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Sobrino del general Miaja rectifica a historiadores sobre fin de guerra civil

EFE

México —

Un sobrino del general José Miaja Menant (1878-1958) ha publicado en México un libro en el que “rectifica” los dichos de destacados historiadores sobre algunos capítulos importantes relacionados con el papel de su tío durante la Guerra Civil española (1936-1939).

“Los que la han contado bien (esa guerra) han tenido errores graves también. Por ejemplo, (Hugh) Thomas, el de la biografía de Franco (Paul Preston) y Ángel Viñas, esos historiadores también han cometido errores”, dijo a Efe en entrevista con Efe Fernando Rodríguez Miaja, de 95 años.

Rodríguez Miaja fue testigo directo de aquel conflicto bélico y secretario personal de Miaja Menant, quien comandó la defensa de Madrid a fines de 1936 por encomienda del entonces ministro de la Guerra, Francisco Largo Caballero.

Ahora acaba de publicar el libro “Testimonios y remembranzas. Mis recuerdos de los últimos meses de la guerra de España” (Colegio de México, 2013), que incluye un capítulo de “aclaraciones y rectificaciones”.

“No son unas memorias. La guerra duró tres años y este libro abarca básicamente el final de la guerra, sus últimos meses. Pero claro, está metido dentro de un ambiente general: no es solo esos meses, es un poco más amplio, un poco anecdótico”, apunta.

La intención del mismo es “rotundamente” contar otras versiones distintas a las de algunos historiadores que glosaron aquella guerra, explica su autor, exiliado en México desde hace 74 años.

“Yo viví los últimos días de la guerra, los hechos más importantes que ocurrieron. Como fui testigo y actor de algunos de ellos, he querido plasmarlo”, apunta.

En la obra explica que son inexactos algunos episodios de la defensa de la capital de España alusivos al general Miaja, tal como los contados por Manuel Aznar en “Historia militar de la guerra de España” (1940), Segismundo Casado en “Así cayó Madrid” (1968) o Ricardo de la Cierva en “1939. Agonía y victoria” (1989).

También hay imprecisiones en “Memorias de España 1937” (1992), de la mexicana Elena Garro, y en dos libros con idéntico título, “La Guerra Civil española”, de los británicos Hugh Thomas y Paul Preston, publicados respectivamente en 1961 y 2000.

A Thomas le reprocha que en 1995, en otra edición de esa obra, calificara a su tío de “bonachón” y sostiene que con ello pretendió “desprestigiar la labor del general Miaja”, aduciendo que su carácter era “débil y dócil”, y subrayar que fue un “hombre arbitrario e indisciplinado, según convenga en cada caso”.

A Preston le cuestiona por afirmar, meses antes de hacerse cargo de la defensa de Madrid su tío, que había fracasado en su intento de “tomar Córdoba” al frente de la Tercera División en Valencia, “ya que este no tenía ninguna relación con el ataque a la ciudad andaluza y además lo ocupó después, y no antes, de haber mandado la columna que intentó en vano tomar” la ciudad andaluza.

La obra reproduce documentos inéditos como teletipos o cartas de Miaja con el también general Vicente Rojo y otras personalidades.

“Hay una carta del general (mexicano Lázaro) Cárdenas, salvoconductos, informes del general Miaja al Gobierno (de la República) de la situación política”, señala Rodríguez Miaja.

El autor se basa también en lo que vio de cerca apoyando como secretario particular a Miaja en momentos en que se tomaron determinadas decisiones del bando republicano durante la Guerra Civil.

Según Rodríguez Miaja, en general los historiadores cuyos relatos pone en tela de juicio con sus testimonio refieren situaciones que no ocurrieron o que son inexactas: las más sobre la defensa de Madrid y otras acerca de la salida de España vía Argelia hacia el exilio de Miaja, episodios que él vivió en primera persona.

Para Rodríguez Miaja, cometer errores como los de los historiadores “es humano pero conviene, cuando uno ve que hay uno serio, desmentirlo”, a lo que ha dedicado su libro.

Por último, preguntado sobre si la actuación de su tío pudo cambiar la historia de la Guerra Civil española lo rechazó.

“La posibilidad que tuvo la desarrolló y al final se perdió. Y hasta ahí llegaron sus posibilidades. Perdimos la guerra porque Franco tenía el apoyo total de Hitler y Mussolini, y nosotros no contábamos con esas ventajas”, sentenció.