Sánchez entra en el cuerpo a cuerpo con Ayuso
No son unas elecciones generales pero Pedro Sánchez se ha remangado como si fuera un candidato más. El presidente del Gobierno lleva ya varios fines de semana dedicados a mítines del PSOE en los que el temor real a un Gobierno del PP con la ultraderecha es uno de los principales mensajes. Es una campaña atípica, además, en la que los datos de la pandemia se utilizan para la refriega electoral. Ángel Gabilondo llegó a plantear como compromiso programático la ampliación a las 22.00 horas del toque de queda si los contagios superan el umbral de los 300 casos por 100.000 habitantes. Y Sánchez, en contra de lo que pretendió que fuera la gestión de la COVID-19 –en la que pidió unidad y no caer en reproches–, ha entrado en el marco de Isabel Díaz Ayuso, que le ha situado a él directamente como su principal rival en los comicios. Ayuso no habla ya de Pablo Iglesias, ni de ninguno de sus otros adversarios. Solo de Sánchez, a quien ha llegado a referirse este lunes como “candidato Sánchez”.
Apuntar a Moncloa fue la estrategia inicial desde la Puerta del Sol, cuando la presidenta madrileña convocó las elecciones anticipadas y acuñó el lema “socialismo o libertad”. La campaña se ha convertido en un duelo entre la gestión de Ayuso y la del Gobierno central. El PSOE no ha dudado en reprochar a la Comunidad de Madrid los malos datos que ha arrastrado durante la pandemia. El propio Sánchez recordó que ha encadenado “los peores datos” durante este año. Pero dio un paso más allá la semana pasada al cuestionar los datos de contagios que el Gobierno regional hace públicos. Lo hizo en una conversación informal con periodistas en el avión durante la gira por África de la que dio cuenta la Agencia Efe, aunque públicamente evitó pronunciarse en esos términos. “Las cifras son más expresivas que las palabras”, se limitó a decir en la rueda de prensa en la que recordó que el nivel de riesgo en la Comunidad de Madrid es “muy alto”. “Es la pura verdad”, justifica un dirigente socialista sobre las palabras del presidente a bordo del avión. Sin embargo, en su comparecencia semanal, el director del Centro de Alertas y Emergencias, Fernando Simón, ha afirmado este lunes que la contabilización de los contagios en la Comunidad de Madrid es ajustada a la del resto de autonomías.
“Narcisismo” o “desmadre” son algunas de las acusaciones que ha lanzado el líder del PSOE. La estrategia choca con la que ha tratado de mantener Sánchez durante la gestión de la pandemia en la que reiteraba que no era el momento de entrar en reproches, a pesar de los constantes ataques que llegaban desde la Comunidad de Madrid. En Moncloa han decidido pasar al contraataque tras meses de descalificaciones por parte de la líder regional que además se ha opuesto a cada medida que el Ministerio de Sanidad pactada con el resto de comunidades autónomas, incluidas las del Partido Popular. La decisión es que sea el propio Sánchez el que dé la respuesta a la presidenta regional al considerar que es necesario “plantar cara” a una convocatoria electoral en términos de “comunismo o libertad” tras meses de silencio ante la “confrontación” desde la Puerta del Sol. En Ferraz son ajenos a la estrategia de campaña diseñada por el jefe de Gabinete del presidente, Iván Redondo, y su adjunto, Paco Salazar, que es también responsable de Acción Electoral del PSOE en lo que se refiere a los mensajes de Gabilondo, que se ha lanzado a por el voto de Ciudadanos llegando incluso a renegar del exvicepresidente Pablo Iglesias.
En Catalunya esa estrategia diseñada por los mismos estrategas salió bien: con Illa como candidato el PSC se convirtió en primera fuerza y captó mucho voto de Ciudadanos. Está por ver si el plan puede funcionar en Madrid, donde el electorado de Ciudadanos se sitúa más a la derecha que en Catalunya.
