El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, defenderá mañana en el Congreso el proyecto de reforma educativa como adecuado para reducir el abandono escolar prematuro, frente a prácticamente toda la oposición, que pedirá la retirada de la propuesta legislativa del Gobierno.
El pleno de la Cámara Baja debatirá y votará las once enmiendas de devolución presentadas a la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) por PSOE, Izquierda Plural, CiU, UPyD y PNV, así como Amaiur, ERC, BNG, CC, Compromís y Geroa Bai, todos ellos del grupo mixto.
El PP, que sustenta al Gobierno con mayoría absoluta, impedirá previsiblemente que las peticiones de retirada prosperen y el proyecto pasará entonces a la fase de tramitación de enmiendas parciales en la Comisión de Educación.
No han presentado enmiendas de totalidad ni UPN ni Foro Asturias, ambos del grupo mixto.
En general, los grupos contrarios a la reforma consideran que atenta contra la enseñanza pública, centraliza competencias autonómicas, es clasista, segrega alumnos y es insuficiente para corregir las deficiencias del sistema educativo.
Los partidos catalanes han acordado, además, incluir en sus respectivas enmiendas la idea de que la Lomce “niega la diversidad lingüística” de las comunidades con lengua cooficial y supone un ataque a la inmersión lingüística.
Según el proyecto legislativo, el Gobierno adelantará el pago de la escolarización privada de aquellos alumnos que no tengan garantizado el aprendizaje en castellano en los centros públicos o concertados de las comunidades con lengua cooficial, y se lo descontará a éstas de la financiación autonómica que les corresponda.
Las propuesta de reforma suprime la selectividad, otorga más autonomía a los centros educativos e implanta evaluaciones nacionales externas de competencias básicas -diseñadas por el Gobierno- para todos los alumnos al final de la secundaria obligatoria (ESO) y bachillerato, que habrán de superar para titularse.
El título de bachiller facultará para acceder a la educación universitaria, aunque las universidades pueden convocar, además, pruebas específicas.
Las asignaturas de primaria, ESO y bachillerato se agrupan en troncales, específicas y de libre configuración autonómica.
El Gobierno determinará los contenidos y el horario mínimo de las troncales (como lengua castellana, matemáticas, ciencias o idioma extranjero).
Las comunidades fijarán el currículum de las específicas y sus criterios de evaluación (como educación física o música) y las de libre configuración; entre éstas últimas, la lengua cooficial donde la haya, que tendrá un tratamiento equivalente a la castellana.
El último curso de la secundaria obligatoria tendrá dos opciones: de iniciación al bachillerato y a la FP.
La asignatura voluntaria de religión confesional tendrá una alternativa obligatoria de valores.
La FP básica (dos cursos) se destina a alumnos desde 15 años con dificultades de progreso. Servirá para adquirir la cualificación profesional mínima y optar al título de ESO.