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Stefano Sannino: “Las medidas de contención en el pueblo de Italia donde se inició el brote empiezan a funcionar”

“Distantes, pero unidos”, es uno de los lemas utilizados en Italia en las últimas semanas para hacer frente al coronavirus COVID-19. Tras China y Corea del Sur el italiano es el tercer país del mundo que registra más infectados. Stefano Sannino (Nápoles, Italia, 1959), embajador de Italia en España desde 2016, recuerda una y otra vez esa consigna que apela a la “disciplina social” de la que hablaba el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, este jueves, según la cual la ciudadanía debe tomar parte activa en la contención del virus manteniendo la distancia con el resto de la población y haciendo caso a las recomendaciones de las autoridades sanitarias. 

Sannino, que además es secretario general adjunto de Asuntos Económicos de la diplomacia europea en el departamento que dirige el exministro español Josep Borrell, reconoce durante una entrevista telefónica con eldiario.es que a raíz de la expansión del coronavirus la actividad de su embajada es frenética con el objetivo de ofrecer la mejor ayuda posible a los italianos residentes en España, así como para los que estaban de paso, por turismo o por trabajo.

El martes, el Gobierno español decidió cancelar todos los vuelos entre Italia y España por la crisis del coronavirus COVID-19. Ante ese escenario, ¿cuál es la labor que está centrando su actividad como embajador?

Principalmente estamos ayudando a los turistas italianos que estaban en España a poder volver a Italia. Tratamos de encontrar caminos y medios alternativos al avión como, por ejemplo, los barcos de Barcelona llegan a Italia, trenes internacionales que viajan hasta Francia o el alquiler de coches. 

¿Cómo están controlando a esas personas que viajan de un lado al otro para que estén libres del virus?

Son, en su mayoría, personas asintomáticas. Estamos siguiendo a algunos grupos que se encontraban en las Canarias, donde hemos tenido algún caso que ha resultado positivo, por lo que se han quedado en cuarentena. Es un esfuerzo muy grande el que está haciendo la embajada, que está en contacto permanente con todos los italianos que necesiten de nuestra ayuda. 

Por su experiencia de los últimos días, ¿diría que existe un pánico generalizado que esté dificultando la labor de las autoridades?

Afortunadamente no veo que haya pánico. Es cierto que los italianos que viven en España habitualmente están afrontando la crisis con preocupación, siguiendo todas las indicaciones de las autoridades tanto centrales como autonómicas. Y para los turistas que estaban temporalmente en España la preocupación es cómo volver a Italia. Hay muchas personas que nos piden información y por eso tenemos una web con muchos datos y hemos creado una dirección de correo electrónico (madrid.coronavirus@esteri.it) para que se puedan informar y preguntar de manera más específica. De momento, no podemos hacer más que eso.

¿Cuál es la situación en su país, Italia, y qué ha llevado a su Gobierno a adoptar medidas tan drásticas como el cierre de los comercios o la limitación de los movimientos internos?

El Gobierno ha seguido una pauta basada en lo que los científicos y los médicos aconsejaban y ha ido actuando progresivamente en función de la difusión del virus. Ahora, y siempre para evitar que el contagio se difunda aún más, han decidido aprobar unas medidas más drásticas. El cierre de los comercios solo busca mejorar la salud pública. El problema no es tanto el virus en sí mismo sino que un alto número de infectados haga que los sistemas sanitarios italianos se desborden y no tengan capacidad de responder a todas las necesidades. 

De momento, por tanto, el sistema no está desbordado. 

El sistema está respondiendo bien, con mucho esfuerzo evidentemente. Hay zonas más solicitadas, como la de Lombardía, que afortunadamente tiene un sistema de salud muy desarrollado. Pero es verdad que la presión es muy fuerte y que el personal sanitario está actuando con mucha valentía y con mucho esfuerzo personal. La prioridad es que no se sobrepase el límite de respuesta de las capacidades que tenemos en Italia.

