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Sánchez descarta la ruptura de la coalición pero ordena no ceder ante Podemos en la reforma del 'solo sí es sí'

Pedro Sánchez durante su visita oficial a Austria de este jueves

José Enrique Monrosi / Alberto Ortiz

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Para la pregunta más recurrente desde que comenzó la legislatura sigue estando vigente la misma respuesta de siempre: la coalición de Gobierno tampoco se romperá esta vez. A pesar de que los socios del Ejecutivo reconocen abiertamente que el choque a cuenta de la reforma del ‘solo sí es sí’ está provocando el momento más delicado en los más de tres años de convivencia dentro del Consejo de Ministros, los planes de la Moncloa no pasan por la ruptura. Al menos, no de momento. 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, descarta adoptar decisiones drásticas que a estas alturas de mandato puedan precipitar un final abrupto de la legislatura y trasladar la sensación de fracaso hacia una fórmula de gobierno, la de la coalición, que a pesar de los inconvenientes siguen pensando que ha sido exitosa por el balance legislativo acumulado. Más, en un año plagado de citas electorales ante el cual los socialistas asumen que necesitarán reeditar los mismos pactos para poder gobernar. 

El entorno del presidente no oculta su profundo malestar con la actitud mostrada por la dirección de Podemos y por el Ministerio de Igualdad tanto en público como en privado. Una ministra del PSOE achacaba esta semana el tono de sus socias de Gobierno a “intereses electoralistas” alejados del fondo de la discusión en torno a la reforma de la Ley Integral de Libertad Sexual, cuya aplicación por los jueces ha llevado aparejada la revisión a la baja de medio millar de condenas a agresores sexuales incluyendo varias decenas de excarcelaciones prematuras. 

Están convencidos en la Moncloa de que ante esa realidad de las rebajas de condena el sentimiento en la calle es casi unánime en favor de una actuación inmediata del Ejecutivo que ponga freno a las revisiones. Justo lo que el PSOE se dispone a hacer mediante la proposición de ley diseñada por el Ministerio de Justicia que plantea subidas de penas en caso de violencia e intimidación, dos preceptos que rechazan de plano en Podemos y en Igualdad por suponer, a su juicio, vaciar la ley en su conjunto del principio del consentimiento, justo la base del proyecto legal del departamento de Irene Montero. 

Las críticas de Podemos a la reforma planteada por Pilar Llop incluyen acusaciones que le atribuyen al PSOE la defensa de las mismas posturas que PP y Vox y la vuelta “al Código Penal de ‘la Manada’”, así como el “temblor de piernas” de Sánchez ante la derecha. Desde el ala socialista del Gobierno no esconden el profundo malestar del presidente por un tono que consideran que solo sirve para generar ruido ante el regocijo del PP y Vox. “Esta batalla no es buena para la izquierda. Pelearnos por esto solo beneficia a la derecha”, plantean desde el socio mayoritario del Ejecutivo convencidos, no obstante, de que la actitud de Unidas Podemos es mera estrategia electoral. 

En el PSOE piensan, de hecho, que en Igualdad y en Podemos no existe la voluntad real de llevar a cabo la reforma, por más que los socialistas estén convencidos de que en este momento es al partido de Belarra a quien más daño hace la sangría de revisiones de penas a la baja para condenados por abusos sexuales y violaciones. “A lo mejor es que se está en la búsqueda del relato y no en las soluciones. Nosotros estamos en las soluciones”, razona otra ministra cercana a Sánchez que reclama a Igualdad que haga pública su propuesta para frenar la bajada de condenas. 

Preguntada en los pasillos del Congreso por esa propuesta, la ministra Irene Montero respondió este jueves que la propuesta que va a hacer pública es “la del acuerdo”. “Quiero un acuerdo antes de que se debata en el Pleno. No podemos permitir que PP y Vox sumen sus votos”, dijo Montero en declaraciones a la prensa sobre la reforma. 

Preguntado expresamente por su respaldo a la ministra y por la situación de la coalición tras el choque, el presidente del Gobierno reivindicó este viernes desde Eslovenia lo logrado hasta ahora. “Lo importante es reivindicar lo hecho y lo que nos queda por hacer, que es mucho”, dijo. Sobre la reforma en cuestión, Sánchez insistió en que mantener el consentimiento en el centro de la norma es “perfectamente compatible con resolver la alarma social generada”. “En eso está el Gobierno y en particular el grupo parlamentario socialista”, señaló antes de contestar sobre su respaldo a la ministra de Igualdad. “Estoy orgulloso del trabajo que hacen todos y cada uno de los ministros y ministras del Gobierno de España. Nos queda mucho por hacer”, aseguró.

“Con o sin Podemos”

El mensaje que pretenden dejar claro desde la Moncloa es que la tramitación de su proposición de ley no tiene vuelta atrás y que la reforma saldrá adelante “con Podemos o sin Podemos”. Prefieren en el PSOE que esa reforma cuente con el apoyo de todos los grupos que en su día respaldaron la ley en el Congreso, aunque insisten en que, por encima de todo, la ciudadanía demanda una respuesta política ante un problema muy concreto. A estas alturas del debate, los socialistas le quitan hierro a la posibilidad de que la propuesta acabe saliendo gracias a los votos del PP porque para ellos lo urgente es actuar con determinación tras la alarma generada en amplios sectores de la población.

Tras el fracaso de las conversaciones entre el Ministerio de Justicia y el de Igualdad, la orden de Pedro Sánchez es acelerar en lo posible una tramitación parlamentaria que, sin embargo, fue frenada esta semana en la Junta de Portavoces por socios del Ejecutivo como ERC o EH Bildu. Si se cumplen los plazos previstos, en el PSOE contemplan que a finales de marzo pueda estar aprobada su proposición de ley, una fecha que en ningún caso la Moncloa está dispuesta a estirar en pro de un acuerdo. 

Mientras, y en mitad de la tormenta por el ‘solo sí es sí’, las miradas se dirigen hacia la próxima crisis de Gobierno. La salida de las ministras de Industria y de Sanidad, Reyes Maroto y Carolina Darias, para ser candidatas a las alcaldías de Madrid y Las Palmas respectivamente, implican una remodelación del Consejo de Ministros sobre la que se han generado todo tipo de especulaciones a raíz de la polémica entre los socios. Desde el entorno del presidente, sin embargo, insisten en que sus planes no está otra cosa que no sea el relevo de Maroto y Darias, descartando cambios profundos o salidas como la de Pilar Llop, a quien el propio Sánchez ha transmitido personalmente un mensaje de confianza en las últimas semanas. La previsión es que esa remodelación tenga lugar en el mes de marzo.

En todas esas decisiones planea siempre el principio de que quien rompe una coalición es quien paga el desgaste ante los electores. En la Moncloa lo admiten subrayando un matiz: que en las urnas, dicen, también se paga el ruido.

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