“Trillo es el gran agujero negro de la derecha”
El informe del Consejo de Estado sobre el Yak-42 ha vuelto a situar a José Bono en su papel de testigo privilegiado en la historia reciente de nuestro país. Expresidente de Castilla La Mancha, exministro de Defensa, expresidente del Congreso. Bono siempre estuvo allí y ahora reaparece mientras el que se va es Federico Trillo.
¿Qué opinión le merece la dimisión de Trillo?
Lo ha hecho sin mencionar el Yakovlev, sin hacer el más mínimo gesto de piedad para las víctimas. Es un acto propio de su personalidad arrogante. Un cese verdaderamente en diferido... diferido catorce años. Como en otras ocasiones, el PP rectifica muy tarde, en este caso tardísimo.
¿Trillo se va o le echan?
Trillo se ha convertido en el gran agujero negro de la derecha y en el PP se han debido percatar de que no le pueden dar cobijo por más tiempo. A Trillo le ha faltado humanidad y le ha sobrado soberbia. Todo parece indicar que le han invitado a que recoja deprisa, se vaya y se calle. Su cese no solo es diferido, sino en forma de simulación: deben aclarar si se va o le echan porque el portavoz del Gobierno ha hablado de un cese “a petición propia”. Solo falta que digan que le agradecen los servicios prestados.
¿Qué mensaje está enviando el Gobierno a las víctimas si permite que Trillo acaba en su puesto del Consejo de Estado?
Aunque sea políticamente incorrecto decirlo yo creo que Rajoy puede, debe y rechazará la peor herencia que recibió del otro PP: la soberbia. La falta de mayoría absoluta le ayudará. Un hombre como Trillo no debió ser premiado con una embajada. Él llamó “indeseables” a los que dijimos hace 14 años lo que el Consejo de Estado ha dicho ahora. Por tanto, cabe hacerse una pregunta: ¿también son “indeseables” los consejeros con los que desea trabajar como letrado?
¿Qué pensó usted cuando Rajoy dijo que todo esto ya estaba “sustanciado”?
Reabrir el asunto judicialmente no es fácil, pero falta la reparación moral, pedir disculpas a los familiares y a los españoles, reconocer que hubo irresponsables en el Gobierno de Aznar que miraron hacia otro lado, cuando las familias estaban mirando al Gobierno.
No se puede devolver la vida a los muertos, pero sí se puede dar reparación moral a las víctimas y proclamar solemnemente el honor de los 62 militares a los que no respetó ni cuando eran cadáveres.
¿Entonces solo queda que el Gobierno pida perdón?
Me decía hace unas horas por email el hermano de uno de los fallecidos que si el perdón no sale espontáneamente del corazón, no tiene sentido solicitarlo, y añadía algo muy emotivo: “Si el Estado no pide perdón a los españoles, me dan ganas de borrarme de un Estado así y llevar los restos de mi hermano a Turquía, donde por lo menos hubo forenses que trataron su cadáver con más respeto que en su patria”.
Yo vengo diciendo hace tiempo que el Yak-42 se cerrara en paz cuando el PP, aunque sea con 14 años de retraso, pida perdón por lo que su Gobierno hizo mal a sabiendas.
¿Qué supone el Yak en su vida?
Durante 14 años no se habló del Yak, pero yo sí hablaba con los familiares. A veces me he cansado de repetir con ellos las verdades escandalosas que descubrimos. Obtuvimos la verdad, pero no la justicia. La única sentencia condenatoria fue anulada con un indulto vergonzoso.
Usted ha dicho que nunca comprendió el archivo de la causa de la contratación en la Audiencia Nacional. ¿Entendió que Trillo nunca fuera imputado?
No comprendí que hubiera que trabajar tanto para descubrir la verdad. Hubo un fiscal que manifestó: “No tengo tiempo para dedicarlo a Yakovlev”. Hablé con el fiscal general, y Cándido Conde-Pumpido, con gran dignidad, se opuso al archivo. Cuando declaré ante el juez Grande Marlaska y le entregué la documentación, no imaginé que aquello acabaría en nada.
