Varios testigos que han declarado este miércoles en el juicio al balarín Rafael Amargo, acusado de narcotrafico, han reconocido el “tránsito frecuente” de fichados por la Policía en el edificio del acusado durante la etapa en la que supuestamente habría utilizado su piso para vender droga. En la sesión que se ha celebrado en la Audiencia Provincial de Madrid otros testigos, los citados por la defensa del artista, han defendido en cambio la inocencia de Amargo y que, pese a ser consumidor, en ningún caso realizó venta de drogas.
En la primera jornada del juicio, que se celebró el lunes, se concluyó que parte del dinero que Amargo lograba supuestamente vendiendo drogas se usó para producir el espectáculo Yerma que protagonizó el bailarín en 2021.
Respecto a la sesión de este miércoles, los movimientos en el portal del domicilio de la calle Palma han sido confirmados por varios policías. “La zona tenía un trafico frecuente extraño en el que diferentes personas, algunas como David Sobrino, conocido por ser reincidente en este tipo de casos, entraban en el edificio y tras unos escasos minutos volvían a salir. Algo que nos inducía a tener considerables sospechas sobre lo que se estaba produciendo en el interior”, ha afirmado uno de los agentes tras las preguntas de la fiscal.
“Llevo más de 10 años investigando esta clase de sucesos y sabemos distinguir las actitudes”, ha comentado otro de los policías, que ha explicado que tras la salida del domicilio de algunos de los frecuentes se encargaron del seguimiento sin llegar a detener o cachear a ninguno de ellos.
El abogado de la defensa, Marcos García Montes, ha intervenido en muchas de las testificaciones policiales y ha centrado su estrategia en aclarar que, pese a que el “movimiento frecuente de conocidos por la Policía” se producía en el edificio, no se puede llegar a aclarar que fuese en el domicilio de Amargo. “La cámara situada en el Tribunal de Cuentas en la que se sustenta parte de la investigación ¿puede aclarar a qué vivienda se estaba accediendo?”, ha preguntado. La respuesta no ha sido igual dependiendo del agente. Algunos han afirmado a qué número se accedía y otros no han podido asegurarlo.
Polémica por las escuchas
Las escuchas telefónicas llevadas a cabo por la Policía juegan un papel fundamental en el caso y, pese a que la defensa apueste por su invalidez, los testigos encargados de la transcripción de las mismas han recitado lo que recogieron por aquel entonces. “En una llamada del 26 de agosto se puede oír a Juan Rafael de los Santos y a Rafael Amargo hablando sobre adquirir un kilo de metanfetamina por 13.000 euros en la que ambos podrían conseguir grandes beneficios”, ha detallado uno de los testigos. “El 12 de agosto se produce otra conversación en la que el acusado afirma que empleará 2.600 euros para coger algo ya que en ese momento no había sustancia en el distrito por la pandemia, suponemos que sustancias”, ha comentado otro.
La defensa, por su parte, ha mantenido su postura de que “no se puede asegurar que el supuesto tráfico se produjese en el domicilio”. Respecto a los objetos confiscados en el registro de la calle Palma, unos botes 'popper' y una pequeña bolsa de feniletilamina con un peso neto de 0,089 gramos, el abogado defensor ha hecho hincapié en que la primera sustancia no es una droga fiscalizada y que “incluso se puede adquirir por internet”, a lo que los testigos han matizado que pese a ello produce severos daños en el organismo humano.
Tras un receso de escasos minutos el juicio se ha reanudado con los testigos de la defensa. Entre ellos, cabe destacar la mujer de Rafael Amargo, Luciana, que, pese a no tener la obligación de testificar, lo ha hecho jurando la veracidad de su testimonio. Ella ha asegurado que en el domicilio de su marido sí que se ha consumido droga, pero bajo ningún concepto se ha procedido a la venta. “Cuando nos detuvieron el uno de diciembre a nosotros y a Javier Jurado, que nos acompañaba, no fuimos informados hasta tiempo después de que estábamos bajo arresto policial y en ningún caso estaba presente nuestro abogado. Además, previa notificación nos hicieron el registro”, ha señalado Luciana antes de atestiguar que su marido lleva años en procesos de desintoxicación incluso desde antes que comenzaran su relación e insistiendo que pese al consumo que se pudo haber producido en el domicilio, en ningún caso se produjo la venta de drogas.
Amigos del bailarín también han pasado por la sala para comentar sus vivencias junto a él y todas ellas se han dirigido en la misma línea: pese a la relación que pudieran tener, ellos o el acusado, la venta no era una de sus aficiones. Según la Fiscalía, una de las partes del modus operandi era que parte del tráfico se realizaba gracias a servicios de VTC.
Un conductor de Uber ha asegurado que el cliente al que llevaba al domicilio de Amargo era el primero que realizaba con su vehículo y que en ningún caso le conocía. Tras finalizar el servicio, este fue intervenido por la Policía y preguntado sobre el número del portal al que se dirigía, pero los testimonios no han aclarado si era un habitual.
Tras el paso de los testigos por el tribunal, el juicio se volverá a retomar el jueves a las 10.00 horas. Se espera que el propio Rafael Amargo testifique sobre el caso en el que la Fiscalía le pide nueve años de prisión por tráfico de drogas.