Pedro Sánchez ha trasladado la necesidad de cooperar con “unidad” frente a la crisis sanitaria y económica que deja la COVID-19. “El desafío es tremendo, es apabullante”, ha dicho el presidente del Gobierno ante la plana mayor del Ibex 35, al que ha reclamado que arrime el hombro en la recuperación al igual que al conjunto de agentes sociales: “Nos tiene que convocar a todos”. Sánchez ha dado por hecho que la coalición durará en el tiempo -ha hablado de cuarenta meses-, pero ha reclamado la cooperación de todos para que, además de “estable”, sea “fructífera”. Además, ha dejado claro que tanto PSOE como Unidas Podemos optan por la unidad -pese a las reticencias que han mostrado los de Pablo Iglesias ante la inminente negociación de los presupuestos con Ciudadanos- y no por partir en dos a la sociedad, pero también quiere involucrar al conjunto de la sociedad civil. “No es solo labor del Gobierno -ha dicho sobre la labor de recuperación-. Es una tarea que interpela al conjunto de la sociedad”.
En un discurso pronunciado ante representantes empresariales y de la sociedad civil, Sánchez ha enfatizado que la salida de la crisis no se va a producir con España dividida y ha mencionado a distintos gremios, desde los científicos hasta los transportistas pasando por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado o los sanitarios y otras profesiones que estuvieron en la primera línea de lucha contra la pandemia. “Para recuperarnos necesitamos trabajar unidos -ha enfatizado-. Es una labor de todos no solo de esta o aquella mitad”, ha dicho. Y eso le ha servido como guante para hacer esa reclamación al conjunto de fuerzas políticas, aunque más allá de los miembros del Gobierno solo había representación del PSOE, con la presencia del portavoz en el Senado, Ander Gil, y del responsable de Cohesión Territorial, Santos Cerdán.
“Necesitamos un nuevo clima político, marcado por la estabilidad y la unidad”, ha remarcado el presidente, que ha reconocido que eso no supone una apelación a la “unanimidad”, es decir, que no plantea “renunciar a convicciones” al resto de formaciones políticas pero sí “acompasarlas al momento excepcional e inédito que nos ha tocado vivir”. “Nadie tiene derecho a no arrimar el hombro porque tenga una ideología contraria al Gobierno de turno, una identidad distinta o unos intereses opuestos”, ha avisado.
Ese mensaje se produce 48 horas antes de que comience la ronda de contactos con los líderes políticos en la que Sánchez pretende abordar cuestiones clave como los Presupuestos Generales del Estado de 2021, que son vitales para la supervivencia del Gobierno, pero también para la puesta en marcha de las medidas que considera fundamentales para la reconstrucción del país. Así, ha afirmado que “cuanto mayor sea la base parlamentaria” para alcanzar acuerdos, “más rápida será la recuperación” y ha reclamado a los partidos que abandonen “los viejos clichés”. “Nadie puede beneficiarse del daño colectivo de esta emergencia sanitaria, económica y social”, ha agregado el presidente. Desde el Gobierno reprochan a la oposición, especialmente al PP, que trate de sacar rédito de la situación que ha generado la pandemia.
“El bien superior es la recuperación del país”
“La gravedad de la situación no exige que nadie abandone sus convicciones. No lo pedimos desde el Gobierno, ni siquiera sus preferencias. Tampoco lo pedimos. Cada cual puede seguir adherido a su particular escala de valores. Puede situar en una u otra posición el valor del progreso o de la conservación de los valores tradicionales. En una sociedad, puede inclinarse por un mayor grado de uniformidad territorial o por un mayor grado de diferenciación territorial. Nadie debe renunciar -ha expresado-. El gobierno de coalición no pide renunciar a ninguna de esas convicciones o preferencias políticas que tenga cada cual. Solo lo que pedimos es acompasarlas al momento excepcional e inédito que nos ha tocado vivir. Debe compaginar esas convicciones, esas preferencias, esas, esa ideología con un bien superior. Y ese bien superior es la recuperación del país”.
