Los políticos consumen encuestas como si fueran dosis de fentanilo. Los periodistas no les van a la zaga. El nivel de adicción a esa sustancia no conoce límites. Cuantos más sondeos se conocen, más ganas existen de absorber los datos de los siguientes. No hay ni tiempo de sufrir el síndrome de abstinencia. Un mes después de unas elecciones generales, ya empiezan a aparecer nuevas entregas, aunque su valor sea muy relativo en esos momentos.
No hay que descartar su valor como placebo. Convierten la política, que se maneja en un mundo lleno de incertidumbres, en una actividad en la que algunos creen que es posible alcanzar juicios certeros sobre lo que quieren los ciudadanos. Y además, permite en teoría conocer la opinión de la gente en relación a las medidas aprobadas por un Gobierno o la trayectoria de un partido en la oposición. En última instancia, siempre queda el recurso de echar la culpa al árbitro y desconfiar de las encuestas que te perjudican por su influencia supuestamente perversa en la voluntad popular.
El Partido Popular ha aprovechado su mayoría absoluta en el Senado para montar una comisión de investigación sobre el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y la gestión de José Félix Tezanos, de 78 años, su presidente desde 2018. Nombrado por el Gobierno y confirmado tras las elecciones de 2023, los polémicos y en bastantes ocasiones fallidos resultados de sus encuestas han ido mermando su credibilidad.
La prensa de derecha utiliza por sistema la expresión “el CIS de Tezanos”. No es sólo en ese campo ideológico donde el crédito de Tezanos se ha reducido a poco más de cero. Profesionales del sector le culpan de tomar decisiones injustificables y de politizar la institución.
Para empezar los trabajos de la comisión, el PP ha tomado la extraña decisión de empezarla con los críticos del responsable del CIS en vez de hacerlo con el propio Tezanos para que de entrada se defienda. Este jueves, compareció Narciso Michavila, presidente de la empresa GAD3, con cuyas encuestas asesora al PP desde los tiempos de Pablo Casado. Tiene como clientes a varias empresas y medios de comunicación, entre ellos el diario ABC.
Michavila es de alguna manera la némesis de Tezanos. Es el profesional que con más persistencia ha criticado al presidente del CIS. Sus ataques no se diferencian mucho de los que realizan otros expertos del sector de los sondeos. Tezanos ha convertido al CIS “en una casa de apuestas con la ruleta trucada”, escribió Héctor Cebolla, investigador del CSIC, en mayo en el blog Piedras de Papel de este diario.
El presidente de GAD3 no se limitó en el Senado a resaltar los errores del CIS, sino también su método de trabajo, al que calificó de “caja negra” de la que es imposible replicar los resultados. Sobre los objetivos de Tezanos, fue tajante: “No tengo ninguna duda de que su intención es manipular”.
Como ejemplo, dio la desaparición de los barómetros dedicados de forma específica a la inmigración y la defensa, se supone que para no dar resultados que incomoden al Gobierno. Además, el centro no pregunta sobre la valoración de la monarquía desde 2015, una omisión que sólo puede ser intencionada.
Michavila destacó la encuesta de septiembre del CIS (pregunta 9ª) de la que salió el titular de que la inmigración ha pasado a ser el primer problema de los españoles (un 30% afirma que es uno de los tres principales problemas). Lo hizo para señalar que ese titular es “mentira”. Su argumento es que el CIS no agrupa las críticas a los políticos ante esa pregunta abierta. Un 20,6% dice que “los problemas políticos en general” están entre los tres mayores problemas. Un 12,2% lo comenta sobre “el mal comportamiento de los políticos”. Un 4,8% menciona “lo que hacen los partidos políticos”. Tres formas diferentes de referirse a lo mismo.
Otros expertos han destacado que el orden del cuestionario influye en las respuestas a la hora de valorar la preocupación sobre la inmigración. En este caso, hay varias preguntas antes sobre las desigualdades entre países ricos y pobres y si son “una de las causas que explican el aumento de la población inmigrante en países como España”.
El portavoz socialista en la comisión no se ablandó cuando Michavila dijo que “el PSOE le da mil vueltas en conocimiento de la sociedad española al resto de partidos”. El objetivo de José Javier Izquierdo no era hablar del CIS, cosa que no se molestó en hacer, sino criticar al compareciente. Su primer ejemplo fue el adelanto de las elecciones en Castilla y León por Alfonso Fernández Mañueco, que se basó en encuestas de GAD3 que preveían que podía sacar mayoría absoluta, lo que no ocurrió ni de lejos. Ahí también hay que tener en cuenta que la campaña de Mañueco no fue precisamente brillante.
Izquierdo preguntó directamente a Michavila si fue asesor de Pablo Casado y ahora de Núñez Feijóo, lo que es conocido. Michavila prefirió no contestar.
Sobre su fracaso en las elecciones de 2023, donde se llevó un buen revolcón, Michavila no ignoró esos errores ni les restó importancia: “Para nosotros, esto es un drama”. Izquierdo le recordó que en esa campaña anunció que la suma del PP y Vox superaría los 180 escaños (se quedó en 170). Esos diez escaños fueron la diferencia entre gobernar o quedarse en la oposición.
Hay que apuntar que, aunque el error existió, lo que más marcó la imagen de Michavila fueron sus apariciones en tertulias y entrevistas en las que se mostraba rotundo sobre lo que sucedería en las urnas. Lo contaba con tanta convicción que parecía que el resultado ya estaba cantado. El 3 de mayo, justo antes de las autonómicas y municipales, dijo que “Pedro Sánchez va a perder las elecciones (generales) por goleada”.
En julio de 2022, lo veía clarísimo y preveía que el PP le sacaría a Sánchez más de dos millones y medio de votos a finales de 2024 (al final, fueron 339.119). En realidad, Michavila se pasó toda esa legislatura haciendo predicciones a lo loco. En abril de 2020, en plena pandemia, ya estaba empezando a dar por muerto a Sánchez: “Es evidente que a finales de 2021, Sánchez no va a estar en el Gobierno”. Los periodistas preguntaban y a él le era imposible rechazar el anzuelo.
En todo caso, valorar los errores del CIS en función de la actuación de las empresas privadas es altamente discutible. Todos pueden fallar, pero unos lo hacen con más frecuencia que otros y una empresa pública no debe conformarse con ser tan mala como las privadas.
Justo antes de la última semana de campaña de las elecciones europeas de junio, Tezanos anticipó una victoria socialista con unos tres puntos de ventaja (las horquillas eran 31,6%-33,2% para el PSOE y 28,3%-30,5% en el PP). En las urnas, el PP ganó con cuatro puntos de diferencia (33,9%-29,9%). Otro tezanazo de los que hacen época.
La comisión de investigación del Senado es un truco del PP para intentar desgastar al Gobierno. Lo que es aún más evidente es que Tezanos falla más que una escopeta de feria. No parece que en Moncloa estén descontentos con él, así que será que cuenta con otras virtudes para el presidente del Gobierno. Quizá algún día se anime a compartirlas con todos.