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Entrevista Ministra de Juventud e Infancia y candidata a liderar IU

Sira Rego: “Por primera vez hay un debate para que Izquierda Unida tenga una coordinadora mujer”

Alberto Ortiz

20 de marzo de 2024 22:02 h

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Sira Rego (Valencia, 1973) presentó hace apenas una semana su candidatura para liderar Izquierda Unida con la idea de tomar el relevo de Alberto Garzón. De momento solo tiene un rival, José Antonio García Rubio, pero la decisión de presentarse enfadó a una parte de la cúpula del partido, ligada al Partido Comunista de España (PCE) y a la federación andaluza. En público y en privado la acusaron de lanzar su nombre en medio de las primarias para elegir el candidato para la lista de Sumar a las europeas.

Rego defiende que comunicó internamente su decisión antes de dar el paso y aspira a encabezar una lista de unidad, consensuada dentro de la dirección. “Para mí es fundamental que haya una candidatura de unidad”, dice la ministra de Juventud e Infancia, que celebra que, por primera vez en la historia de la organización, haya un debate para que Izquierda Unida pueda tener una mujer al frente. La entrevista se realizó este martes, antes de que se conociera que el ex coordinador de IU Andalucía sopesa presentar una candidatura alternativa a la de la ministra.

Acaba de presentar su candidatura a la Coordinación Federal de Izquierda Unida. ¿Por qué ha decidido dar el paso? ¿Aspira a seguir el legado de Alberto Garzón durante estos años al frente de la organización?

Tengo una visión muy horizontal y colectiva de la construcción de los procesos políticos, y después de conversar durante meses con compañeros y compañeras y de sentir el apoyo de bastantes compañeros y compañeras, me he animado a presentarme. Necesitamos beber del papel histórico que ha tenido Izquierda Unida, conversar acerca de cuál es el momento político, qué grandes retos tenemos y cuál queremos que sea el papel que tenga Izquierda Unida en el próximo ciclo político. 

Es un momento complicado en Europa, en nuestro país. Estamos en el Gobierno, estamos a nivel autonómico, somos una fuerza municipalista con muchísimo arraigo territorial y hace falta recuperar una parte de todo esto, volver a tener una organización tensionada en torno a uno de los vectores fundamentales que representa Izquierda Unida. De hecho, una buena parte de las lecturas que se hacen con respecto a los últimos procesos electorales autonómicos tienen que ver mucho con esto, con la necesidad de tener organizaciones de izquierdas bien arraigadas en el territorio.

Por otra parte, aspiramos a tener una organización autónoma, fuerte, con capacidad de intervenir directamente en los conflictos a nivel social, en los centros de trabajo y seguir trabajando para reforzar el bloque de la izquierda del país. Todo esto es un crisol de cuestiones que tienen que ver con lo político, con lo ideológico –somos una organización de izquierdas, de carácter histórico– y con la importancia de que haya liderazgos de mujeres. Las mujeres tenemos otra visión de cómo se construyen las relaciones políticas, por lo menos en mi organización. Cada vez ocupamos más espacios de representación, cada vez tenemos una mirada más presente en la conformación de la política de la organización. Y está muy bien que sea así porque los códigos y las reglas del juego de hacer política también cambian. Y está bien que por primera vez haya un debate en torno a la posibilidad de que Izquierda Unida pueda tener una coordinadora mujer.

El anuncio de su candidatura la semana pasada tomó al partido por sorpresa. A una parte de la dirección le molestó el momento en el que se hizo, en medio de unas primarias para la lista de Sumar a las europeas. ¿Por qué eligió ese momento? Hay gente que le acusa de que intentó interferir en ese proceso de primarias.

Mi candidatura la presento dentro de los plazos que marca el propio ritmo del que se dota la organización. De hecho, se informó de mi candidatura en una comisión colegiada de Izquierda Unida una semana antes y fundamentalmente porque estaba previsto que se convocara la comisión que tiene que procurar que haya una candidatura unitaria. Nos habíamos dotado de un reglamento que planteaba que las candidaturas que se pudieran hacer fueran a esa comisión precisamente para iniciar el trabajo, para que haya una candidatura de unidad. Para mí es fundamental que haya una candidatura de unidad. También es muy legítimo que haya gente que no comparta mi candidatura, faltaría más. Estamos en el tiempo de debatir políticamente y de ver quién queremos que encabece de alguna manera y represente el proyecto estratégico de Izquierda Unida en el próximo ciclo.

