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“La única forma de superar al PSOE es la acumulación de fuerzas de la izquierda”

El diputado de Izquierda Unida-Unidad Popular Alberto Garzón (Logroño, 1985) recibe a eldiario.es en su despacho del Congreso. Quedan menos de 30 días de plazo para alcanzar un acuerdo que propicie la investidura de Pedro Sánchez y Garzón ve muy pocas posibilidades de que PSOE y Podemos acerquen posturas, sobre todo si los socialistas se empeñan en el pacto con Ciudadanos. Garzón denuncia un “acoso brutal” para que la izquierda apoye dicho pacto y cree que en unas nuevas elecciones debería sondearse de nuevo un acuerdo de IU con Podemos a nivel estatal: “La única forma de superar al PSOE es la acumulación de fuerzas de la izquierda”.

El dirigente de IU también defiende su propuesta para la Asamblea federal que debería celebrarse, si no hay cambios, en la primera semana de junio: “Necesitamos un instrumento para llegar a las clases populares y que se puedan organizar. Hay que volver a la IU de los orígenes”.

Queda un mes para la disolución de las Cortes. ¿Cree que estamos más cerca de un Gobierno o de nuevas elecciones?

Estamos más cerca de nuevas elecciones. A pesar de los esfuerzos que hemos hecho por ejemplo desde Izquierda Unida-Unidad Popular con nuestro millón de votos, las encuestas han puesto una serie de incentivos encima de la mesa y ahora mismo PP y Ciudadanos no tienen incentivos para hacer ahora lo que podrían hacer perfectamente a la vuelta de las nuevas elecciones. El PSOE no está en una situación tan crítica como tras el 20 de diciembre y se mantiene firme en el acuerdo con Ciudadanos. Toda la presión se sitúa sobre Podemos para que se abstenga y eso, en coherencia con su programa, parece complicado. En ese escenario tan bloqueado parece que desde el pacto PSOE-Ciudadanos todo tiene que ver más con una escenificación de quién no es el responsable de unas nuevas elecciones que con un deseo honesto de un Gobierno estable.

¿IU-UP pueda votar a favor o abstenerse en caso de que el PSOE mantenga su acuerdo con Ciudadanos?

No. Si el PSOE mantiene un acuerdo cuya parte económica pertenece a Ciudadanos, no podríamos salir del 'no' en ninguna de las circunstancias. El PSOE tiene un doble problema: uno de fondo y otro coyuntural. El problema estructural es que la socialdemocracia europea está acabada porque ha aceptado unas reglas del juego que imponen su propio agotamiento. Vale echar un vistazo a los líderes socialdemócratas que han llegado a gobernar como [François] Hollande o el de [Alexis] Tsipras. Se meten en contradicciones y acaban comprando el socioliberalismo.

¿Y el factor coyuntural?

La relación de fuerzas internas. Susana Díaz, en una lucha por el poder en el PSOE, impone unos límites a Pedro Sánchez que le empujan a no poder salirse del espacio de Ciudadanos. Queda todo bloqueado y parece que la única forma de desbloquearlo es una nueva convocatoria electoral.

¿Han tenido contactos con los otros grupos para retomar las conversaciones?

Nosotros lo hemos intentado todo desde el 20 de diciembre y de hecho seguimos diciendo que no nos rendimos, pero es evidente que todo pasa por un acuerdo entre el PSOE y Podemos independientemente de lo que hagan el resto de actores de la izquierda, como Compromís y nosotros. Estamos a la espera de que el PSOE y Podemos aclaren sus propias posiciones para saber qué escenario nos dejan al resto.

Decía antes que la presión se sitúa sobre Podemos. ¿Cree que la renuncia de Pablo Iglesias a la vicepresidencia del Gobierno tras la reunión con Pedro Sánchez cambia esto? ¿Quién será señalado como responsable de unas nuevas elecciones?

Es muy difícil. Esto parece una película en la que de repente quien te parece el culpable luego es inocente pero después tiene rasgos de culpabilidad. Incluso para los que lo vivimos de cerca es confuso. Nos sorprendió mucho el acuerdo de PSOE y Ciudadanos, pero también que Podemos forzara elecciones desde el 21 de diciembre. El escollo fundamental es que el PSOE haya situado su posibilidad de acuerdo en Ciudadanos en lugar de en la izquierda. Ha pactado con Ciudadanos para presionar a la izquierda cuando podría haberlo hecho al revés. Hay un acoso brutal a la izquierda para que ceda a un acuerdo político que es incompatible con nosotros.

