Habían pasado 40 minutos desde que Pedro Sánchez ha comenzado su intervención inicial durante el debate del estado de la nación en la que ha hecho una disertación sobre las causas que han provocado una desbocada inflación cuando ha hecho el anuncio que ha despertado los aplausos de las bancadas del Gobierno: un impuesto sobre los beneficios de las compañías energéticas que recaudará 2.000 millones de euros y un tasa extra a los bancos que se están beneficiando de la subida de los tipos de interés con el que pretende ingresar para las arcas públicas unos 1.500 millones. La intención es gravar los beneficios extraordinarios que obtienen por la situación económica y afectarán a sus cuentas de resultados durante dos años con una recaudación total de 7.000 millones de euros.
“Los sobrebeneficios no caen del cielo, salen del bolsillo de los consumidores que pagan los recibos. Y este Gobierno no va a permitir que el sufrimiento de muchos sea el beneficio de unos pocos”, ha expresado entre aplausos. “Pedimos a las grandes empresas que cualquier beneficio suplementario derivado de esta situación revierta en los trabajadores”, ha añadido el presidente, que es partidario de un pacto de rentas para subir los salarios que se está resistiendo. No obstante, también ha reconocido que este invierno será necesario tomar medidas de ahorro energético ante la delicada situación que atraviesa Europa especialmente por la guerra en Ucrania.
“Iremos a por todas para defender a la mayoría social. Me voy a dejar la piel para defender a la clase media y trabajadora de nuestro país”, ha dicho el socialista antes de comenzar a enumerar las nuevas medidas que pretende aprobar el Gobierno y a las que aún no ha puesto fecha. El presidente ha recordado que las medidas que ya ha puesto en marcha a través de dos decretos ley –uno de ellos se convalidará este jueves– suponen una inyección de 30.000 millones de euros que supone un 2,3% del PIB. “El real decreto ley incluye un descuento del 50% de todos los abonos de viaje de los trenes de cercanías y Rodalíes de titularidad del Estado. Vamos a dar un paso más allá: el Gobierno bonificará el 100% de todos los abonos de varios viajes para los trenes del servicio público de Cercanías, Rodalíes y media distancia operados por Renfe”, ha sido uno de los primeros anuncios de Sánchez: “Los abonos para varios viajes serán gratuitos desde el 1 de septiembre al 31 de diciembre de este año”.
En materia de vivienda ha recordado que se ha limitado la subida de los precios del alquiler al 2% y ha asegurado que se desbloqueará la Operación Campamento en Madrid con la que se construirán 12.000 viviendas de las que “un 60% de las cuales serán públicas”. Sánchez ha hecho una alusión velada a la polémica por las becas para familias con ingresos que superan los 100.000 euros en la Comunidad de Madrid, antes de anunciar una beca complementaria de 100 euros mensuales para todos los estudiantes mayores de 16 años que ya disfrutan de una ayuda. La recibirán cerca de un millón de alumnos, de septiembre a diciembre, según el Gobierno. También ha hecho una alusión al refuerzo del Sistema Nacional de Salud con la pretensión de crear el Centro Estatal de Salud Pública para mejorar la gestión de emergencias sanitarias. “No olvidamos las lecciones de la pandemia”, ha asegurado. Igualmente, ha mencionado la autonomía alimentaria para la que aspira a impulsar el campo con una nueva PAC.
Todas esas medidas se aprobarán en un nuevo decreto ley y la creación de los dos nuevos impuestos se llevará a cabo a través de sendas proposiciones de ley que registrarán PSOE y Unidas Podemos para que se debatan en el Congreso en el próximo periodo de sesiones.
En un discurso que sigue la estela del viraje a la izquierda que Sánchez le ha tratado de imprimir al PSOE desde la debacle en Andalucía, Sánchez ha reiterado la mano tendida al PP para acordar medidas frente a la crisis y para renovar el CGPJ apenas 12 horas después de que las conversaciones saltaran de nuevo por los aires, pero ha afeado el “ruido” que embarra la política española y, en concreto, el Congreso, pese a recordar las importantes leyes que ha aprobado. “Tengo una mala noticia para quienes trabajan día a día por colocar palos en las ruedas, por negar evidencias y por celebrar el derrotismo. Pese a su intensa actividad que sepan que no nos van a parar. Les esperamos en el futuro”, ha advertido el presidente, que ha reiterado que la legislatura durará hasta finales de 2023, a pesar de la presión de la derecha para que las adelante.