Esta semana se ha convocado la reunión de la comisión preparatoria, con su nombre sobre la mesa para armar una candidatura de unidad. ¿Ha hablado con el resto del partido, de la dirección? ¿Ha habido un avance con respecto a la situación de la semana pasada?

La previsión era que se convocara la semana pasada y precisamente esa comisión tiene el objetivo de recibir posibles candidaturas para encabezar una lista de unidad. Toca tener la conversación ahí porque ahí están representados todos los territorios; ahí están representadas una parte de las personas que forman parte de la dirección política actual. Es una comisión muy diversa que representa muchas sensibilidades y que de alguna manera recoge también la cuestión territorial, que es importante que se refleje en nuestra organización. Es ese espacio democrático el que tiene que empezar a conversar, a dialogar y a acordar esa lista unitaria. 

Presento mi candidatura con la vocación de poder encabezar una lista de unidad

Yo simplemente presento mi candidatura con la vocación de poder encabezar esa lista de unidad. Hay otro compañero más que me consta que se ha presentado. Es posible que haya más candidatos o candidatas que quieran de alguna manera encabezar esta candidatura de unidad. Se trata de abrir ese espacio democrático para ver de qué manera sentimos que se tiene que coordinar todo ese trabajo, esa composición y quién encabeza. 

Esas personas de la dirección la acusaron de entorpecer esa candidatura de unidad. Es decir, que ese movimiento en ese momento entorpecía la unidad. No sé si a posteriori, vista la reacción, cree que que fue una buena decisión hacerlo en ese momento o que si hubiera esperado a esta semana o a las posteriores para anunciarlo habría facilitado el diálogo que se estaba dando en esa dirección.

El proceso de negociación empieza ahora. No ha acabado con la presentación de mi candidatura. Cualquier militante de Izquierda Unida puede presentarse a ser candidato para encabezar esta lista de unidad. El proceso para componer esta lista unitaria empieza ahora. Yo estoy radicalmente de acuerdo con que tiene que haber una lista unitaria y es en lo que tenemos que trabajar. Tiene que haber debate y tiene que haber síntesis de acuerdo. Necesitamos ver cuáles son los documentos políticos. Ahora mismo hay presentados dos documentos políticos. Yo defiendo, lógicamente, el que se ha trabajado dentro de la dirección política de Izquierda Unida, de manera horizontal y con mucho tiempo muy participada. Tiene que ser enriquecido precisamente con las asambleas en todos los territorios y de manera paralela es que se compone también esta lista unitaria.

Yo aspiro a ir a una lista unitaria, a hablar con todo el mundo y a que nos sintamos todos y todas cómodas con la representación territorial de las federaciones de Izquierda Unida. Hay algunas que tienen menos presencia han tenido hasta ahora y que yo creo que deben tener una presencia importante, todos los territorios, porque reclamamos una organización que trabaja en el marco de lo cotidiano, en lo municipal, en lo territorial, que tenemos asambleas en todos los territorios y esto tiene que estar presente y ser reconocible en la Dirección Federal de Izquierda Unida que salga de esta Asamblea.

Pongámonos en el escenario de que esa negociación se complica. ¿Podría ser capaz de liderar Izquierda Unida sin el apoyo del Partido Comunista y sin el apoyo de Izquierda Unida en Andalucía, que son esos sectores que ahora mismo más molestos están con cómo se han dado las cosas hasta ahora?

Yo tengo una manera de trabajar profundamente horizontal. En estos últimos años en los que he sido eurodiputada me he recorrido prácticamente todo el territorio y he trabajado con los problemas de la gente sin tener en cuenta las sensibilidades dentro de la organización. Porque creo que hacer política es esto. Es resolver los problemas de la gente, de la propia organización política, de las necesidades que tienen nuestros concejales, nuestras concejalas, nuestros diputados, nuestra gente que se organiza en una asamblea de base. Para mí es imprescindible entenderme y trabajar con todo el mundo y yo creo que por supuesto que es imprescindible que así sea y que va a ser así. Mi voluntad es esa, absolutamente firme. 

No he tenido ningún problema hasta ahora con nadie en la organización. Yo reivindico mucho salir de esta lógica, si me lo permites, más masculinizante de hacer política. Romper con esto y hablar, hablar mucho, dialogar mucho. Hay cuestiones que tienen que ver con lo político, que nos unen profundamente a la organización y esto para mí es un elemento de valor que tiene Izquierda Unida. Cuando nos sentamos a hablar de lo político, de lo programático, de lo ideológico, tenemos una profunda coincidencia en términos generales.