¿En caso de nuevas elecciones, cómo las afronta IU-UP? ¿Qué diferencias habrá sobre el 20 de diciembre?

Con relativa tranquilidad. Somos la única fuerza que ha mantenido la coherencia que parece haber tenido el reconocimiento de la ciudadanía, según se refleja en las encuestas y en la calle. Lo cierto es que según las encuestas habrá cambios pero no serán significativos. El resultado será casi idéntico al del 20 de diciembre. Lo único que puede cambiar sustancialmente el resultado de las pasadas elecciones es que haya un espacio de colaboración electoral entre nosotros y otros actores de cara al 26 de junio.

¿Es posible ese espacio que no cuajó para el 20D?

Han cambiado las condiciones. Tenemos una foto de lo que es el país y tenemos unas encuestas que valoran a cada partido. Ha cambiado la imagen de IU-UP, que sale reforzada, o las de Ciudadanos y Podemos. Nosotros hemos sido muy claros, queremos un espacio rupturista para construir un espacio político socialista, feminista y ecologista y que la estrategia es la unidad popular, tanto la electoral como la no electoral. Y lo que hace falta es un espacio de reconocimiento en el que todos estemos cómodos. Si se da así, contará con el 100% de IU. La pelea estará en si Podemos opta por esta fórmula o prefiere insistir en la absorción individual de determinadas personas.

No parece que las posiciones en Podemos hayan cambiado en este sentido. Errejón, en una entrevista en eldiario.es, decía el jueves que no prevé esa opción.en una entrevista en eldiario.es

Antes del 20 de diciembre nosotros notamos diferencias sobre la posible convergencia. Personas como Pablo Iglesias y Luis Alegre, yo creo honestamente que eran partidarias de algún tipo de convergencia. La posición 'errejonista' desde luego la descartaba. Es un problema político importante.

Íñigo Errejón y otras personas defienden legítimamente las tesis de la transversalidad, que siempre es un instrumento reformista porque se mueve dentro de los límites del capitalismo. Y siempre lleva a la moderación. En IU durante toda su historia aquellos que defendían la transversalidad eran los más propensos a pactar con partidos más moderados. Quienes defienden la transversalidad son alérgicos a posiciones más radicales. Nosotros notamos antes del 20D que ganó en Podemos la tesis de que juntarse con la izquierda restaba votos y que había que caminar por otro sentido. Ellos son quienes tienen la disputa.

¿Cree que esta tesis puede cambiar de aquí al 26 de junio?

Han cambiado las condiciones y han sucedido cosas que han redefinido esta circunstancia. Es evidente que la única forma de superar al PSOE y de hablar de un espacio de ruptura democrática pasa por la acumulación de fuerzas de la izquierda. Y la mayoría, con independencia de lo que crean en el laboratorio de Podemos, cree que ellos son de izquierdas. Sería muy extraño que no hubiera una posibilidad de una confluencia laica, que responda a la frase 'marchar separados, golpear juntos'. Ese debate lo tiene que mantener Podemos.

Hablaba antes del proceso asambleario en el que está IU, ¿cuáles son los ejes de la propuesta que usted defiende?

Es un documento colectivo que parte de la mejor tradición de IU de hacer análisis y diagnósticos históricos. IU acertó sobre la Europa del euro en la época de Julio Anguita porque sus análisis no hablaban de cosas que iban a suceder al día siguiente, sino que podían suceder muchos años después. Es lo que necesitamos ahora: ver más allá de nuestras narices. Lo que Anguita llama el discurso profético.

España no se enfrenta a un problema electoral, sino a un problema de cambio de orden social. Las derechas y la oligarquía económica nos llevan a un modelo de mayor precariedad e inestabilidad. Con mayor desigualdad. Para que el capitalismo pueda seguir sobreviviendo. Frente a eso necesitamos un instrumento ágil, flexible y adaptado a los cambios de las últimas décadas. IU nació en 1986 y tenemos una estructura productiva y de clase muy diferente. IU necesita acometer cambios para adaptarse y abandonar la fórmula de una maquinaria electoral para avanzar hacia la fórmula de un movimiento político y social.

¿Pero no lo era ya?

Lo importante es llegar a las clases populares. Un diagnóstico general de la izquierda anticapitalista en los últimos años es que no llegamos a las clases populares. La mayor víctima del capitalismo y de su crisis está todavía despolitizada. Y cuando está politizada lo está en códigos de derecha. En España, más del 60% de los parados vota al bipartidismo. Nosotros necesitamos un instrumento para llegar a las clases populares y que se puedan organizar. Hay que volver a la IU de los orígenes.

