El viaje de Pedro Sánchez a África de esta semana se ha producido en un contexto muy concreto: en mitad de un aumento relevante de la presión migratoria en las costas de Ceuta y Canarias y en plena ofensiva de la derecha, la extrema y la otra, en su discurso antiinmigración. Con la previsión de que en los próximos meses el flujo de llegadas en la frontera sur se acreciente, el presidente del Gobierno programó su periplo por Mauritania, Gambia y Senegal con el objetivo de lanzar un mensaje de cooperación con algunos de los principales países de origen y para confrontar la postura de la oposición, que acusa directamente al Ejecutivo de contribuir a la “emergencia migratoria” con políticas que suponen un “efecto llamada”.
Durante su gira por África, Pedro Sánchez ha alcanzado acuerdos bilaterales con las autoridades de los tres países para impulsar programas de migración circular con España. Lo anunció el propio presidente en cuanto pisó suelo africano, el martes en la capital de Mauritania.
“Para nosotros, el fenómeno migratorio es una cuestión de principios morales, de solidaridad y de dignidad. Pero también de racionalidad. La contribución de los trabajadores migrantes a nuestra economía es fundamental para la Seguridad Social, las pensiones... Para España la migración es riqueza, desarrollo y prosperidad” afirmó el presidente español.
Su anuncio, basado en la búsqueda de flujos migratorios legales que el presidente español quiere potenciar como fórmula para reducir las llegadas irregulares a las costas españolas, y que ya se lleva a cabo con otros países como Marruecos o Ecuador, fue criticado inmediatamente por el Partido Popular. “Es irresponsable alentar un efecto llamada en la peor crisis de migración irregular. En vez de ir a África a combatir las mafias, Sánchez promociona España como destino. Al revés que el resto de la UE. Quien venga, contrato en origen y carta de cumplimiento de nuestras leyes”, dijo en sus redes sociales el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo.
En realidad, lo que exigió Feijóo fue justo lo que propuso Pedro Sánchez durante su viaje a África y exactamente el mismo programa, el de la migración circular, que está implantado en nuestro país desde hace décadas y aplicado también por gobiernos del PP con sectores como el de los temporeros y temporeras marroquíes de la fresa. Pero eso no impidió que los populares continuaran adelante con su ofensiva.
“Mientras Alemania e Italia hablan de deportaciones masivas y acuden a los países de origen para frenar las salidas de esos inmigrantes irregulares, Sánchez habla de regularizaciones masivas y acude a los países de origen a alentar las salidas, que es, desde luego, lo contrario de lo que habría que hacer en estos momentos”, dijo en una entrevista en EsRadio el portavoz parlamentario del PP, Miguel Tellado.
De nuevo el debate político sobre la gestión migratoria se convirtió en el enésimo choque frontal entre el Gobierno y el PP, que en las últimas semanas ha acercado su postura a los postulados defendidos por la extrema derecha y que ha llegado incluso a secundar expresamente las declaraciones xenófobas del alcalde de Badalona, Xavier García-Albiol. Y no tardaron en llegar las críticas del Ejecutivo a la reacción airada de la oposición.
El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, criticó directamente la “falta de humanidad” del PP en materia de migración. Y acusó a Feijóo de seguir los pasos del “discurso xenófobo y alarmista” de Vox. “Feijóo abraza las tesis más xenófobas de la extrema derecha, el PP está corriendo detrás de Vox en lo que es un discurso xenófobo, alarmista y sobre todo que intenta dividir a la sociedad española”, denunció el ministro.
En la misma línea, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, señaló el seguidismo del principal partido de la oposición con la ultraderecha en materia de derechos de las personas migrantes. “El único efecto llamada es el de Vox sobre el PP. Vox siembra odio y el PP lo alimenta. Hay que dejar a un lado a la ultraderecha”, dijo Bolaños, que también reclamó a Feijóo “responsabilidad y humanidad”. “Esto pedimos al PP. Ser más responsable y humano con un problema como este y que no se deje llevar”, concluyó.
