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Opinión - Cuando los ciudadanos saben lo que quieres. Por Rosa María Artal

Sánchez confía en llegar a un acuerdo con los transportistas esta semana y los socios le exigen medidas ambiciosas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en una sesión plenaria.

Irene Castro / Aitor Riveiro / Iñigo Aduriz

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El Gobierno se esfuerza por transmitir una imagen de tranquilidad mientras las protestas en las calles se van extendiendo ante el incremento desorbitado de los precios que está obligando a algunas industrias a parar y que amenaza con desabastecimientos por la huelga de transportistas. Pedro Sánchez se ha mostrado convencido de que podrá haber un acuerdo con ese sector esta semana, cuando el Ejecutivo concrete las medidas que pondrá en marcha una vez que el Consejo Europeo establezca un marco común para los veintisiete. “Llegaremos a un acuerdo con todos los sectores afectados por este alza de los precios”, ha afirmado en el Congreso. El presidente ha insistido en que hay que actuar en el marco europeo y después en el nacional para lo que ha emplazado a todos los grupos a llegar a un acuerdo que haga frente a las consecuencias de la guerra mientras los socios del Ejecutivo le reclaman ambición en las medidas.

“Estamos trabajando a nivel europeo, no sé por que lo reprochan, para que demos una respuesta común a un problema común que es el precio de la energía”, ha explicado en la sesión de control antes de recordar que el Gobierno está hablando con los agentes sociales, con los partidos y las comunidades autónomas “para hacer un gran plan a las consecuencias económicas de la guerra”, cuyos detalles se desconocen. “Estamos trabajando, construyendo un acuerdo de país y esperamos que ustedes se sumen a este acuerdo”, le ha dicho al PP.

La portavoz conservadora, Cuca Gamarra, le había reprochado que esté “de gira internacional” mientras el mundo rural o los transportistas están en la calle. “Hasta el momento no ha hecho nada y no es una opción”, le ha dicho la diputada del PP, que ha dicho que el presidente “huye” y se “parapeta” en la UE después de que Sánchez iniciara una ronda con mandatarios internacionales para buscar aliados a la propuesta de desacoplar el gas del precio de la energía, que es la principal medida que defiende España para que bajen los precios. “A los muchos problemas que tenemos en nuestro país (...) se une uno más: usted mismo. Reaccione, tome medidas, España está en situación de colapso y usted parece que no se entera”, le ha reprochado Gamarra, que considera que las reuniones con los grupos que está manteniendo el Gobierno buscan “la foto” exclusivamente.

“Llevan dos años con el mismo argumentario que se puede resumir en que hay un gran problema, que es Pedro Sánchez, y la gran solución, Pablo Casado. Dos años después de estar con la matraca ustedes se deshacen de una gran única solución”, ha ironizado el presidente sobre la caída de Casado y se ha referido al cambio “por el 99% de los votos” que recibió Alberto Núñez Feijóo en la votación que organizó Génova para que el gallego pueda decir que le han votado los militantes. “Visto lo visto y escuchado lo escuchado solo puedo decir que esa gran solución es justamente igual que la anterior”, ha expresado.

Pero las críticas han sido igualmente duras desde la bancada de la izquierda. “¿No están hartos de decir que viene la ultraderecha, que viene alguien como Abascal que no ha trabajado en su vida y que semana tras semana vota en contra de los intereses de la clase trabajadora y se pasea por manifestaciones de la clase trabajadora?”, le ha preguntado Gabriel Rufián a las bancadas de la coalición. “Hablamos de temas que no le interesan a nadie”, ha dicho el portavoz de ERC, que ha señalado que la gente le interesa que la luz ha subido un 80%, el butano, un 33% y la gasolina, un 30% en el último año. “Señorías de izquierdas, yo también estoy harto. Tenemos que dejar de militar exclusivamente en la moral y empezar a militar en la utilidad”, ha zanjado Rufián, que ha defendido que “hay que topar precios”, “controlar públicamente a las eléctricas” y dejar de hablar de “impuestos a los pobres” para hablar de “impuestos a los ricos”. “El partido de los ricos así empezará a sufrir”, ha advertido.

