La excepcionalidad del estado de alarma llega a su fin tres meses después y el Gobierno se prepara para gestionar la “nueva normalidad”. Retomar la agenda paralizada por la pandemia, preparar los Presupuestos Generales del Estado, ya para 2021 tras renunciar a presentar los del presente curso por la emergencia sanitaria, y poner en marcha la recuperación de la crisis económica y social que deja la COVID-19. Todo eso lo tendrá que asumir un Gobierno en minoría, que solo tiene asegurados 155 votos en el Congreso, tras un periodo en el que las alianzas parlamentarias han variado y los socios de la coalición, especialmente PNV y ERC, han recelado en varias ocasiones del acercamiento de Pedro Sánchez a Ciudadanos.
La intención del Gobierno, sin embargo, es reforzar el plan de acción del bipartito junto a sus aliados de la investidura. Sánchez ha dejado claro tanto en alocuciones públicas como a puerta cerrada en las reuniones telemáticas de la dirección del PSOE que la legislatura acaba de empezar y que le quedan cuatro años por delante. En los mismos términos se ha pronunciado el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias.
En la coalición son conscientes de que para culminar la legislatura y su acuerdo de Gobierno necesitan sacar adelante, al menos, unos Presupuestos Generales del Estado. Seguir gobernando con los de Cristóbal Montoro -aprobados en la primavera de 2018- es inviable. Mucho menos si se quieren aplicar las recetas que se pacten en la comisión parlamentaria de reconstrucción.
La clave para que la coalición siga viva es que se aprueben las cuentas de 2021, que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, pretende presentar en el Congreso en tiempo y forma -a finales de septiembre-. El Gobierno renunció con el estallido de la pandemia en España a su plan de presentar unos presupuestos para el actual ejercicio. La pretensión era entonces registrarlos solo si tenían los apoyos amarrados.
En la memoria de los socialistas y del grupo confederal está la experiencia de los presupuestos fallidos de 2019, que hicieron saltar por los aires el primer mandato de Sánchez. La presentación de una enmienda a la totalidad por parte de las fuerzas independentistas provocó el fracaso parlamentario de las cuentas públicas y precipitó el adelanto electoral del 28 de abril y la repetición del 10 de noviembre. Y Vox pasó de ser una fuerza extraparlamentaria al tercer grupo de la Cámara, con 52 diputados.
En el Gobierno son conscientes de que siguen necesitando a ERC y sus 13 diputados, por más que Ciudadanos se ha desmarcado de la estrategia de PP y de Vox al mantener un apoyo clave para sostener el estado de alarma. El deseo de algunos socialistas es que esa actitud se mantuviera para dar estabilidad a la legislatura ante las reticencias que generan los republicanos catalanes, a los que ven imprevisibles por la pelea electoral con JxCat.
También en Unidas Podemos ha habido voces que han tendido la mano a Ciudadanos de forma sincera para la negociación de los Presupuestos. Es el caso del ministro de Consumo y líder de IU, Alberto Garzón, quien lo ha señalado en dos entrevistas diferentes esta misma semana, dejando la pelota en el tejado de los de Inés Arrimadas. Incluso Iglesias ha “tendido la mano” al PP, aunque en este caso siendo consciente de que es imposible un acercamiento a los de Pablo Casado.
De momento, Ciudadanos ha ratificado que su respaldo ha sido coyuntural y circunscrito a la emergencia sanitaria. “No se olvide de esta palabra: adversario. Se lo digo con respeto. No nos gusta usted nada, ¡nada! No nos gustan sus socios de coalición, no nos gustan sus socios que sostienen el Gobierno, no nos gustan. Pero somos el centro moderado, tenemos que apoyarle adoptando estas decisiones por el bien de los españoles”, expresó el portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal, antes de dejar en verde el botón para la prórroga del estado de alarma.
El aviso le quedó claro al presidente, quien le respondió en su réplica: “Efectivamente, no somos socios. Siento que no le guste nada mi Gobierno, qué le vamos a hacer, pero ojalá usted enseñe a otros partidos políticos otra forma de hacer oposición, otra forma de mostrarse útiles, al menos en cuestiones centrales como la salud pública o salvar vidas”.
Uno de los elementos clave es la mesa de negociación entre gobiernos abierta con Catalunya y que rechazan expresamente y de forma tajante desde Ciudadanos. Para ERC, sin embargo, es condición imprescindible, a las puertas como están de unas elecciones catalanas en las que todas las encuestas les sitúan primeros. También ocurrió en 2017. Y finalmente fue JxC quien se hizo con la victoria y la Presidencia de la Generalitat.
El acercamiento a Ciudadanos no ha sentado bien en algunos de los partidos que apoyaron la investidura de Sánchez, que debate tras debate han advertido al Gobierno de que tenía que elegir entre las fuerzas del bloque de la moción o el partido autodenominado liberal. El Gobierno escuchó la advertencia, más contundente desde ERC, y reforzó la negociación parlamentaria. En el caso de los republicanos recuperó incluso a los equipos que abordaron el pacto para la investidura, quienes lograron recuperar a los republicanos a la abstención.
