Pedro Sánchez no se esfuerza en disimularlo: quiere el mejor resultado posible este domingo en Euskadi, claro. Pero lo que le ocupa de verdad es la cita del próximo 12 de mayo en Catalunya. “Habéis hecho una campaña magnífica, Eneko”, dijo el líder del PSOE al subir al atril este viernes en el acto de cierre de campaña del PSE-EE en Bilbao para, acto seguido, añadir: “Lo único que os pido que descanséis el lunes pero que no os olvidéis de que tenemos luego unas elecciones en Catalunya y unas elecciones europeas”.
No llevaba ni 30 segundos en el uso de la palabra cuando, a 48 horas de la cita con las urnas en el País Vasco, Sánchez colocó en la cúspide de sus prioridades la carrera a la Generalitat, a la que señaló al mismo tiempo que, por deferencia, hizo referencia a las aspiraciones de su candidato vasco. “Para mí sería un extraordinario orgullo ver a Eneko como lehendakari y a Salvador Illa como próximo presidente de la Generalitat”. El presidente del Gobierno estaba formalmente cerrando la campaña en Euskadi. Políticamente, en cambio, sonó a que estaba inaugurando la de Catalunya.
Las expectativas de los socialistas para este domingo están, en realidad, muy acotadas, algo que se ha notado en la presencia del propio Pedro Sánchez: tan solo ha acudido tres veces en los 15 días de campaña a arropar a su candidato, Eneko Andueza. La aspiración del PSE es que los números vuelvan a cuadrar para la reedición de un gobierno de coalición con el PNV, un escenario que algunos sondeos han puesto en duda en la cuenta atrás hacia el 21-A.
Sánchez esquivó en el mitin de cierre de campaña cualquier referencia a la polémica que ha marcado los últimos días, a raíz de que el candidato socialista exigiese en un debate al candidato de EH Bildu una condena explícita del terrorismo de ETA y Pello Otxandiano se perdiese en divagaciones para no hacerlo. Desde entonces, tanto el PSE como el PSOE, e incluso el propio Gobierno central, arremetieron contra Otxandiano hasta calificarlo como un “cobarde” y “negacionista” de la democracia.
“Que callen las bombas y hable la paz”
En nada de eso entró durante el acto de este viernes el presidente del Gobierno, que también descalificó la tibieza de EH Bildu en respuesta a preguntas de la prensa durante una comparecencia esta semana en Bruselas para aclarar que, en cualquier caso, mantenía su apuesta de colaboración parlamentaria para sacar adelante “políticas progresistas” en el Congreso.
Durante su intervención de este viernes, Sánchez apenas hizo una velada mención a la competición electoral vasca con referencias muy sucintas a PNV y EH Bildu, ambos socios de legislatura en Madrid. “No se puede progresar con la resignación de unos y la incertidumbre que aportan otros”, dijo.
En plena crisis diplomática mundial por la escalada bélica en Oriente Próximo, el presidente del Gobierno volvió a reivindicar la política exterior española que despliega su Ejecutivo. “¡Trabajamos para que callen las bombas y hable la paz!”, clamó con el auditorio en pie. Y también aprovechó una vez más para reivindicarse a sí mismo y a las políticas desplegadas por el Gobierno, con mención a la subida de las pensiones o del SMI y con la promesa de hacer de esta legislatura de la vivienda el “quinto pilar del Estado del bienestar”.
Un enérgico Eneko Andueza, que precedió en el turno de intervenciones a Pedro Sánchez, intentó inocular las dosis de optimismo a la parroquia socialista bilbaína. “Tengo el presentimiento de que los socialistas vamos a obtener un extraordinario resultado”, vaticinó en su último mitin antes de despedirse dando las gracias a su familia y a su partido: “Hemos llegado con la Enekoneta [la furgoneta en la que ha hecho campaña] adonde el resto no ha podido llegar. [...] Como decía Enrique Casas, lo mejor de este partido es la puta base”, concluyó, para poner el broche a la campaña vasca del 21-A, una parada técnica para la política nacional antes de las catalanas del 12-M.