Susana Díaz y Pedro Sánchez tienen expectativas distintas respecto a la reforma de la Constitución por la que apuesta el PSOE. Mientras el líder socialista está convencido de que Mariano Rajoy cumplirá su palabra de abrir el debate sobre la modificación de la Carta Magna, la presidenta andaluza ha admitido que no ve “voluntad” en el PP de abordar los cambios.
Los dos dirigentes socialistas han coincidido en el Congreso con motivo de la conmemoración de la Constitución, aprobada el 6 de diciembre de 1978. Ninguno de ellos acudió el año pasado: la presidenta regional tuvo que quedarse en Andalucía por unas inundaciones y Sánchez había sido apartado del liderazgo del PSOE dos meses antes. En esta ocasión, Sánchez vuelve como secretario general y Díaz, que el año pasado tenía el poder del partido a través de la gestora, como presidenta de Andalucía tras perder las primarias.
“No veo voluntad, ni en el PP ni en Podemos”, ha dicho Díaz sobre la posibilidad de reformar la Constitución. A los de Pablo Iglesias les ha acusado de no querer reconocer lo “mucho bueno que hizo la Transición” y a Rajoy, de inmovilismo: “Rajoy está en estado puro y no es un reformista”, ha reconocido la presidenta andaluza.
Sus palabras se han producido en el mismo micrófono en el que apenas unos minutos antes Sánchez se había mostrado convencido de que en el plazo de seis meses se abrirá el proceso para reformar la Constitución, tal y como asegura le prometió el presidente del Gobierno a cambio de su respaldo a la aplicación del 155.
Sánchez ha afirmado que hay un “horizonte” para que en el “plazo de seis meses” se abra la subcomisión de reforma de la Constitución e incluso ha señalado que la “causalidad ha hecho que sea en el 40º aniversario en el que empecemos a trabajar en esa reforma”.
A pesar de que el líder socialista aseguró que Rajoy se había comprometido a abrir ese debate, en el PP han enfriado esa posibilidad. De hecho, el presidente ha comparecido ante los medios minutos después que los dirigentes socialistas y ha vuelto a hacerlo: “Yo ya he dicho que estoy dispuesto a hablar”. Rajoy se ha escudado en la integración europea para rebajar la necesidad de reformar la Constitución.