Y en mitad de ese choque se produjo el cambio en el discurso del presidente del Gobierno. Tras dejar atrás sus visitas a Mauritania y Gambia, aterrizó en Dakar, la capital de Senegal, para endurecer su mensaje respecto a la situación de los migrantes que llegan a España en situación irregular. “Es imprescindible el retorno porque traslada un mensaje desincentivador, nítido, claro y contundente a las mafias y a quienes se ponen en sus manos, pero esencialmente porque la legislación europea y española obligan a ello”, dijo Sánchez en un acto en el Instituto Cervantes de Dakar en el que se lanzó la iniciativa 'Alianza África Avanza' para fomentar las inversiones en Senegal.
Fue en esa intervención donde se refirió por vez primera públicamente durante la gira a la necesidad del retorno de las personas que llegan a España de forma ilegal. Pedro Sánchez aseguró que la seguridad es una prioridad máxima y por ello va a seguir apoyando a Senegal en este ámbito de forma general y en particular en el relativo a la migración. También lamentó que las redes criminales que trafican con seres humanos “no dejan de crecer y jugar con las vidas de miles de personas” y llegó a asociarlo con otros delitos como “tráficos ilícitos y terrorismo”. “Para combatir esa amenaza”, dijo Sánchez, “es imprescindible el retorno de quienes llegan a España irregularmente”.
Senegal, uno de los principales países de origen
Sánchez endureció su discurso tras su llegada a Senegal, país que, aunque sí acepta repatriaciones de sus ciudadanos, no las garantiza con la frecuencia pretendida por el Gobierno español. De hecho, Senegal mantuvo interrumpidos los vuelos de repatriación entre 2018 y 2023, con algunos retornos más puntuales entre medias. El presidente ha aprovechado su visita al país, la primera tras la toma de posesión de su nuevo homólogo, Basiirou Diomaye Faye, para recalcar el interés del Ejecutivo español en la agilización de las expulsiones.
Fuentes policiales admiten que la materialización de las expulsiones es complicada debido a los obstáculos surgidos con los países de origen. Algunos de ellos tienen que ver con las trabas burocráticas, dificultades para verificar la nacionalidad e identidad, o problemas ligados al daño que puede tener sobre su opinión pública la aceptación de grandes números de emigrantes de manera forzosa -con la consiguiente disminución de remesas de dinero que llegan al país-.
“La ejecución de las devoluciones en muchas ocasiones depende de esos países y con algunos, como Mauritania, funciona bien y con otros, razonablemente, como con Senegal”, sostienen dichas fuentes. Gambia es, de los tres países visitados, el que más complicaciones presenta para aceptar la repatriación de sus nacionales.
Según los últimos datos de Eurostat, España fue el quinto país de la UE que más expulsiones de migrantes extracomunitarios llevó a cabo durante el primer trimestre de 2024 tras retornar a 2.500 personas. En el conjunto de la Unión Europea, os Estados miembro devolvieron a 30.570 migrantes extracomunitarios, un 11,4% más que en el mismo periodo del año anterior. En todo caso, el bajo índice de expulsiones en relación a las entradas irregulares recibidas es una situación compartida en buena parte de los países europeos, debido a las dificultades surgidas con los países de origen.
El plan del Gobierno planteado al inicio del viaje era focalizar la agenda en la necesidad de impulsar las vías de migración regular y la cooperación, esquivando los asuntos más ligados a la seguridad. De hecho, ningún miembro del Ministerio del Interior, encargado del control fronterizo y de la repatriaciones, ha formado parte de la comitiva del viaje. Solo fue en su tercera intervención del recorrido, durante su primera comparecencia en suelo senegalés, cuando Sánchez dio el paso de introducir en su discurso elementos del ámbito de la seguridad y la delincuencia, poniendo el foco en los retornos. Sus palabras sirvieron para que el PP saliese en tromba a exigir disculpas a los dirigentes del PSOE que acusaron al PP de no tener humanidad y de criminalizar a la inmigración.
El resto de intervenciones de Sánchez estuvieron marcadas por un tono más amable, centrado en la necesidad de la migración regular y la búsqueda de vías para fomentarla. En este sentido, la única medida concreta anunciada para promoverla apunta a la firma de acuerdos de migración circular con cada uno de los países visitados. Se trata de una fórmula, de alcance limitado por el momento, por la que España permite la contratación en su país de origen a un número determinado de ciudadanos para trabajar durante unos meses en sectores como la agricultura o la construcción, con la condición de que regresen a sus hogares una vez finalicen su actividad laboral.