Rafael Torres, un ingeniero madrileño que toca la batería en la banda de punk pop La La Love You, fue condenado hace unos meses a dos años de cárcel por atentado y lesiones a dos policías. Ahora ha visto frustrados sus esfuerzos por ser absuelto de lo que él considera un forcejeo con dos hombres a quienes no identificó como agentes. La Audiencia Provincial de Asturias ha confirmado esa primera condena con una sentencia que le acusa de querer imponer su versión “parcial e interesada”.
El fallo, adelantado por La Nueva España, está firmado por el presidente de la sección octava de la Audiencia Provincial, Bernardo Donapetry, y por los magistrados Alicia Martínez y Santiago Veiga. Los tres ratifican la condena de cárcel y la obligación de indemnizar a la familia de uno de los agentes -falleció dos años después por causas ajenas a los hechos- con 12.209 euros por las lesiones causadas. Al otro agente debe indemnizarle con 280 euros.
Los hechos ocurrieron en la madrugada del 26 de octubre de 2014, horas después de que el grupo tocase en un local de Gijón. En el vídeo de una cámara de seguridad en el que se basa la defensa del batería se ve a Torres caminando por una calle de la ciudad. Tras él, dos policías de paisano le siguen y, en un momento dado, le cercan y se abalanzan sobre él. Torres se resistió y los tres cayeron al suelo antes de que los dos agentes consiguieran reducirlo.
En ese vídeo también se aprecia cómo los policías propinan un puñetazo, una patada y un rodillazo al joven. El batería denunció que los golpes siguieron tras la detención, estando esposado, pero la querella por detención ilegal y malos tratos fue archivada.
Los policías, que buscaban a un ladrón de móviles -al músico solo le encontraron el suyo-, afirmaron en su denuncia inicial que el ahora condenado gritó “yo no fui, yo no he hecho nada” y “lanzó varias patadas”. Tras el visionado de las imágenes, el informe policial se limitó a indicar que “se puede intuir que propina una patada”.
El batería, sin antecedentes penales, alegó que no sabía que eran policías y que por eso echó a correr. Asegura que no le mostraron la placa ni se identificaron -los policías alegan que sí lo hicieron- y que dejó de revolverse cuando vio que uno estaba sangrando. Pensó que le habían pegado y que esos dos hombres le habían confundido con el agresor.
Ahora, la Audiencia Provincial de Asturias rechaza el recurso de la defensa de Torres que pedía su absolución. La sentencia asegura que no se ha vulnerado ni su derecho a un proceso con todas las garantías ni su presunción de inocencia, porque durante el juicio se han analizado varias pruebas y no solo “la grabación por cámaras de seguridad en que tanto fía el apelante”.
El ponente, el juez Bernardo Donapetry, reprocha a Torres que pretenda sustituir la sentencia de primera instancia “por su parcial e interesada versión de los hechos, lo que no es de recibo”. “Lo fundamental y relevante de este asunto no es la grabación de los hechos a que tanto se refiere el apelante -grabación que no es nítida ni completa de todo lo sucedido- sino los hechos indiscutidos de que el acusado primero salió huyendo y luego forcejeó con los policías”, continúa la sentencia.
El resultado de ese forcejeo es que uno de los agentes, de 55 años, acabó con una cicatriz de tres centímetros en el borde del labio inferior y la fractura de dos prótesis fijas. Esas lesiones, que le mantuvieron 19 días de baja, “son suficientes para enervar” la presunción de inocencia de Torres, indica la sentencia.
Sin esas lesiones el delito podría ser de resistencia únicamente, pero las lesiones existieron y algunas fueron “de cierta gravedad, lo que evidencia una especial energía del acusado”, señala la sentencia. Los jueces también rechazan el argumento de que los agentes no se identificaron, de nuevo una versión “interesada y parcial del apelante”.