Una docena de terroristas muy jóvenes llevaba semanas preparando una cadena de atentados en Cataluña desde un chalé de Alcanar (en Tarragona) hasta que una explosión accidental el pasado miércoles frustró sus planes. Los ataques que planificaban pasaban por cargar de material explosivo tres grandes furgonetas y hacerlas estallar en centros turísticos para causar el mayor daño posible. En una casa de campo en plena frontera con la Comunidad Valenciana se estaba diseñando un baño de sangre. Pero el plan original se frustró sobre las 23 horas del miércoles con una detonación que en un primer momento los bomberos atribuyeron a una acumulación de gases.
La célula terrorista, integrada por miembros –algunos muy jóvenes– de varias familias procedentes de Marruecos y un español nacido en Melilla, tomó un atajo para organizar su baño de sangre. Poco antes de las cinco de la tarde del jueves, uno de los jóvenes yihadistas se lanzó al volante de una furgoneta vacía, sin carga explosiva, por el carril central de La Rambla a gran velocidad para arrasar a la multitud de viandantes que paseaba por la zona. El resultado es conocido, aunque provisional: 13 personas muertas y más de un centenar de heridos, de los que 65 siguen hospitalizados.
Ya en la madrugada del jueves al viernes miembros de ese misma célula terrorista perpetraron otro ataque en Cambrils, a unos 120 kilómetros de Barcelona. Cinco jóvenes yihadistas se saltaron un control policial para cometer otro atropello. Portaban hachas, cuchillos y chalecos con supuestos explosivos que al final resultaron falsos. El último en ser abatido por los Mossos en la acera del paseo marítimo llegó a acuchillar a una mujer que falleció horas más tarde en el hospital. Los otros cuatro habían sido neutralizados por un agente cuando bajaban del coche.
Los investigadores ya han identificado a los cinco terroristas, según informan fuentes de la lucha antiterrorista a eldiario.es. Se trata de Moussa Oukabir (17 años) –que inicialmente fue señalado como el conductor de la furgoneta, una hipótesis que los Mossos no confirman–, Omar Hychami (21), El Houssaine Abouyaaqoub (19), Said Aallaa (19) y Mohamed Hychami (24).
Además de ellos, la célula estaría supuestamente integrada por otros tres detenidos. Se trata de los marroquíes Driss Oukabir, de 28 años, Mohamed Aalla, de 26 años, Salh El Karib, de 34 años, y el español Mohamed Houli Chemlal, de 20 años.
Todavía está en busca y captura Youness Abouyaaqoub, uno de los nombres relacionados con el ataque que no aparece en las listas de fallecidos o detenidos. Según han informado fuentes de la investigación a eldiario.es, Youness alquiló Una de las tres furgonetas utilizadas por los terroristas en sus planes.
El comisario jefe de los Mossos, Josep Lluís Trapero, admitió durante su comparecencia pública del jueves lo que sus patrullas le contaron sobre el terreno, cuando descubrieron más de un centenar de bombonas de butano entre las ruinas del chalé de Alcanar: que lo que buscaba ese grupo terrorista organizado era causar una masacre de mayor dimensión: “La tesis que manejamos en estos momentos [...] es que estos atentados se preparaban desde hace un tiempo en el domicilio de Alcanar. Está por determinar el número de personas. Muchas están identificadas, no todas. Estaban preparando un atentado o varios. La explosión de Alcanar evitó otros de mayor alcance. Una vez que se produce el incidente, cometen el atentado, y luego el de Cambrils de una forma más rudimentaria. Pero no de la magnitud que preparaban”, afirmó el responsable de la policía catalana.
Esa improvisación y la juventud de los integrantes del comando, casi todos son menores de 26 años, que se repartía entre las localidades de Ripoll (Girona) y Alcanar (Tarragona) explicaría la cadena de errores que han llevado a los investigadores hasta los culpables en menos de 24 horas.
La explosión en la vivienda de Alcanar hirió a uno de los terroristas –Mohamed Houli– cuyo pasaporte figuraba en la Fiat Talento blanca de La Rambla y mató a otro supuesto componente de la célula. Sus restos fueron hallados este viernes bajo los escombros del chalé. Los Mossos ya habían comprobado a las pocas horas del atentado de Barcelona que las tres furgonetas se alquilaron con identidades reales. Así que las distintas patrullas no tardaron en tirar de ese hilo para ir cerrando su lista de sospechosos.
En una tercera furgoneta, una Renault Kangoo inmovilizada en Cambrils, apareció la tarjeta de crédito de uno de los terroristas al que los Mossos vinculaban con el atropello de La Rambla.
Todo eso ayudó a cerrar el círculo y puso a los investigadores sobre la pista de los asesinos en un tiempo récord tras abandonar la hipótesis inicial de lobo solitario que, como en Niza o Manchester, decide emprender atentados por su cuenta. En Cataluña había una célula de más de una decena de personas organizadas para perpetrar una masacre todavía mayor que la de La Rambla.