Sánchez toma distancia del ímpetu belicista de Europa y opta por la cautela con el gasto en Defensa

Justo la semana en que Europa mete una marcha más en la retórica belicista que envuelve la política internacional, España echa el freno. El Gobierno de Pedro Sánchez se desmarca abiertamente de algunos de los últimos pasos dados en el seno de la Unión, como el impulso a un kit de emergencia para la población que ha provocado el revuelo de la opinión pública o al envío de tropas a Ucrania que ya abordan sin complejos países como Francia o Reino Unido. Y tampoco se muestra entusiasta con una carrera hacia el rearme que el presidente evitó concretar esta semana en el Congreso y que ya provoca incluso roces con la OTAN.
En el Ejecutivo destacan que el compromiso con la defensa de los intereses de la Unión Europea frente a la amenaza de Donald Trump y Vladimir Putin es “manifiesto, público e inquebrantable”, aunque al mismo tiempo admiten que la prudencia es la norma que rige hoy día la política exterior española frente a los impulsos de otros países.
Ocurrió así esta semana, por ejemplo, durante la cumbre informal de París en la que gobiernos como el de Francia o Reino Unido plantearon ya un primer envío de tropas a Ucrania. Una decisión que no respaldó el presidente del Gobierno español, que prefirió mantenerse en un discreto segundo plano y que ni siquiera compareció públicamente tras la cita.
“Creemos, sinceramente, que estamos muy lejos de ese escenario. Y que esa es una declaración de intenciones de unos países muy concretos que necesitarán de una legitimidad internacional para adoptar decisiones de ese tipo”, apuntan desde el entorno de Sánchez, convencidos de que antes de dar pasos en ese sentido hace falta “mucha información” sobre las hipotéticas negociaciones de paz en Ucrania.
El razonamiento en la Moncloa es que resulta precipitado poner sobre la mesa la posibilidad de mandar soldados europeos a suelo ucraniano cuando ni siquiera se han concretado las condiciones de una tregua. “Un escenario de paz y de reconstrucción por supuesto que contaría con el apoyo de España, como hemos hecho y hacemos en tantos otros sitios. Pero es que ahora mismo ni siquiera sabemos si Rusia tiene un interés real en un alto el fuego”, sostienen desde el equipo de la Presidencia.
Ese argumento explica que tanto Pedro Sánchez esta semana en París como los altos representantes militares españoles que han participado en las reuniones previas a nivel técnico hayan adoptado un perfil deliberadamente bajo a la hora de afrontar el debate del envío de tropas. Y todo ello a pesar de que el mensaje de apoyo a Ucrania se mantiene, dicen en el Gobierno, intacto.
“El presidente del Gobierno ha subrayado la importancia de mantener la presión sobre Rusia para consolidar un alto el fuego que siente las bases para una paz justa y duradera. Asimismo, ha remarcado que la seguridad de Ucrania es también la de Europa y ha recalcado que mantener el apoyo a ese país resulta esencial en estos momentos para fortalecer su posición en las conversaciones que está promoviendo Estados Unidos”, rezaba un escueto comunicado de la Moncloa tras la cumbre de París.
El día antes de esa reunión en la que hizo de anfitrión el presidente francés, Emmanuel Macron, el secretario general de la OTAN lanzó un mensaje que el Gobierno recibió como una ofensa. “España se ha comprometido en alcanzar el 2% del gasto en Defensa antes de verano”, dijo desde Varsovia Mark Rutte tan solo 24 horas después de que Pedro Sánchez asegurara en el Congreso que no estaba en disposición de concretar los planes por falta de información.
“Es una frivolidad hablar en esos términos, seguramente lo querrá matizar”, dicen desde el equipo del presidente, donde insisten en que si el plan de gasto de España no está diseñado es porque la negociación en el seno de la UE y en el marco de la propia Alianza Atlántica está aún por venir. Tanto es así que, como adelantó elDiario.es, la idea con la que trabaja el Ejecutivo es la de acudir a la próxima cumbre de la OTAN con el objetivo de que a España se le reconozca un esfuerzo en seguridad y defensa muy superior al que reflejan los datos actuales, que fijan en el 1,28% del PIB el dinero destinado.
“Somos uno de los países europeos que más invertimos en ciberseguridad porque recibimos muchísimos ciberataques rusos, también estamos desplegados en los países bálticos y en todas las misiones de paz. Hacemos un esfuerzo que no se computa hoy en día en Defensa y que queremos que se nos reconozca”, explican desde el Ejecutivo de cara a esa negociación.
Un apoyo parlamentario débil
La prudencia con la que afronta España el debate europeo sobre el rearme está determinada en gran parte por la situación parlamentaria del Gobierno. Aunque en la Moncloa aseguran sentirse satisfechos con el balance del primer gran debate acerca del nuevo contexto internacional, la realidad es que es una incógnita que exista o no una mayoría parlamentaria que, llegado el caso, respaldara los planes del Ejecutivo en cuanto a gasto en defensa o al envío de tropas.
Por una parte, aunque el Partido Popular comparta la necesidad de aumentar de manera decisiva el gasto militar, su líder avisó el miércoles al presidente de que, por crítica que sea la situación, no está dispuesto a regalarle ningún voto que pueda convertirse en algo parecido a un soplo de aire para el Gobierno. “Se puede olvidar del PP”, le dijo Feijóo a Pedro Sánchez.
Al otro lado, la fragmentación de la izquierda tampoco otorga al Ejecutivo garantías de un respaldo suficiente a pesar de que, a excepción de Podemos, la izquierda parlamentaria no se mostrara especialmente beligerante con los planes de Moncloa por más que expresaran su rechazo a una escalada bélica. Algunos socios parlamentarios como PNV, Junts o ERC llegaron incluso a tenderle la mano al presidente de cara a un futuro para el que el Gobierno también se desmarca de los mensajes alarmistas de la Comisión Europea, que esta semana llegó a pedir a la población que adoptase un “kit de supervivencia” de 72 horas para hacer frente a posibles catástrofes o emergencias.
“Yo creo que no hay que inquietar inútilmente a nuestros ciudadanos. En estos momentos no hay ninguna amenaza ni para la integridad territorial ni para la soberanía de España”, dijo en una entrevista en TVE el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, que también aseguró que “ni siquiera tampoco en estos momentos nadie se está preparando para ninguna guerra” por mucho que, cada día que pasa, más lo parezca.
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