Por ejemplo, para mí es fundamental que en la próxima dirección de Izquierda Unida haya una parte muy importante de la política municipalista, que la organización a nivel federal se preocupe mucho del municipalismo. O que la organización a partir de la próxima Asamblea Federal refuerce politizar la vida cotidiana, no solo las instituciones. Eso exige que tengamos una presencia muy fuerte en los barrios y en los municipios. Y, por supuesto, la visión del feminismo y la visión de la cuestión de la crisis ecosocial que nos tienen que atravesar para todo.

Usted ha sido eurodiputada. El escenario que se dibuja para esas elecciones da un importante ascenso a las fuerzas de derecha y de extrema derecha también. Y al mismo tiempo, la izquierda europea está en un momento de declive, tanto en Portugal, como en Alemania, Grecia o Italia. Es la española la única que aguanta. ¿Les preocupa que esas fuerzas compañeras o hermanas estén en un mal momento?

En general hay un avance de las posiciones de la derecha y la extrema derecha, pero creo que hay casos singulares y alentadores de proyectos de la izquierda en otros países. Por supuesto está el caso de España, pero también por ejemplo en Irlanda, que da una cierta esperanza para para la izquierda. Lo que está sucediendo también en Bélgica con el Partido de los Trabajadores es una experiencia maravillosa que además señala un poco de qué manera debe trabajar una organización de izquierdas con empuje y capacidad de plantear políticas de futuro para su país. Nos encontramos una fuerza política muy organizada socialmente, con cada vez más presencia en lo institucional y con unos pronósticos bastante positivos en términos generales. 

Tenemos que ser firmes a la hora de disputar el relato de futuro a la derecha

Es importante hacer autocrítica, pero no simplemente como una cuestión puramente fetichista o para quedarse ahí, sino con una vocación superadora. La izquierda tiene que afrontar un reto histórico: empezar a diseñar horizontes de futuro y con una cierta esperanza. Pareciera acaso que se nos ha agotado la capacidad de soñar y hay que negarse a esto. Tenemos una enorme capacidad de plantear escenarios de futuro con derechos, de futuro para la mayoría social, en el que no todo esté escrito. Tenemos que ser firmes a la hora de disputar el relato de futuro. La extrema derecha tiene bien claro hacia dónde nos quieren situar y hacia dónde nos quieren llevar. Estamos ante retos que requieren reactivar un poco estos dispositivos y situar hacia dónde queremos ir y cómo. En España hemos demostrado que se puede gobernar, a veces con marcos en marcos muy complicados y muy difíciles, ensanchando derechos y, por tanto, eso dibuja un horizonte de esperanza en el que la gente viva mejor, que ese es al final nuestro proyecto político.

Ahora están negociando una lista de Sumar en la que convergerán fuerzas de izquierda y también verdes. Tradicionalmente, siempre han ido en listas en las que la mayor parte de los eurodiputados iban al grupo de la izquierda y no a Los Verdes. ¿Cómo van las negociaciones para esa lista? ¿Le preocupa que eso pueda cambiar? 

Yo no estoy directamente implicada en las negociaciones. Obviamente Izquierda Unida tendrá que estar en esa candidatura y estará en el grupo de la izquierda en el Parlamento Europeo. Hasta ahora siempre hemos ido en candidaturas al Parlamento Europeo en las que estaban compuestas por compañeros y compañeras que no todos iban al grupo de la izquierda. Yo espero que haya más compañeros y compañeras que terminen yendo al grupo de la izquierda. Vamos a trabajar e intentar trabajar para que sea así.

Otra forma de preguntarlo. ¿Cuántos puestos cree o en qué puestos cree que debe ir Izquierda Unida en esta lista. ¿Están pidiendo el número 2? ¿Tener dos puestos de salida? Al final, Izquierda Unida es dentro de Sumar el partido que más dinero va a aportar, o más tiempo en debates, porque venía de la coalición de Unidas Podemos, que es la que tiene representación ahora mismo en el Parlamento Europeo. 

Es muy importante el marco del programa político. Es fundamental porque por ejemplo nosotros tenemos discrepancias políticas e ideológicas con el grupo de Los Verdes en el Parlamento Europeo. Por ejemplo con la cuestión de Palestina, que es un elemento sustancial. Y a partir de ahí lógicamente espero que Izquierda Unida esté lo mejor representada en esa lista. Faltaría más.

