Sánchez afirma que la “unidad salva vidas y trabajos” y Casado le responde: “No le vamos a apoyar para arruinar España”
La sesión de control al Gobierno de este miércoles en el Congreso de los Diputados ha vuelto a dejar en evidencia las diferencias insalvables entre el Ejecutivo y el principal partido de la oposición, el Partido Popular. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Pablo Casado, han vuelto a protagonizar un enfrentamiento sobre la gestión de la crisis del coronavirus, con duros reproches por parte del dirigente conservador contra el Ejecutivo progresista, que ha vuelto a tender la mano al resto de fuerzas políticas.
“Si algo se ha demostrado con esta crisis es que el camino es que la unidad salva vidas y puede salvar empresas y puestos de trabajo”, ha recalcado Sánchez, que ha pedido directamente al PP que se sume a esa “unidad”. La respuesta le llegaba unos segundos después por parte de Casado, que volvía a marcar distancias con el Gobierno, con el que ha roto todos los puentes de negociación.
“Hasta aquí hemos llegado. Le hemos apoyado dos meses para salvar vidas pero no le vamos a apoyar para arruinar España por tercera vez”, ha señalado el líder de los populares, que ya anunció este martes que su grupo votará 'no' a una nueva prórroga del estado de alarma.
A renglón seguido, Sánchez volvía a apelar a la unidad sin querer entrar en el enfrentamiento con el líder del PP. “El enemigo no es el PP, es el COVID y lo tenemos que rebatir juntos”, ha remarcado el presidente del Gobierno. “El camino es el de la unidad. El Congreso tiene una tarea importante y le pido que abandone la confrontación y que sume y arrime el hombro”, ha zanjado.
“El estado de alarma es una necesidad”
Sánchez también ha respondido al portavoz del PNV, Aitor Esteban, que ha criticado la utilización del estado de alarma al considerar que “no puede haber una vez controlada la pandemia restricción en el ámbito de derechos o cambios en los derechos competencias institucionales”.
El jefe del Ejecutivo, sin embargo, ha insistido en que “el estado de alarma es una necesidad” y “no un proyecto político”. “No hemos recentralizado ninguna competencia (...) y la gestión sanitaria sigue en manos de los gobiernos autonómicos. Queremos transitar a esa nueva normalidad con un estado de alarma distinto porque la situación es distinta a hace ocho semanas y abrir el debate en esta Cámara para la coordinación por si se dan rebrotes”, ha recalcado Sánchez.
Tras las dificultades del Gobierno para lograr los apoyos en la última prórroga del estado de alarma, que pactó en el último momento con Ciudadanos y PNV, esta vez la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, ha comenzado ya los contactos con los grupos políticos a los que ha trasladado la opción de que esta vez se prolongue hasta el final del proceso de desescalada, es decir, por un periodo de un mes y no de quince días como hasta ahora. La propia Calvo ha aprovechado su respuesta a Gabriel Rufián para emplazar a los diputados a secundar el mantenimiento de la excepcionalidad: “El estado de alarma es la garantía democrática mayor; cuando se limita algún derecho fundamental lo hace el Congreso, lo hacen ustedes”.
La sesión de control también ha vislumbrado la preocupación que tienen los aliados parlamentarios del Gobierno ante la negociación que ha comenzado Sánchez con Ciudadanos. En esta ocasión ha sido EH Bildu el que se lo ha planteado al presidente: “Apuesta por la derecha neoliberal recentralizadora y sus políticas frente a la mayoría progresista de la investidura?”. Sánchez ha intentado desligar la última votación del estado de alarma de la acción del Gobierno para la que ha tendido la mano a los socios de la investidura.
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