¿Está garantizado el abastecimiento de alimentos en Italia?

Sí, no hay ningún problema. Es cierto que hay alguna dificultad con algunos productos farmacéuticos, especialmente las mascarillas o los que se necesitan para las curas intensivas o subintensivas. También aquí, en España, hemos contactado con algunas empresas que van a exportar ese tipo de productos a Italia. Espero que se haga un esfuerzo colectivo a nivel europeo para ayudar a todos los países con el abastecimiento de estos productos. 

Continuamente se habla de que España podría estar en una situación similar a la que vivió Italia hace unos días. ¿Considera que aquí deberían adoptarse cuanto antes medidas similares a las que ya se han aprobado en Italia para evitar que la epidemia se propague igual que allí?

Los gobiernos se están tomando esta crisis muy en serio porque además de la salud de las personas está el impacto económico que el virus podría ocasionar en los próximos días a las familias o a los autónomos. Lo que puedo decir es que en Italia las medidas han sido progresivas con la idea de reducir los contagios dentro de lo posible. 

¿Tienen alguna estimación sobre cuándo se podría controlar allí la epidemia?

No, no hay una previsión de cuándo empieza a retroceder el pico. Sí puedo decirle que en uno de los pueblos en los que se inició el brote, que es Codogno, las medidas de contención empiezan a funcionar porque el nivel de contagios está por debajo de los últimos días. Uno de los problemas del coronavirus es que se contagia más rápidamente que la gripe normal y ahora estamos observando que en ese pueblo el contagio es el de una gripe normal. Quiero esperar que sea una buena señal. 

Como secretario general adjunto de Asuntos Económicos de la diplomacia europea, ¿considera que la coordinación entre los países de la Unión Europea está siendo la correcta?

En los últimos días se está haciendo un trabajo mucho más coordinado desde el punto de vista sanitario, recordando siempre que las políticas sanitarias siguen siendo políticas nacionales, por lo que los poderes de coordinación de la UE son limitados. No obstante, los ministros de Sanidad hablan con regularidad. Otras medidas que está adoptando la UE son para paliar las consecuencias económicas. La idea es que la Comisión presente en los próximos días unas propuestas más concretas y específicas. Espero que esto siga así porque la del coronavirus es una crisis europea. El impacto en la salud y el económico se verán a un nivel europeo y la respuesta debe ser europea. Siempre he pensado que la UE tiene que tener una capacidad de actuar ante las situaciones que afecten a los ciudadanos. 

¿Qué medidas se podrían adoptar en el ámbito económico?

De momento no lo sabemos, pero es evidente que la crisis tendrá un impacto económico. Todas las agencias económicas internacionales están revisando a la baja las perspectivas de crecimiento. En nuestro caso, el Gobierno italiano ha tomado una decisión de inyectar en el sistema económico 25.000 millones de euros y va a adoptar nuevas medidas a lo largo de la semana. Es importante que se utilice toda la flexibilidad que existe en el pacto de estabilidad para paliar esos posibles efectos económicos. 

¿Corremos el riesgo de que una nueva crisis suponga más retrocesos en derechos laborales y sociales?

No lo sé. No quiero hacer previsiones. Lo que es importante en este momento es no pensar en que hay un origen o una etiqueta del virus, porque aunque es cierto que se originó en China, se ha extendido rápidamente. 

¿Se refiere a actitudes racistas hacia ciudadanos chinos?

Sí, son episodios aislados pero hay que tener cuidado de que no pasen. También hay que evitar discriminaciones económicas o de los productos, porque estos no llegan con coronavirus de un país. Si además del impacto que haya en algunos sectores como la hostelería o el turismo tenemos actitudes negativas, proteccionistas o xenófobas en cuanto a la libre circulación de las mercancías, tendremos muchos más problemas. Tenemos que intentar que eso no se produzca.

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