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Crónica

Sayas y Adanero: la traición tenía un precio

Archivo - Los diputados expulsados de UPN Sergio Sayas y Carlos García Adanero

José Enrique Monrosi

20 de enero de 2023 22:45 h

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- “¿Usted no va a pasarse al PP?”

- “No”. 

La respuesta durante una entrevista en la Cadena SER fue tajante. El diputado Sergio Sayas acababa de votar en contra de la reforma laboral desobedeciendo lo acordado por los órganos de dirección de su propio partido, Unión del Pueblo Navarro. Exactamente igual que su compañero de hemiciclo, Carlos García Adanero, al que le hicieron la misma pregunta en laSexta. “Yo no estoy pensando en ir al PP ni a ningún otro partido”, respondió. 

Menos de un año después de aquella votación y de aquellas entrevistas, esta semana se ha hecho oficial la incorporación de ambos a las filas de los populares. Y no solo eso: los de Feijóo han proclamado a Adanero como candidato a la alcaldía de Pamplona. Un nuevo horizonte profesional en la política labrado a costa de mentir a casi todo el mundo. 

Días antes de la votación en el Congreso, Unión del Pueblo Navarro (UPN) convocó un comité ejecutivo al que invitó a sus dos diputados en Madrid. Tras varias semanas de negociación con el PSOE, la decisión que se adopta en el órgano del partido es votar a favor de la reforma laboral, un apoyo clave para el Gobierno de coalición teniendo en cuenta que muchos de sus socios parlamentarios, como ERC, Bildu o PNV, se posicionan en contra de la norma. Todas las fuentes consultadas que asistieron a esa reunión coinciden: Sayas y Adanero mostraron reparos con la postura acordada, pero acataron la decisión y se comprometieron a respetar la voluntad de su formación.

Según fuentes de UPN, García Adanero llegó a confirmar su voto a favor de la reforma laboral hasta a los dirigentes sindicales de Navarra, claramente favorables al texto impulsado desde el Ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz. El mismo día de la votación, Sergio Sayas dio su palabra en los pasillos del Congreso a la dirección del PSOE de que su postura no cambiaría y respetaría la decisión de su partido. 

Lo que poca gente sabía entonces es que el Partido Popular de Pablo Casado tenía atados esos dos votos en contra de una de los proyectos legislativos de más peso en la legislatura para el Gobierno. La votación en el Congreso tenía lugar en plena campaña electoral de las autonómicas de Castilla y León. En las últimas semanas las encuestas habían ido alejando la hipótesis de una victoria arrolladora del PP que le acercara a la mayoría absoluta, el escenario ideado por Génova al plantearle a Mañueco un adelanto electoral que debía servir de munición política a un Pablo Casado ya entonces muy debilitado como líder de la oposición e incluso como líder del PP, como quedaría demostrado pocos días después. 

En la dirección de Génova se vio clara la jugada. A oídos del equipo de Casado había llegado la posibilidad de que, en caso de no salir adelante la reforma laboral, la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, barajaba presentar su dimisión. Un escenario que los populares olieron como la verdadera oportunidad de asestar un golpe irreversible al Gobierno y disparar la euforia de la oposición en plena campaña autonómica de Castilla y León. 

Al plantear la estrategia, en el PP no hubo dudas: había que ir a por los votos de Sayas y Adanero, dos políticos a los que los populares tenían monitorizados desde hacía tiempo por sus profundas discrepancias con la dirección de UPN encarnada por Javier Esparza. Los dos diputados navarros habían protagonizado durante la legislatura algunos de los discursos más duros en contra del Ejecutivo de Pedro Sánchez oídos en el Congreso, donde es habitual que levanten la ovación de los grupos parlamentarios de PP y de Vox. Casado dio el visto bueno a la operación. Se trataba de hacer caer la primera ficha de dominó dentro de un plan, que si salía bien, podría desembocar en la ruptura del Gobierno.

Según fuentes parlamentarias, Carlos García Adanero y Cuca Gamarra mantenían hilo directo desde hacía años, al igual que en el caso de Sergio Sayas con la presidenta del PP de Navarra, Ana Beltrán. Sin embargo, el muñidor del acuerdo fue la mano derecha de Pablo Casado, Teodoro García Egea. El ex secretario general de los populares vio a medio plazo la oportunidad perfecta para que el PP consiguiera implantar su marca en Navarra después de 30 años a la sombra de UPN, un socio al que perciben acercándose al PSOE. 

García Egea contactó personalmente con los diputados navarros y les habló de dar un paso adelante, de empezar a labrar un nuevo futuro, y les regaló los oídos ensalzando su trabajo parlamentario y describiéndolos como activos políticos para los conservadores. “Les ofrecerían el oro y el moro”, se muestran convencidos en UPN.

Sin embargo, según las personas al corriente de aquellas conversaciones, nunca se llegó a explicitar ningún precio a la traición de los diputados a la disciplina de voto. Pero tampoco hizo falta. “No es momento para ser explícitos, pero todo el mundo entiende cuando se le dice que se cuenta con él, que el partido está para lo que necesite, que sería un honor contar con gente así, que las puertas están abiertas...”, plantean esas mismas fuentes. 

Para Sayas y Adanero debió de ser suficiente. Ambos se comprometieron con el PP a votar en contra de la reforma laboral y así lo hicieron a espaldas de su partido y contradiciendo la palabra dada. Y a punto estuvieron de convertirse en los héroes de la derecha española aquella tarde de febrero en los que sus votos debieron ser decisivos para tumbar la norma. Solo lo impidió el error de Alberto Casero, el diputado popular por Cáceres que acabó arrebatándoles el protagonismo y la condecoración, aunque en la izquierda. 

El plan de Génova 13 tenía base. Tras aquella abrupta votación en el Congreso, Yolanda Díaz dejó entrever que hubiera planteado su renuncia si la moneda salía cruz. No sucedió y los aspavientos del PP en los medios y en los tribunales tratando de forzar una repetición en el Congreso duraron apenas unas semanas.

Sergio Sayas y Carlos García Adanero fueron expulsados de UPN. Ambos se negaron a entregar su acta de diputado y hoy engrosan las filas del grupo parlamentario mixto en el Congreso. Esta semana, casi un año después de la famosa votación, el PP de Feijóo ha concretado aquellas generalidades expuestas en su día por la anterior dirección de los populares. “Cumplen su compromiso con los tránsfugas, no con el Gobierno para renovar el CGPJ”, señalan en Ferraz en referencia a la negociación del Poder Judicial, que Casado también había cerrado con el Gobierno y que el nuevo líder no consideró vinculante. Los dos diputados se han incorporado oficialmente a las filas del PP.

En conversación con elDiario.es García Adanero asegura que es la UPN de Esparza la que se ha desviado del rumbo político marcado en su día al firmar el pacto de coalición con PP y Ciudadanos para apostar por un acercamiento al PSOE de Pedro Sánchez. A la pregunta de si su candidatura a la alcaldía de Pamplona es el precio pactado en su día por desobedecer a su partido y votar en contra de la reforma laboral, Adanero responde ahora: “Tajantemente no”. La misma contestación que en su día dio a la pregunta de si ficharía por el PP. Sergio Sayas prefirió no responder a la petición de respuestas de este periódico.

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