Aunque Sánchez ha asegurado que la coalición garantiza “una legislatura dilatada” que “será estable” porque se trata del mandato que le dieron los ciudadanos que “sea fecunda depende de todos y de todas”. “Entre los planes del Gobierno no entraba esta calamidad. En estas circunstancias que nos obligan a elegir, el Gobierno lo tiene claro: elegimos unidad, no confrontación. Elegimos unidad, unidad y unidad. España tiene que entenderse con España al igual que Europa se entendió con Europa en el mes de julio”, ha dicho Sánchez en referencia a los 140.000 millones que Bruselas distribuirá entre los países, de los que 72.000 son transferencias directas. Ha aprovechado para cifrar en el 2% del PIB el crecimiento que supondrá el plan que el Gobierno enviará a las instituciones comunitarias. Ese Plan Nacional de Recuperación, Transformación y Resiliencia fijará las prioridades para la recuperación y marcará los principales puntos para la recuperación.
Pero no solo se ha referido a las recetas económicas, sino que también ha apelado al resto de fuerzas políticas para que trabajen por unas “instituciones sólidas, legitimadas y actualizadas”. El llamamiento va dirigido a Pablo Casado, que tiene los escaños necesarios para la renovación de organismos constitucionales, como el Consejo General del Poder Judicial, que lleva en funciones dos años, o el Defensor del Pueblo, que son algunas de las que ha citado. Los contactos con el PP han avanzado en esa dirección, pero los conservadores públicamente enfrían cualquier posibilidad de pacto.
El presidente ha querido lanzar esas apelaciones a la unidad en una conferencia que ha pronunciado en la Casa de América en Madrid organizada por Moncloa bajo el título “España puede” a la que han asistido un centenar de personas. Además del grueso del Ejecutivo, entre ellos los vicepresidentes Carmen Calvo, Pablo Iglesias, Nadia Calviño y Teresa Ribera y ministros de las dos facciones, entre los invitados estaban los representantes de patronal, Antonio Garamendi, y sindicatos mayoritarios, Unai Sordo y Pepe Álvarez, así como la plana mayor del empresariado español: la consejera delegada de Banco Santander, Ana Patricia Botín; el de BBVA, Carlos, Torres o el de Bankia, Antonio Goirigolzarri; el consejero delegado de Endesa, José Bogas; el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete; el de Repsol, Antonio Brufau, o el de Inditex, Pablo Isla. Además de la presencia del Ibex 35, también han asistido representantes de la sociedad civil, como representantes culturales, entre ellos el pianista James Rodhes, la actriz Concha Velasco o el escritor Lorenzo Silva, o del panorama mediático, entre ellos el director de ElDiario.es, Ignacio Escolar.
Sánchez también ha aprovechado para destacar las virtudes de España como país “admirable” para insuflar ánimos ante el batacazo económico que pronostican todos los organismos oficiales y el repunte de contagios del coronavirus. “Si España quiere, España puede; pero podemos querer muchos, cuantos más, mejor”, ha sentenciado Sánchez, que ha desgranado en su intervención los desafíos que, a su juicio, debe afrontar el país en las próximas fechas, entre ellas la transformación digital, la transición ecológica, el reto climático o impulsar la agenda feminista. Además, ha hecho hincapié en la necesidad de contar con cohesión territorial y social. “La desigualdad extrema y pobreza lo que hacen es reducir ese enriquecimiento. Sin cohesión social no hay progreso duradero ni sentimiento de comunidad. Sin comunidad no hay respuesta a ninguna crisis. Cuando se impone la consigna del sálvese quien pueda, la experiencia es que casi nadie se salva. Necesitamos cohesión social para sumar todas las energías a la empresa de la recuperación”, ha reiterado.
“Ningún traspiés va a impedirnos levantarnos; tras cada revés avanzaremos de nuevo, ningún retroceso parcial que tengamos que ver o ser testigo de ello, nos va a privar de esa ansiada victoria final. En esa tarea todos podremos equivocarnos, sin duda alguna, pero lo que no podemos permitirnos es rendirnos”, ha expresado el presidente en un arranque de curso político que se antoja complicado no solo por la segunda oleada de la pandemia sino por la crisis económica y las tensiones para sacar adelante el principal proyecto del Gobierno: las cuentas para el próximo año que le garantizan la legislatura.