¿Pero no quiere adelantar un número?

No estoy en las negociaciones, no sé exactamente cómo van, pero vamos, que estemos muy bien representados.

No sé cómo analiza la situación actual del Gobierno pasando a política nacional. Acabamos de ver cómo se adelantan las elecciones en Cataluña. La primera consecuencia que eso ha tenido a nivel nacional es que el PSOE ha prorrogado los presupuestos. Es quizás el momento en el que las relaciones entre PSOE y Sumar están más tensas desde que comenzó la legislatura. ¿Cree que esto puede hacer que pierdan una de las grandes banderas que han lanzado en campaña, que es la capacidad legislativa? Con tres elecciones este año y sin presupuestos, su capacidad para sacar iniciativas adelante se ve mermada.

Tenemos que seguir trabajando. Se trata, evidentemente, de tener iniciativa legislativa y de seguir desplegando una parte de la iniciativa del marco legislativo que ya se ha aprobado con carácter anterior. Obviamente tenemos un Parlamento diverso que es reflejo del país que tenemos y nos toca trabajar en este contexto, además del añadido de las convocatorias electorales. Esto es lo que estamos haciendo desde el Ministerio de Juventud e Infancia. Estamos, por ejemplo, trabajando con la cuestión de la pobreza infantil, estamos trabajando con la cuestión de la Ley de Juventud, estamos trabajando con la cuestión de los entornos digitales seguros. No podemos perder el foco.

¿Hay alguna forma de acelerar todos estos procesos sin que pasen por la vía legislativa?

En muchos de los procesos políticos que hemos iniciado estamos interpelando a la sociedad civil y a las organizaciones que están fuera del Parlamento, pero también a las que están en el Parlamento. Por ejemplo, con la cuestión de entornos digitales seguros, hemos propuesto la creación de un grupo de 50 expertos y expertas, gentes que vienen de diversos espacios sociales, académicos, etcétera, y lo que hemos hecho ha sido empezar a trabajar desde ahí para establecer un plan para nuestro país, un acuerdo intergeneracional de país, con la participación de la juventud y de la infancia. Por supuesto esto luego tendrá una traslación en términos legislativos, pero es importante activar también a la sociedad civil. Cuando hablamos de pobreza infantil, exactamente lo mismo. Y hemos propuesto que la Ley de Juventud termine siendo el paso culminante de un proceso de participación política de la juventud. La Ley de Juventud tiene que arrancar siendo un proceso político fuera de las instituciones que permita generar un borrador de ley hecho por los jóvenes y las jóvenes de nuestro país. Vamos a hacerlo igualmente a pesar del contexto que tenemos.

Se acaba de aprobar la Ley de Amnistía en el Congreso, pero este debate ha provocado que estos primeros meses el relato político haya estado centrado únicamente en la Ley de Amnistía. En las últimas semanas hemos visto cómo el 'caso Koldo' también ha centrado gran parte de los titulares y del relato alrededor de la situación del Gobierno. ¿Le preocupa que solo se esté hablando de estas cuestiones?

Me preocupa mucho el nivel de crispación social. Y hay muchos de los debates que se están dando en función de las coordenadas que sitúa a la derecha. La derecha y la extrema derecha no tienen un proyecto para nuestro país, tienen un proyecto corporativo, por eso están muy interesados en generar crispación en torno a cualquier tema. Ha sido la amnistía cuando se han visto incapaces de dar una salida para generar un nuevo marco de convivencia en Catalunya. Incluso estamos viéndolo con la corrupción. Las contradicciones que tiene el Partido Popular: tan exigente hacia fuera y tan poquito exigente hacia adentro. Salirnos de este marco de crispación sería perfecto. Tenemos que seguir muy concentradas en nuestra labor, seguir avanzando, seguir ensanchando derechos y seguir desplegando la agenda social. 

Ha hablado de la doble vara de medir del PP. La semana pasada y esta elDiario.es ha ido publicando informaciones sobre los negocios de la pareja de Ayuso. El viernes pasado se conocieron mensajes con amenazas e insultos que el jefe de Gabinete de Ayuso lanzó a una periodista de este medio. ¿Creen que Ayuso debe tomar medidas, que debe cesar a Miguel Ángel Rodríguez? ¿Cree que Ayuso debe dimitir por las informaciones que estamos conociendo?

