Pero hacer el SMP no tenía nada que ver con ir un día de marcha por el campo o crecer en los bosques”, recuerda Strayed.
“Tenía que transportar todo lo que necesitaba en mi espalda. Ir por zonas en las que estaba días sin ver a otro ser humano. Era mucho más difícil de lo que había planeado. Pero fue lo mejor de lo que me ha pasado en la vida. Soy una mujer que aprende cuando hay dificultades”, agrega.
Fueron cien días transportando una mochila gigantesca a la que bautizó como “Monstruo”, calzada con unas botas que le quedaban pequeñas y le destrozaron los pies, duras jornadas en las que Strayed tuvo que caminar por escarpados senderos con osos y serpientes de cascabel y padeció calores asfixiantes en zonas desérticas y fríos extremos en las cumbres nevadas.
“Mi corazón está en el libro. Yo quería contar toda la verdad sobre mi experiencia y mis sentimientos. Creo que debe ser la función del escritor: ser un ejemplo de veracidad e iluminar la verdad”, afirma.
“Al finalizar el recorrido sentí paz y una especie de éxtasis. Fue de verdad uno de los momentos que nunca podré olvidar: gozoso y emocionante”, recuerda la escritora, que asegura fue a partir de entonces cuando pudo empezar a reconciliarse con la idea de la muerte de su madre.
Pero lo mejor, confiesa, fue cuando tras publicarse “Salvaje” miles de personas se dirigieron a ella para decirle cómo habían visto sus sentimientos reflejados en su historia. Y es que “algunas veces, en las historias más personales es donde podemos encontrar los sentimientos más universales”.
Cheryl Strayed considera la soledad como una especie de lugar físico: “Odio sentirme sola pero adoro estar sola”, indica la escritora que asegura que si repitiera la experiencia del SMP lo volvería hacer sin compañía.
No obstante, destaca la relación que entabló con senderistas que, de un modo desinteresado, se prestaron a tenderle una mano: Frank, Grez, Albert, Matt, Doug, Jeff, Christine, Stacy, Vera y otros cuya compañía permitió que superara los obstáculos y aprendiera que la soledad es “una actitud ante la vida”.