Pedro Sánchez está convencido de que los indultos a los nueve líderes independentistas que salieron de prisión el miércoles es el camino para construir la “concordia” y la “convivencia” que, a su juicio, es la obligación de los políticos y, concretamente, de los gobiernos. El presidente, que ha apelado a la “magnanimidad” en el perdón, considera que a los responsables del procés el incumplimiento de la legalidad no les ha salido gratis. “Estas nueve personas han pasado 44 meses en prisión”, ha recordado en una rueda de prensa en Bruselas en la que ha afirmado que “lo útil en el pasado fue el castigo y lo útil hoy es el perdón”.
Así ha respondido al intento de Pablo Casado de deslegitimar la decisión ante sus colegas ideológicos en la UE que apenas ha tenido repercusión. “Tenemos que entender cuáles son los beneficios y los perjuicios de cada decisión”, ha dicho Sánchez, para quien los indultos son el comiendo de una nueva etapa en la relación entre Catalunya y el resto del Estado, pero también confía en que abra una nueva etapa en la política catalana.
El presidente ha aprovechado, además, la rueda de prensa posterior al Consejo Europeo para afear al PP que no tenga la misma actitud que él cuando estuvo en la oposición y apoyó a Mariano Rajoy ante el referéndum ilegal con el respaldo al 155. “Ahora no tengo ese apoyo. Esto es algo que los españoles también tomarán nota respecto al pasado, al presente y al futuro”, ha advertido el socialista la misma semana que Casado ha reclamado su dimisión y la convocatoria de elecciones.
Sánchez ha insistido en que el nuevo diálogo que ahora se abre entre el Gobierno y la Generalitat tiene que enmarcarse dentro de la “legalidad democrática” que establece la Constitución. Al igual que en los últimos días han hecho los miembros del Ejecutivo, ha asegurado que la prioridad ahora, no obstante, es superar la pandemia y emprender la recuperación vigorosa de la economía. “Catalunya es fundamental, como todos los territorios”, ha dicho el presidente, “para que la recuperación sea lo más fuerte posible”. “Por eso digo que hay que conseguir convivencia, concordia política y territorial”, ha expresado.
“Hay mucho que hablar y que dialogar. Hay muchas diferencias que tenemos que resolver”, ha dicho Sánchez, que ha recordado que el Ejecutivo ya ha “escuchado” las “proclamas” y “reclamaciones” del independentismo, pero ha advertido de que “la democracia integra, no excluye, respeta todas las ideas, el único límite es el pacto constitucional”. Sánchez ha apostado por iniciar la conversación con el Govern por la “agenda de reencuentro” en la que el Ejecutivo ha incluido las 21 demandas que hizo llegar Artur Mas a Moncloa y posteriormente las que exigió Carles Puigdemont, a excepción del referéndum. El presidente ha hecho referencia a “inversiones, financiación, o el reconocimiento de algunas reparaciones que el Gobierno de España ya ha ido aplicando y aprobando en las Cortes”.
Sobre la reunión del Consejo Europeo, Sánchez ha aludido expresamente a la polémica sobre la política homófoba del Gobierno húngaro de Víctor Orban y se ha reafirmado en la carta suscrita por varios líderes europeos en la que hacían un llamamiento a luchar contra la discriminación ante la ofensiva del Ejecutivo radical. Sin embargo, el presidente español, que ha confirmado que la ley Trans y LGTBI irá al Consejo de Ministros este martes 29 coincidiendo con el Orgullo, se ha desmarcado de los países que invitan a Hungría a abandonar la UE. “Es peligroso identificar a los gobiernos con las sociedades”, ha sentenciado.
Durante el debate sobre la legislación homófoba húngara este jueves por la noche en Bruselas, varios líderes europeos invitaron a Orbán a salirse de la UE si no estaba dispuesto a respetar sus valores.
“Hay que derogar esta legislación”, dijo el primer ministro neerlandés, Mark Rutte a los periodistas, “es realmente terrible lo que está sucediendo en Hungría en estos momentos. Los derechos de los homosexuales se equiparan con la pedofilia. Si lo piensas, estás retrocediendo cien años en el tiempo. Lo que puedo hacer es asegurarme de que los otros 26 Estados miembros pongan fin a esto. Nunca imaginé cuando llegué a este cargo hace 11 años que, además de luchar por el mercado interior, un euro fuerte, y la seguridad colectiva que nos brindamos al ser miembros de esta hermosa Unión Europea, todavía tendría que hablar de este tipo de valores fundamentales. Tenemos que doblegar a Hungría en esto. Deben darse cuenta de que si son miembros de la Unión Europea, nadie puede ser discriminado por motivos de sexualidad, color de piel, género. Es innegociable... o deben irse. No puedo expulsarlos. Esto solo se puede hacer paso a paso”.
Según fuentes holandesas, Rutte sugirió a Orbán que activara el artículo 50 — el mismo que ha permitido a Reino Unido el Brexit—, que “existe por algo”, si no quiere cumplir con los valores de la UE.
El primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel, por su parte, intervino emocionado, según fuentes diplomáticas citadas por Politico: “Nos conocemos desde hace ocho años, pero esto me afecta [dijo sobre Orbán]. No me volví gay. Lo soy, no es una elección. Ves cuántos jóvenes LGBTI se suicidan. Esto es muy malo. Esto es estigmatizante. Ahora tenemos carteles anti-gay en Francia. Esto es realmente terrible en un país europeo. Mi madre odia que sea gay, vivo con eso. Y ahora pones esto en una ley. Te respeto, pero esta es una línea roja. Se trata de derechos básicos, el derecho a ser diferente”.