Sánchez promete “distribuir” la crisis con “justicia social”

“Su discurso alimenta a la ultraderecha porque no reconoce lo que está haciendo este Gobierno”, le ha contestado Sánchez visiblemente molesto con el portavoz republicano antes de enumerar medidas que ha puesto en marcha el Ejecutivo, como la reducción del IVA de la luz o los peajes a los consumidores electrointensivos.

“Hemos hecho mucho y no se puede criticar a este Gobierno por dialogar para acordar el mejor de los planes. No se puede decir que si no dialogamos, imponemos; y si dialogamos, llegamos tarde”, se ha defendido en su respuesta al diputado de Más País Iñigo Errejón. “Dialogamos, acordamos y aplicamos las políticas el próximo 29 de marzo”, le ha respondido. Errejón había apremiado al Gobierno a “no dudar en las prioridades” en referencia al reparto de las “cargas”. “Los españoles miran todos los meses con preocupación cómo va a llegar la factura de la luz mientras las eléctricas se están forrando”, ha advertido el diputado.

Sánchez elude hablar del Sáhara

Sánchez ha defendido que el Gobierno ha dado a la crisis “una respuesta lo más equitativa posible” y ha asegurado que lo hará igualmente una vez que el Consejo Europeo tenga unas soluciones comunes, aunque el Ejecutivo sostiene que irá más allá si la UE se queda corta, que es el temor. “Estoy convencido de que como consecuencias de las resoluciones del Consejo Europeo y fruto del diálogo con su grupo y otros y las comunidades autónomas llegaremos a un buen acuerdo para amortiguar las consecuencias económicas de la guerra, proteger a los colectivos más vulnerables y distribuir desde un punto de vista de justicia social las consecuencias de la guerra entre la población y las empresas”, se ha comprometido el presidente.

En lo que no ha querido entrar es en el cambio de posición que ha imprimido a la posición histórica sobre el Sáhara después de haber apoyado en una carta remitida al rey Mohamed VI la propuesta de autonomía de Marruecos al asegurar que es la base “más seria, realista y creíble” para solucionar el conflicto. El viraje unilateral ha sido objeto de reproche tanto del PP, que le recriminado que cambie “de un plumazo la política exterior” respecto al Sáhara y lo haga con “un Gobierno roto y en minoría que se entera por Marruecos de lo que pasa”. “Señorías del PSOE, la calima del Sáhara aún dura. Cuando la vean acuérdense de la traición al pueblo saharaui”, le ha dicho Rufián a la bancada socialista. “Tendremos ocasión, el próximo 30 de este mes, de hablar largo y tendido”, se ha despachado Sánchez sobre su comparecencia la próxima semana a la que se ha visto forzado.

Albares: “España lo que tenía era una no postura”

El Gobierno evita dar los detalles sobre el cambio de posición que ha soliviantado a todo el Congreso, incluso a Unidas Podemos, que desconocía ese giro y que no comparte porque no responde “ni al espíritu de la coalición progresista ni al acuerdo de Gobierno”, según ha recordado la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, en los pasillos. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, dijo que tiene una conversación “pendiente” con Sánchez.

A la espera de que comparezca esta tarde en el Parlamento -que es el momento al que se ha remitido Moncloa para no dar explicaciones-, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha defendido que España debe abandonar la tradicional neutralidad en este asunto. “España lo que tenía antes era una no postura”, ha dicho el jefe de la diplomacia ante las críticas que le han hecho PP y Bildu en la sesión de control: “España tiene que dejar de ser un espectador y hablar internamente de la cuestión del Sáhara y jugar internacionalmente junto con el enviado especial de la ONU para resolver una cuestión que dura 46 años”. 

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