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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Tania Sánchez deja Izquierda Unida para fundar un nuevo partido

Tania Sánchez no será la candidata de Izquierda Unida a la Comunidad de Madrid en las próximas elecciones. Ni seguirá siendo diputada regional en la Asamblea de Madrid. La política de 35 años ha decidido abandonar la militancia de la coalición y su acta de diputada para fundar un nuevo partido con el que presentar una candidatura de “unidad popular” en las elecciones autonómicas del próximo 24 de mayo ante el bloqueo en el seno de IU de Madrid. Según ha podido confirmar eldiario.es, Sánchez no buscará el reconocimiento de la dirección federal de IU, sino aglutinar, en torno a su candidatura y en una nueva formación, a todos aquellos que crean que existe una oportunidad de desbancar al PP de las instituciones madrileñas, independientemente de las siglas y de las fórmulas jurídicas.

Sánchez ya ha tomado su decisión, pero queda por discernir cuántos y quiénes de sus seguidores la siguen. En el seno del grupo que los aglutina, Recuperar Madrid, hay quienes defienden mantenerse en IU y dar la batalla interna o escindirse de IUCM y buscar el reconocimiento de la dirección federal. Recuperar Madrid ha celebrado este miércoles una reunión en la que se han discutido las opciones y en la que tenían previsto tomar una decisión colectiva, aunque Sánchez no tiene dudas del paso que ella, personalmente, va a dar y así se lo ha comunicado a sus seguidores.

El compañero de Sánchez en las primarias de IU, Mauricio Valiente, ha optado por mantenerse dentro de la coalición. Valiente ha decidido mantener la batalla interna por integrar a IU en el partido en el que confluirán Ganemos Madrid y Podemos. Para ello, promoverá una consulta entre militantes y simpatizantes.

Quien sí está esperando ya a Tania Sánchez es Jorge García Castaño, el exconcejal de IU en el Ayuntamiento de Madrid que dimitió el pasado 22 de enero con la intención de “trabajar por la unidad popular”, según explicó en una entrevista en eldiario.es. Junto a Sánchez, abandona IUCM la también diputada regional María Espinosa, así como cuadros medios de la organización en Madrid.

El bloqueo en el que está inmersa IUCM desde las primarias y la imposibilidad manifiesta de alcanzar un acuerdo entre los dos sectores en que quedó partida la organización ha provocado una ruptura que va más allá de una escisión. En aquella campaña, Sánchez se comprometió a confluir con todos aquellos que quisieran echar al PP del Gobierno, algo que no parece estar en disposición de hacer en IUCM, según personas presentes en la reunión.

La decisión, según ha podido confirmar eldiario.es, no es refundar IU en Madrid ni formar un nuevo partido para luego ser reconocidos por la dirección federal. El escenario no es el de Ezker Anitza en el País Vasco. Pese a los intentos de dirigentes próximos a Alberto Garzón de retenerlos dentro de la coalición, Sánchez no se fía ya de una organización que, en su opinión, es incapaz de resolver un conflicto enquistado y con graves consecuencias electorales en su segunda mayor federación.

El pasado lunes, Tania Sánchez participó en un debate sobre la unidad popular junto a Luis Alegre, secretario de Participación Interna de Podemos, Inés Sabanés, coportavoz de Equo Madrid, las activistas sociales Yayo Herrero y Justa Montero y el socialista Enrique del Olmo. Allí, Sánchez advirtió a los presentes: “Tenemos un mes para construir un instrumento colectivo que sea indispensable para el cambio”. Y ese instrumento, cree, ya no es IU.

Una quiebra inevitable

La salida parecía inminente en las últimas semanas, pero este mismo miércoles los dirigentes de Izquierda Unida en Madrid rechazaban que fuera a producirse. Mucho menos, tal y como finalmente va a ocurrir.

La última oportunidad para revertir la situación se perdió el pasado viernes, 30 de enero. La Presidencia federal, uno de los principales órganos de dirección de IU, se reunía de manera extraordinaria para analizar y tomar decisiones sobre la situación en Madrid. Minutos antes de arrancar, una destacada dirigente aseguraba a eldiario.es: “Hoy no va a pasar nada”. Acertó.

Desde el pasado mes de octubre, la organización regional y la dirección federal han vivido un duro enfrentamiento en el que se han cruzado expedientes de expulsión, suspensiones de militancia revertidas o directamente incumplidas, acusaciones de manipulación, resoluciones que se cambiaban sobre la marcha para añadir o quitar nombres, cartas que no llegaban a sus destinatarios pero sí a los medios de comunicación y un largo etcétera de situaciones esperpénticas que hacían imposible pactar una salida. Entremedias, los grupos municipal y autonómico en Madrid ratificaban en sus puestos a sus respectivos portavoces, Ángel Pérez y Gregorio Gordo, pese a las peticiones públicas y privadas de dirigentes de toda España que pedían que dieran un paso atrás para, al menos, favorecer una solución.

El viernes 30, como vaticinaba la dirigente federal, no ocurrió nada sustancialmente distinto a lo que había pasado en los últimos meses. La dirección de IU volvió a pulsar el botón de cinco minutos más en el despertador. Formalmente, se han puesto en marcha sendos expedientes de expulsión contra Pérez y Gordo. Pero no tienen instructor ni ha arrancado su tramitación. En apenas seis semanas, ambos cesarán en su cargo por mandato, ya que se disolverán las instituciones donde ejercen por la convocatoria de las elecciones.

La resolución también daba el apoyo explícito del organismo “a la compañera Tania Sánchez y al compañero Mauricio Valiente”. Una declaración que no aplacó los ánimos entre los seguidores de Sánchez y que no ocultaba que la mayoría de la organización había rechazado una vehemente solicitud del dirigente Enrique Santiago, quien propuso sin éxito intervenir la federación madrileña o desfederarla, es decir, expulsarla de la organización y reconocer a otro partido como parte de la coalición.

La decisión ya estaba tomada y solo faltaba comunicarla respetando los tiempos del colectivo que ha apoyado a Sánchez desde que diera el paso de liderar una candidatura que atacaba a la línea de flotación de una tradición de más de 30 años.