La estrategia encarna riesgos, además, porque el protagonismo de Sánchez frente a Gabilondo puede achacarle en primera persona una derrota frente a Ayuso. Fuentes socialistas admiten que involucrándose en la campaña “le hace el juego a Ayuso” y recuerdan que ya ocurrió en el encuentro en la sede del Gobierno regional en septiembre –un acto que chirrió en el PSOE por la entidad que se le dio al evento–, aunque también reconocen que el nivel de la competición en Madrid salta siempre inevitablemente al tablero nacional. Lo que no creen es que el resultado sea extrapolable al resto de España, como pretendió anticipar Pablo Casado al asegurar que lo que ocurra el 4 de mayo será “clave” para que él sea presidente. En las filas socialistas ven complicado arrebatar el poder al PP en la región aunque consideran, no obstante, que hay partido por delante y que la riña entre los bloques de derecha e izquierda va a estar muy disputada y que incluso la balanza la pueden inclinar un puñado de miles de votos.
También Ayuso es consciente de que una victoria muy holgada del PP –todas las encuestas sitúan a los conservadores en primera posición como aglutinador del voto de derecha ante la caída de Ciudadanos pero también por el efecto de la presidenta en los electores de Vox– no tiene por qué garantizarle la continuidad en la Puerta del Sol. De hecho, Ayuso se ha decantado por dejar un cierto espacio a la formación de extrema derecha ante el descenso que han reflejado los sondeos. El PP ha vuelto así a su estrategia inicial y ha dejado a Vox la pelea con Pablo Iglesias. Ahora, la candidata del PP plantea los comicios como una suerte de plebiscito entre ella y el presidente del Gobierno por la gestión de la pandemia. Nada aglutina más a la derecha madrileña que la idea de echar a Sánchez. Ese mensaje concentra a los votantes del PP, a los de Vox, pero también a la mayoría de quienes eligieron a Ciudadanos hace dos años. Solo el 12% de estos últimos están dispuestos a repetir papeleta, según las encuestas.
“Se lo digo mirándole a los ojos: el 4 de mayo nos vemos en las urnas”, le dijo Ayuso a Sánchez hace una semana en un desayuno informativo. Esa especie de 'cara a cara' lo fue reforzando después a lo largo de la semana coincidiendo con varias intervenciones de Sánchez atacando la gestión de Ayuso en Madrid y volcándose en la campaña de Gabilondo. Además de los ataques al Ejecutivo, Ayuso se coloca en un papel de víctima y lamenta “el maltrato obsesivo por parte de la Moncloa” a Madrid, a pesar de que las cifras revelan que la región se ha beneficiado de los fondos repartidos por el Gobierno central.
También el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y portavoz del PP nacional se dirigía este domingo al presidente del Gobierno para decirle que si continúa en la campaña el PP sacará mayoría absoluta en Madrid. Ayuso acusaba a Sánchez después de “abdicar como presidente de los madrileños” y le decía que había hecho de la mentira “su forma de vida”. Este lunes Ayuso daba un paso más y acusaba a Sánchez de generar miedo con las vacunas y la pandemia para provocar desmovilización. “Hay una campaña patética y asquerosa del Gobierno para insuflar miedo a la gente porque hay elecciones y están moviendo el número de vacunas, están cambiando los criterios y están trasladando ese miedo para que la gente, sobre todo, la mayor, no se proteja”, decía este lunes Ayuso en EsRadio.
La paralización de la vacunación con AstraZeneca a los menores de 60 años fue una decisión del Ministerio de Sanidad que contó con el beneplácito de las comunidades autónomas, a excepción de Madrid. Sánchez aseguró que no supondría una alteración del calendario por la llegada masiva de dosis de otras empresas contratadas, como Janssen o Pfizer, como reiteró este mismo lunes. “La bandera de la libertad nunca la tendrá el dúo de la Plaza de Colón –expresó este domingo sacando de la ecuación a Ciudadanos–. La libertad hoy es vacunar, vacunar y vacunar. No la de enredar como están enredando y no la de sembrar la zozobra”, agregó en referencia al Gobierno regional. “Estamos contra la libertad de contaminar Madrid y estamos contra la libertad de contagiar. ¡Basta ya! Eso no es libertad”, apostilló Gabilondo.
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