El presidente lanzó un claro mensaje a sus aliados parlamentarios. “No estamos eligiendo socios”, llegó a decir Sánchez en la tribuna, cuando Ciudadanos salvó la quinta prórroga del estado de alarma ante el viraje de ERC y PP de la abstención al no. Sobre la mesa de negociación con Catalunya, también ha sido claro al enviar mensajes inequívocos de que cuando la pandemia dé un respiro se retomará ese diálogo, clave para mantener el apoyo de los 13 diputados de ERC.
“Ahora todos estamos obligados permanentemente a pactar, a llegar a acuerdos en una geometría variable dependiendo de las iniciativas, pero en el caso del Gobierno con una clara vocación de tener unos partidos políticos, unos socios prioritarios, en la interlocución como son aquellos que hicieron posible la investidura del señor Sánchez”, sentenció este martes la portavoz del Ejecutivo.
Al respecto se pronunció este jueves Pablo Iglesias durante su comparecencia ante la Comisión de Derechos Sociales. Interpelado directamente por el representante del PNV, Iñigo Barandiaran, el secretario general de Podemos echó mano de uno de sus referentes políticos, el PCI, y recordó que uno de los elementos clave del “compromiso histórico” que aplicaron los comunistas italianos en los años 70 del siglo pasado fue, precisamente, el entendimiento con los democristianos.
Ante las dudas expresadas por otros portavoces, como Oskar Matute (EH Bildu), Iglesias recordó que es la primera vez en democracia que el Gobierno no tiene una mayoría suficiente para gobernar y que, más que nunca, habrá lo que denominó “un Gobierno parlamentario”. Además, insistió en que el acuerdo de coalición se cumplirá íntegro, lo que aleja aún más la posibilidad de un entendimiento con Ciudadanos y acerca a los socios de la investidura.
Sobre la cuestión concreta de los presupuestos, Montero recordó que el Ejecutivo tiene “acuerdos estables de inicio de legislatura con los llamados socios prioritarios”, aunque mostró la “vocación de ampliar esas mayorías”. “Ojalá el proyecto de Presupuestos cuente no solo con la confirmación de aquellos que hicieron posible la investidura, sino con otras formaciones políticas que están trabajando conjuntamente con el Gobierno en la mesa de reconstrucción económica y social de la que se tienen que extraer conclusiones que para mí tienen que servir de base para que podamos elaborar esas nuevas cuentas públicas”, expresó la ministra de Hacienda en referencia a Ciudadanos.
“Es lógico y de sentido común: si nos ponemos de acuerdo en cuáles son los elementos sobre los que tiene que pivotar el futuro de nuestro país también es lógico que el primer Presupuesto que lo hace posible pueda contemplar todas esas cuestiones y podamos aspirar a que un conjunto de fuerzas superior a las que hicieron posible la investidura puedan participar en ese proyecto de Presupuestos”, remató.
El propósito es que las conclusiones de la mesa de reconstrucción y del diálogo social tengan un reflejo de las cuentas públicas para obligar a algunas formaciones a facilitar el proyecto presupuestario, clave para dar estabilidad a España ante Bruselas y también para la continuidad de la legislatura.
A pesar de que la puerta está abierta para Inés Arrimadas, el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, reconoció que era más fácil pactar con Ciudadanos el estado de alarma “al no ser una decisión que implica tener una visión concreta de la economía”: “Creo que cuando llegue el momento de poner encima de la mesa la visión de la economía que tiene un Gobierno progresista Ciudadanos estará menos cómodo y será más difícil lograr un acuerdo con ellos. Ojalá me equivoque, pero leyendo su programa creo que es improbable”, dijo el diputado.
En el mismo sentido se ha expresado el dirigente de En Comú Podem y presidente del grupo parlamentario, Jaume Asens. “La pandemia requería unidad y consenso”, aseguró en una entrevista en TV3, para zanjar: “Cuando terminen las circunstancias excepcionales y empezamos a trabajar para resolver la crisis económica será difícil que nos entendamos con Ciudadanos”. Asens no es solo una persona de confianza de Ada Colau. También de Pablo Iglesias, quien lo ha recuperado para la dirección estatal de Podemos en la reciente Asamblea Ciudadana.
Este mismo viernes, María Jesús Montero insistía en hacer fuerza en las dos ideas: mantener las alianzas de la investidura y abrirse a ampliar los apoyos del Gobierno. “Creo que no tiene sentido que haya vetos cruzados entre los grupos. Lo importante es que la política sea eficaz y de respuesta a lo que la gente en la calle está demandando”, aseguraba tras el Consejo de Ministros que aprobaba la sexta y última prórroga del estado de alarma. “Lo fundamental es ponernos de acuerdo en los cimientos sobre los que tenemos que construir. No fijarnos en lo que nos diferencia, sino en lo que nos une”, añadía. Para zanjar con un guiño a los aliados: Este Gobierno tiene que trabajar en ese marco de geometría variable contando con la interlocución prioritaria de aquellos grupos que hicieron posible la investidura de Sánchez“.