Compara las medidas del PP con las de un “curandero”
“Este Gobierno no va a tolerar que haya empresas o individuos que se aprovechen de la crisis para amasar mayor riqueza a expensas de la mayoría, porque las dificultades de la mayoría no pueden ser las alegrías de una minoría”, ha expresado antes de anunciar los dos nuevos impuestos para eléctricas y grandes financieras.“ ”Este Gobierno no hará como hicieron los gobiernos del PP en anteriores crisis: ser débil con los fuertes y fuerte con los débiles. No elegimos gobernar en situaciones críticas como las que generó la pandemia y ahora la guerra. Pero tenemos clara la ruta y las prioridades: gobernamos para sacar adelante nuestro país guiándonos por el interés general, gobernaremos para la mayoría social de España“, ha rematado. ”El Gobierno está dispuesto a asumir su responsabilidad, pero no estamos dispuestos a aplicar soluciones falsas, engañosas y menos aún, soluciones injustas“, ha agregado.
Sánchez ha reivindicado la gestión de la coalición al recordar que “se ha enfrentado a pruebas muy duras”, como la pandemia, el volcán de La Palma, los fenómenos meteorológicos adversos causados por la emergencia climática o la guerra en Ucrania, pero ha lanzado la pregunta de qué ocurriría “si hubieran gobernado otros” en referencia al PP. “En 2012, la caída del 3% del PIB destruyó 519.000 puestos de trabajo, un 3% del total; en 2020 con una caída del PIB del 10,8%, el empleo sólo se redujo en un 1,6%.En la anterior crisis se tardó más de 10 años en recuperar los niveles de empleo previos y esta vez lo hemos conseguido en 15 meses”, ha presumido.
“Cada cual puede preguntarse qué sucedería si estuvieran al frente del país quienes, en otras crisis, como la financiera, nunca apostaron por los ERTES y sí por el despido libre. Si estuvieran en el Gobierno quienes, en lugar de fortalecer el Estado del bienestar, lo debilitaron abriendo las puertas a su privatización. Si estuvieran en el Ejecutivo quienes en medio de la crisis financiera fomentaron la desigualdad y cargaron todos los sacrificios sobre los más débiles y los más indefensos. Si hubieran estado al frente del Gobierno quienes, en medio de las penurias de las mayorías, consintieron extremos insólitos de corrupción y de inmoralidad entre los gestores de las carteras económicas y laborales. Quienes consintieron comportamientos ilícitos entre los máximos responsables políticos de las Fuerzas Armadas y de la Seguridad del Estado. Esto, señorías, no son historias del pasado. Lo estamos volviendo a ver en los medios de comunicación a lo largo de estos últimos días y horas. Son enseñanzas del pasado reciente que ilustran las disyuntivas del presente”, ha dicho en pleno escándalo por los audios del comisario Villarejo que constatan las operaciones contra los partidos de izquierdas y el independentismo.
El presidente ha querido hacer un discurso empático con la situación que viven los ciudadanos por la inflación, que ha recordado que es generalizada y se da en todos los países del entorno, y ha huido hasta cierto punto del discurso triunfalista. “Soy plenamente consciente de las dificultades cotidianas de la mayoría de la gente. Sé que el salario cada vez da para menos. Que cuesta llegar a fin de mes. Que la cesta de la compra es más cara. Sé que los españoles y las españolas están dejándose la piel para sacar adelante a sus familias, sus empleos y sus negocios”, ha dicho nada más empezar: “Me hago cargo”.
“Cuando uno tiene una dolencia no quiere hablar de lo sano que tiene el resto del cuerpo”, ha puesto a modo de ejemplo el presidente que ha comparado a la oposición con un “curandero” que trata de acusar al Gobierno del encarecimiento de la vida frente a los “médicos especialistas” que, a su juicio, son los organismos internacionales y económicos que señalan diversas causas. No obstante, al final de su intervención sí ha enumerado algunas de las cifras económicas, como la de creación de empleo, que alejan los malos augurios. “Los profetas del desastre solo buscan sacar tajada del miedo social. Atendamos a la razón y a los hechos”, ha expresado: “Les pido a los ciudadanos que no permitan que les roben la confianza. No duden de la capacidad de España para sobreponerse a esta prueba”.
