“No vengo a insultar a Pedro Sánchez. Vengo a ganar a Pedro Sánchez. Y creo que es posible ganarle”. La frase la pronunció Alberto Núñez Feijóo en marzo de 2022. Ese día anunció lo que ya todo el mundo sabía: dejaba la Xunta de Galicia para liderar el PP, después del golpe de mano de los barones que terminó con el mandato de Pablo Casado. Apenas dos años después, Feijóo puede presumir de haber ganado a Sánchez en las urnas, sin que le sirviera para gobernar. Pero por el camino ha convertido el insulto en práctica habitual en su labor de oposición hasta compararlo con Franco.
El aterrizaje en Madrid del político gallego vino de la mano de lo que se bautizó “efecto Feijóo”, una suerte de ola de simpatía hacia quien había labrado durante más de una década un perfil de hombre moderado, atento a su tierra y dado a huir de la crispación. En 2018, desechó la opción de pugnar por un liderazgo que le cayó como fruta madura en mitad del primer Gobierno de coalición desde la restauración de la democracia.
Pero ese efecto no duró mucho. A la vuelta de ese verano, Sánchez se plantó en el Senado y optó por confrontar directamente con el líder del PP. Lo hizo una y otra vez. Allí fraguó una frase que, desde entonces, ha perseguido al dirigente gallego: “¿Es insolvencia o es mala fe?”. Y consiguió que Feijóo abandonara la pose de líder sosegado para, poco a poco, transitar hacia un discurso que muchos en Galicia reconocieron.
Porque Feijóo, antes de ganar la Xunta de Galicia, también hizo una oposición dura y plagada de acusaciones personales hacia sus rivales que luego quedaron en nada.
Dos años después de ser entronizado por aclamación al frente del PP, no queda rastro de aquel dirigente que prometió no crispar y no insultar. Ya en aquellos primeros meses en Madrid, Feijóo desgranó algunos epítetos contra Sánchez. “Déspota”, “caudillista”, “ególatra” o “adanista” fueron palabras dichas por el líder del PP en referencia al presidente del Gobierno.
Y eso que por aquel entonces, Feijóo daba ya por amortizado a Sánchez. Las encuestas del verano de 2022 así lo acreditaban, aunque luego todo cogió otros carices. El líder del PP comparó a Sánchez con el protagonista de ‘El otoño del patriarca’, de Gabriel García Márquez. El presidente se lo reprochó en el Senado, y Feijóo le replicó con ironía: “¿Cree usted que le comparo con un dictador? Usted no lo es porque no manda ni siquiera en su Gobierno”.
El tono se enrareció con la cercanía de las competencias electorales de 2023, donde el PP confiaba en arramblar con todo el poder en España. En las autonómicas y municipales de mayo casi lo logra. En las generales de julio Feijóo quedó cerca, pero no lo suficiente.
De los bulos del 28M al “tic patológico” de Sánchez
“Sería bueno que trajera aquí un especialista y le diga si ese tipo de carcajada en el Congreso es normal o hay algún indicio desde el punto de vista patológico que no es menor”, espetó Feijóo en una entrevista cuando, en noviembre de 2023, se confirmó su tercer mandato al frente del Gobierno. Luego lo reiteró y señaló un “tic patológico” en Sánchez.
Para entonces, Feijóo ya había acusado de “corrupción política” al presidente por lograr armar la mayoría parlamentaria que a él se le resistió. Durante meses, el PP acusó a Sánchez de haber pagado el coste de su investidura con una amnistía que la derecha rechazó de plano. Una tesis que se desmontó cuando se desveló que Feijóo sí estudió la amnistía y que contempla los indultos como una opción de recuperar la “concordia” en Catalunya.
Feijóo pasó el último cuarto de 2023 muy enfurecido por su propio fiasco. No entendía que no hubiera funcionado la campaña del 28 de mayo, en la que el PP alentó un falso fraude electoral en el que se puso en duda hasta el papel de Correos o de Indra. Algo que Feijóo hizo ya en 2022… y en 2005, cuando peleaba por lograr el poder en Galicia
La de mayo de 2023 fue la campaña del “¡que te vote Txapote!” que la dirección del PP negó pese a las evidencias y al disgusto de algunas víctimas de ETA . Pero Feijóo también tuvo tiempo de meterse con el aspecto físico de Yolanda Díaz, por ejemplo, de quien dijo que sabía mucho de “maquillaje”. Una frase que a muchos les recordó a la que espetó a una por entonces poco conocida fuera de Galicia Ana Pontón, a quien dijo ver “muy necesitada”.
De vuelta a la investidura de Pedro Sánchez, en noviembre, Ayuso volvió a comerle el protagonismo a su jefe de filas. De forma imprevista, las cámaras del Congreso le captaron un claro “hijo de puta” en la boca cuando el entonces candidato a la reelección mencionó a su hermano y sus comisiones por importar material sanitario durante la pandemia.
Aquello se convirtió en “me gusta la fruta” y recibió el sello de aprobación de todo el PP, con Feijóo a la cabeza enarbolando una cesta de fruta en la cena de navidad del partido en Madrid.
La “reflexión” de Sánchez
Pero quizá el Feijóo más bronco ha aparecido en las últimas horas para responder a un Pedro Sánchez que mantuvo durante cinco días en secreto si tenía intención de seguir como presidente, o no. Un periodo de “reflexión”, según dijo el líder socialista, que el jefe de la oposición no ha dudado en descalificar.
“Bochorno internacional”, “esperpento”, “solo se quiere a sí mismo”, “soberbia”, “vanidad”, “espectáculo de adolescente”, “frivolidad”,... son palabras que han salido en los últimos días de la boca de Feijóo. Otros dirigentes han ido incluso más allá.
Feijóo ha recuperado algunas de las perlas que lanzó hace ya bastantes meses, como la mención al “caudillismo” de Sánchez. Y, esta vez sí, ha acusado directamente al presidente del Gobierno de ser un dictador. Al nivel de Francisco Franco, según espetó en un acto de campaña en Catalunya el pasado domingo.
Feijóo avanzó este mismo martes los próximos capítulos de su enciclopedia de insultos y descalificaciones por entregas y comenzó a deslizar hacia lugares más oscuros. En un discurso ante los diputados y senadores, con los retratos de los llamados “padres de la Constitución” detrás, dijo: “Todo responde a lo que el señor Sánchez ya conoce. Y lo que los españoles probablemente conozcamos dentro de poco tiempo”.
Hace unas semanas, Feijóo dijo en una entrevista en Antena 3: “La clase política española es la peor de los últimos 45 años”. “¿Incluye al PP?”, le preguntaron. “Por supuesto. La peor política que se hace en la democracia es la actual. No me excluyo”, zanjó.