Debe cesar a Miguel Ángel Rodríguez. Es absolutamente intolerable. Por supuesto, mi solidaridad absoluta con la periodista. Estamos hablando de la libertad de prensa, que en democracia es absolutamente imprescindible que se respete. Cuando Ayuso habla de libertad, se refiere a una libertad muy estrecha. Hay que respetar la libertad en positivo, la libertad de acceder a una información veraz, que es un derecho también que tenemos todos los ciudadanos y ciudadanas. Esta persona tiene que ser cesada inmediatamente y desde luego la señora Ayuso debería dimitir. Tiene que ser responsable y ser coherente con la exigencia que ella misma ha puesto en ocasiones anteriores para otros y para otras.

Le quiero preguntar por la Asamblea de Sumar que se celebra este sábado. Será una primera fase del proceso constituyente de Sumar como un frente amplio de partidos. ¿Qué papel va a jugar Izquierda Unida en este primer congreso?

Tenemos previsto asistir como una delegación de Izquierda Unida a la Asamblea. Queremos saludar el espacio que se está construyendo y acudiremos como organización política a participar en la asamblea de Sumar.

Se ha cerrado una etapa de negociación. Izquierda Unida pedía que el 30% que Sumar reserva a las organizaciones políticas se eliminase, que se construyese una dirección en la que los partidos tuviesen un papel no sé si más protagonista. ¿Van a seguir presionando para que se cambie este modelo? ¿Qué papel cree que deben jugar los partidos en esa dirección?

La cuestión es que los partidos estemos. Yo creo que no es una cuestión de protagonismos. A mí no me gusta hablar de la política en estos términos, sino de qué puede aportar cada espacio político. Nosotros aportamos nuestro arraigo territorial, nuestra vocación municipalista, que somos un proyecto político de carácter estatal y que tenemos una historia. Se trata de encontrar un espacio amable en el que podamos construir políticamente gentes diversas que venimos de distintas tradiciones y articularlo para que sea posible de la mejor de las maneras. Todavía se está trabajando en ello. De todos modos, ahora yo estoy sobre todo muy concentrada en el proceso de Izquierda Unida, en la conversación que tenemos que tener para intentar tener una Izquierda Unida muy fuerte, muy cohesionada y con un proyecto estratégico para nuestro país.

Pero es verdad que no se entiende el papel de Izquierda Unida sin el proceso que está conformando Sumar. No sé si tiene la sensación de que hay ciertos debates que se han ido postergando por la falta de acuerdo entre las organizaciones y que todavía no está muy claro qué va a ser Sumar una vez que pase todo este proceso constituyente.

Es un proceso que está vivo, que no se cierra el día 23, que va a estar en construcción durante unos meses. Hay muchas conversaciones que tienen que dar lugar a síntesis. Esto es también lo bonito de hacer política y de hacerla desde la izquierda. Como venimos de tradiciones políticas diferentes, vamos a tener que tener un diálogo abierto que permita crear y tejer ese lugar. Vamos a ver también lo que sucede en cada organización y en cada espacio. Sumar tiene otras militancias, tiene otras estructuras y todo eso hay que respetarlo, respetando también el carácter que tenemos cada una de las organizaciones políticas y nuestros propios debates. Yo no me aventuro a cerrar ahora mismo el debate. ¿Por qué? Porque necesitamos tenerlo. Precisamente uno de los ejes de la Asamblea de Izquierda Unida seguramente será debatir cómo debemos estar en los espacios políticos que se están conformando. Es un debate colectivo, lo tenemos que tener entre todos y todas en Izquierda Unida. Seguramente podamos enriquecer el futuro de lo que vaya a suceder también con Sumar.

En los últimos meses, Podemos se ha descolgado de este proceso de unidad que está construyendo Sumar. Les preocupa que una formación que apela a un electorado concreto de la izquierda y al que no sé si Sumar está apelando.

Estamos en procesos que están vivos. Yo creo que es importante, más que mirar a un otro que está en el campo de la izquierda, saber primero hacia dónde queremos ir nosotras, qué queremos construir, cuál es nuestra propuesta política, cuáles son esos debates ideológicos que también conviene actualizar. Es importante porque reduce la crispación y permite y promueve las alianzas. Todo lo que sea rebajar la crispación es importante. Y para rebajarla, primero tenemos que saber en qué momento estamos nosotros y nosotras. Prefiero trabajar más sabiendo cómo queremos construir el proceso político de nuestro país y luego viendo cuáles son los puntos de encuentro que seguro que tenemos con otras fuerzas políticas de la izquierda, independientemente del momento en el que estemos ahora.

Vídeo: Javier Cáceres