Si esta tesis se impone en la Asamblea, ¿supondrá una disolución de IU o una desaparición de las siglas o de su identidad cultural y simbólica?

No, al contrario. Marx decía que si la apariencia y la esencia coincidiesen, no haría falta ciencia. La identidad se construye desde la esencia, que tiene que ver con la cultura política. Y la de IU es la más potente de este país a mi juicio.

¿Y en qué se concreta esto?

La nueva dirección de IU tiene que tener presente que IU está en transición hacia la construcción de un movimiento político y social anticapitalista, feminista y ecologista construido con más gente. Que es en última instancia lo que siempre defienden los documentos de IU.

¿Entonces qué diferencia esta asamblea de otras que aprobaban documentos similares?

Esta asamblea la hemos hecho muy diferente. Es mucho más democrática. Desde el primer momento ha bajado a las asambleas un cuestionario de debate para recoger las deficiencias de IU. Una de las más comentadas es que se aprobaban cosas que luego no se cumplían. Lo que Felipe Alcaraz [exdirigente de IU y del PCE] llamaba “asambleas que ganan los románticos y dirigen los burócratas”.

Nuestro documento está avalado por todos los concejales de todas las confluencias donde gobernamos: Madrid, Barcelona, Zaragoza, Ferrol o Alicante. Y de todas las ciudades donde cogobernamos con otros: Cádiz, Córdoba. Tampoco es casualidad que la mayoría de los firmantes de los otros documentos se pusieran enfrente de opciones como Ahora Madrid, como hizo José Antonio García Rubio que firmó la Declaración de Zamora.

La dirección que encabece usted, ¿será de románticos y no de burócratas?

[Ríe] La simplificación de la frase de Felipe puede llevar a equívocos. Lo que vamos a conseguir si ganamos la asamblea es una dirección más ágil, coherente y por supuesto plural. Si ganamos vamos a integrar al resto, pero seremos muy consecuentes. No se trata de utilizar el documento para llegar al poder, sino de desplegar un proyecto político coherente. Tenemos muchas opciones de ganar y por lo tanto la dirección será gestionada por románticos porque al fin y al cabo la transformación social tiene un elemento romántico aunque sea absolutamente racional.

Mencionaba antes a Julio Anguita, que ha suscrito un documento en el que aboga por abandonar el euro. ¿España debe salir del euro?

Julio no ha firmado esa ponencia, ha sido un error. Le llamé y le pregunté cómo firmaba esa ponencia dada la complicidad que hay y me explicó que él había firmado un artículo sobre el euro que al final se presentó como ponencia.

Sobre el euro, Julio y yo siempre hemos tenido una diferencia. Ambos estamos de acuerdo en que fue una mala idea y en que esta UE no merece la pena y que es golpista en términos financieros y criminal en términos humanos, como estamos viendo con los refugiados. Yo creo que el euro no es el problema. Es el capitalismo y la estructura productiva. Volver a la peseta no nos convierte en un país soberano porque esta está en las grandes empresas, que son privadas. Para que un pueblo sea soberano hay que tener los recursos productivos para poder vivir bien y que las clases populares puedan satisfacer sus necesidades.

¿Hay que quedarse en el euro entonces?

Yo no defiendo que haya que estar a cualquier precio. Lo diré con una metáfora: no es lo mismo no subirse a un avión que lanzarse sin paracaídas cuando estás a 50.000 pies. El euro fue una mala idea, pero salir del euro per sé no es la solución. Los problemas de España son de desindustrialización, de desigualdad de renta, riqueza y poder. Tener una peseta no implica el socialismo. Es más: tuvimos peseta. Y Reino Unido tiene la libra y padece la crisis igual que el resto.

En alguna ocasión han explicado que en caso de repetición de elecciones se adelantaría la asamblea. Otros en IU piden retrasarla. ¿Mantiene su posición?

Es un debate que está por tener en los órganos, pero yo creo que retrasarlo es un error. No veo un problema en que como mínimo se mantenga la fecha actual. La militancia está perfectamente capacitada para votar dos cosas a la vez, tanto la dirección como en las elecciones. La asamblea además es un proceso que comenzó en enero. Y me recuerda que en el siglo XX los revolucionarios fueron capaces de hacer la Revolución Rusa y congresos de los partidos en condiciones técnicas mucho más complicadas.