Sánchez inaugura el curso con un alegato en favor de la diversidad de España y de “pasar página en Catalunya”

Esther Palomera

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La DANA impidió que el Ateneo de Madrid colgara este lunes el cartel de completo en la inauguración de sus desayunos, un foro que pretende ser lugar de encuentro político, social y cultural y al que para su primera sesión estaba invitado el presidente en funciones del Gobierno, Pedro Sánchez. “Tenemos que seguir velando por la convivencia entre los territorios y las personas, defendiendo la pluralidad de España. Dejando atrás un pasado de trincheras y barricadas”. Estas fueron sus primeras palabras en el inicio de un nuevo curso político marcado por las incógnitas que dejaron las elecciones del 23 de julio y ante el reto de la izquierda de lograr acuerdos con fuerzas independentistas catalanas, incluida Junts, para seguir en el Gobierno.

De ahí que el presidente defendiera con ahínco la “convivencia entre territorios” y una apuesta “por el diálogo y la concordia como la mejor salida a esta crisis” (territorial) y una “solución plenamente coherente con la Constitución española”. Nada dijo no obstante de la entrevista de la líder de Sumar, Yolanda Díaz con Carles Puigdemont en Bruselas, que la vicepresidenta en funciones vendió como un encuentro “para negociar la investidura” de Sánchez. Desde La Moncloa negaron la mayor ya que se enteraron del encuentro a las once de la noche del domingo y se desentendieron de la misma: “Hechos consumados. No tiene nada que ver con nosotros. Lo hace como dirigente de Sumar. Nada que ver con lo que haga el PSOE”, afirmaron.

En todo caso, Sánchez sí dijo en su conferencia en el Ateneo que “si estos últimos años han servido para iniciar la etapa del reencuentro y la concordia, los próximos serán los que consoliden la cohesión territorial y garanticen la convivencia en democracia. No podemos repetir los errores del pasado. Es el momento de la política, de pasar página. Es el momento de volver a la vía que nunca se debió abandonar. Es el momento de ser coherentes y seguir avanzando en la convivencia”, prosiguió.

El del PSOE, según afirmó, es un proyecto que “respalda sin fisuras la Constitución democrática y que aboga inequívocamente por una comunidad de ciudadanos libres e iguales en derechos y deberes que acuerdan convivir bajo las mismas normas. Un proyecto común que se basa en el respeto, el sentimiento y el afecto. Que defiende la unión de todos los españoles como un proyecto común. Y que asume la diversidad territorial de España, su pluralidad lingüística y cultural con orgullo, como parte de su fuerza. Esa es nuestra idea de España”.

Se remontó a su mandato para poner negro sobre blanco la toma de decisiones valientes con las que restañar una fractura que dijo haber heredado en Catalunya, y ante las peticiones de amnistía de los partidos independentistas volvió a llevar al centro de su intervención “una solución plenamente coherente con la Constitución Española y que ha funcionado, porque Catalunya está infinitamente mejor que hace un lustro”. En ese punto, el jefe del Ejecutivo en funciones ha considerado que “es el momento de ser coherentes y seguir avanzando en la convivencia”. “La próxima legislatura debe ser la que deje atrás definitivamente la fractura que vivimos en 2017”, ha remachado.

“Si estos últimos años han servido para iniciar la etapa del reencuentro y la concordia; los próximos serán los que consoliden la cohesión territorial y garanticen la convivencia en democracia”, ha vaticinado. “No podemos repetir los errores del pasado. Es el momento de la política, de pasar página. El momento de volver a la vía que nunca se debió abandonar. Es el momento de ser coherentes y seguir avanzando en la convivencia”, ha añadido

Previamente, puso en valor el resultado electoral del 23J. “Triunfó la responsabilidad democrática sobre la apatía. Triunfó la convivencia. Triunfó la confianza sobre quienes sembraron esa cita de teorías conspiranoicas, al más puro estilo trumpista. Pero, sobre todo, triunfó el progreso sobre el retroceso”, apuntó “Porque, no debemos olvidarlo, si durante aquellos días de julio el mundo entero miró a España, fue –en parte– porque aquí se libraba una batalla crucial de una disputa ideológica global que empezó hace décadas y que ahora se está recrudeciendo”.

A su juicio se produjo “una disputa entre dos formas de ver el mundo”. “Entre unas fuerzas que pretenden la involución, y unas fuerzas progresistas que asumen la responsabilidad de afrontar con justicia social las grandes transformaciones y mirar al futuro con ambición y optimismo”. “Y ha sido aquí, en España, donde han fracasado. España ha sido el dique que ha frenado el avance reaccionario”, celebró. Hoy España es un referente para quienes creen en el progreso. La sociedad española ha demostrado que el avance de la ultra derecha y sus socios de la derecha no es inevitable. Que, aunque resulte difícil, es posible derrotar a quienes están dispuestos a todo –incluso al uso del miedo y de la mentira– por hacerse con el poder. 

No es momento, ahora, dijo en alusión a la estrategia del PP ante la investidura fake de Feijóo, “de inventar relatos, sino de seguir construyendo realidades. Y para hacerlo, es necesario contar con aquello de lo que carece la derecha: un proyecto de país. Nosotros sí tenemos un proyecto para España. Un proyecto claro, concreto, ambicioso, que venimos diseñando y explicando abiertamente desde el inicio de la pasada legislatura en documentos públicos construidos de la mano de expertos y accesibles para la ciudadanía”

PP y Vox pueden, en su opinión, proferir los exabruptos que quieran. “Pero lo cierto es que la democracia española es robusta. Modélica. Y que ha hablado con claridad y ha dicho NO a la propuesta derogatoria del señor. Feijoo y Abascal.  Una propuesta articulada por dos partidos que, a lo largo de estos meses, no han dudado ni un segundo en unir fuerzas y votos. Allí donde podían sumar, sumaron. Sin vacilar. Sin preguntarse quién era o no la fuerza más votada. Sin reparar en el precio a pagar ni pensar en las víctimas sociales de sus alianzas. Haciendo vergonzosas contorsiones para censurar la cultura, poner en cuestión la violencia de género y elevar a machistas, negacionistas climáticos y antivacunas a altas responsabilidades autonómicas y locales a lo largo y ancho de todo el país”.