A esas razones ha dedicado varios minutos al inicio de su intervención. Ha explicado que la economía se paró con la pandemia, cuando se produjeron los cierres por el confinamiento y que, después, se produjo un incremento de la demanda que llevó problemas de suministros. “Hubo sectores que no estaban preparados para satisfacer esa demanda repentina”, ha expresado Sánchez, que ha apuntado también a la guerra de Putin como otra de las causas de la subida de los precios incluso antes de que invadiera Ucrania cuando Rusia dejó en mínimos las reservas de gas de Europa.
Sin alusión a Marruecos y breve mención al gasto militar
Los problemas de la energía han protagonizado la alocución del presidente, que ha reconocido que serán necesarias medidas de ahorro energético ante la escasez que puede llegar si Putin decide cerrar el grifo del gas como “arma de guerra” contra Europa. Aunque ha asegurado que la situación de España es distinta a la de otros países por la diversificación de las fuentes energéticas, ha apostado por iniciativas “como incrementar el teletrabajo, fomentar el transporte público, bajar la temperatura de la calefacción o subir la del aire acondicionado”. “Nada que atente contra nuestro modo de vida pero sí acciones que nos permitan defender nuestros valores y nuestro modo de vida cuando se vea atacado”, ha dicho.
Sánchez se ha pronunciado así en su intervención inicial durante el debate estado de la nación, que ha comenzado dando la bienvenida a presidentes autonómicos presentes y agentes sociales, así como a los “senadores y senadoras” que forman parte de las Cortes Generales. El presidente ha eludido de esta forma saluda concretamente al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, que ha ocupado ese puesto en la bancada, pero sin capacidad de intervenir en la sesión parlamentaria al no ser diputado.
Podemos aplaude: “Hemos reorientado el rumbo”
Las medidas que ha anunciado el presidente han sentado bien en Unidas Podemos. “Hemos reorientado el rumbo”, ha dicho la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, que ha asegurado que es por lo que su partido “ha trabajado” en las últimas semanas. Los socios de la coalición llegaban al debate del estado de la nación tras momentos de gran tensión que llevaron incluso a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, a exigir la “convocatoria urgente” de la mesa de seguimiento del acuerdo que Sánchez ha ignorado por ahora.
El principal foco de conflicto es la intención de aumentar el gasto militar. “Aumentamos nuestra inversión en Defensa para crear industria y empleos en España al tiempo que nos aseguramos de que nunca, jamás, una autocracia se atreva a interferir con las libertades, la democracia y el bienestar material de los españoles y los europeos”, ha sido la breve alusión que ha hecho Sánchez a ese asunto. “España es un país pacifista”, ha dicho el presidente, que en un par de ocasiones ha insistido en que la apuesta para la solución de la guerra es diplomática, pero hasta que sea factible pretende seguir en línea de solidaridad con el pueblo ucraniano: “La paz no viene sola. Hay que alcanzarla y no permitir que nos la arrebaten”. En el turno de réplica a Unidas Podemos cuando ya habían pasado varias horas del debate, Sánchez ha reiterado la necesidad de abrir un debate sobre el incremento del gasto militar. “Es nuestro deber sobre todo desde la izquierda”, ha dicho sobre el envío de armas a Ucrania y el aumento del gasto en Defensa.
A lo que no se ha referido en ningún momento ha sido a la recomposición de las relaciones con Marruecos, que ha acarreado una crisis con Argelia que ha amenazado el comercio con ese país. Lo que sí ha anunciado es un plan estratégico para el desarrollo económico de Ceuta y Melilla.
El resto de socios también ven con buenos ojos, en términos genéricos, los anuncios de Sánchez, aunque en las declaraciones posteriores al discurso han hecho algunas críticas. El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, ha dicho que algunas de las medidas son suyas, pero ha acusado al Ejecutivo de ser “rácanos” y ha lamentado que sean “temporales”. “Las medidas van en la buena dirección y en consonancia con lo que le pedíamos al Gobierno”, ha señalado su homóloga de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, que también ha dicho que deberían ser “permanentes”. El diputado del PNV Aitor Esteban ha dicho que parece que ha habido un “brainstorming” entre los distintos ministerios para la elaboración del discurso y ha advertido de que hay algunos “vacíos” y de que algunas de las iniciativas pueden invadir competencias autonómicas.