Trillo siempre ha sido influyente en los ámbitos de la justicia y siempre se ha dicho que su larga mano influyó en el resultado judicial. ¿Usted opina lo mismo?
No debo confirmarlo porque no tengo pruebas. Con los jueces me pasa como con los militares: la inmensa mayoría son decentes y tienen en su mano todos los instrumentos legales para ser independientes. Los problemas surgen si por encima de esa vocación de independencia se sitúa el deseo de ascender a toda costa.
Usted citaba a Grande Marlaska. Él decidió archivar el caso en la Audiencia Nacional y sus ascensos llegaron poco después...
Yo no llevo esas cuentas, pero es muy fácil de comprobarlo. Está en internet.
En unas recientes declaraciones, usted ha dicho que posee un documento no conocido por la opinión publica muy clarificador sobre cómo era la contratación de aviones como el Yak. ¿Qué dice ese documento?
Que las limitaciones presupuestarias por la guerra de Irak están, junto a otras, en el origen de la contratación del Yakovlev, un avión que nunca debió haber volado.
Ese documento lleva el sello del Estado Mayor Conjunto (EMACON) y dice textualmente: “El entorno de trabajo (…) era complejo y en esa complejidad incidía indiscutiblemente la sensibilidad política que se vivía respecto al conflicto iraquí. Esta circunstancia modulaba de arriba a abajo nuestra actividad diaria. En algunos casos teníamos incluso que esperar a que el JEMAD recibiera la autorización del ministro para concretar los detalles finales de algunos vuelos, lo que inevitablemente producía improvisaciones. (...) Únicamente podríamos programar dos aviones al mes de apoyo por limitaciones presupuestarias”.
¿Por qué no ha llevado ese documento a un juzgado como le ha pedido la ministra Cospedal?
La ministra no tiene buena información en este punto. El documento lo entregué personalmente en el Juzgado de Instrucción nº 3 de la Audiencia Nacional en abril de 2008. Hace casi nueve años. No soy un recién llegado a esta causa.
¿Cree usted que se contrataban vuelos basura a sabiendas por parte de Federico Trillo?vuelos basura
No tengo la más mínima duda de que se contrataban aviones basura y esa expresión la utilizó el presidente del sindicato de pilotos Sepla. Al día siguiente del accidente, Trillo dijo que eran aviones “excelentes”, “absolutamente seguros” y los definió como “lo mejor que se puede contratar”.
Eso no era cierto. Los aviones tipo Yakovlev habían sufrido, incluyendo el accidente de Trebisonda, siete siniestros, con un total de 526 víctimas mortales. Por si fuese poco, estaba previsto que los soldados españoles viajasen en un avión Tupolev, pero el 28 de abril del 2003, España solicitó cambiarlo por un Yakovlev-42, de menor autonomía. El Tupolev hubiese podido llegar desde Manás hasta España sin el peligro de la escala en Trebisonda. El ahorro fue de 6.000 euros. Es inaceptable.
Había aviones más seguros en el mercado.
Claro que los había y Trillo también mintió sobre eso. Tres días después del accidente, dijo: “No hay otra política de alquiler posible, sólo están los aviones de repúblicas exsoviéticas”. Sin embargo, a los pocos días del accidente se comenzó a viajar con aviones de compañías de la UE. Volvió a faltar a la verdad.
¿Qué opina de las promesas que Cospedal ha hecho a las familias de las víctimas?
Valoro el cambio de criterio del gobierno Rajoy. Hasta ahora habían negado la responsabilidad del Ministerio de Defensa de Aznar. ¿Acaso alguien en su sano juicio podría seguir afirmando que todo se hizo bien desde el Ministerio de Trillo cuando el Consejo de Estado por unanimidad asegura que pudo haberse evitado el accidente si se hubiese actuado de modo diligente?
La ministra de Defensa ha prometido investigar y buscar los contratos “por tierra, mar y aire”. ¿Le augura éxito?
El Yakovlev no es un enigma en el que haya que escudriñar verdades que contradigan la gran verdad. Es una página indigna de la historia de España escrita por políticos arrogantes y negligentes. Buscar lo que falta está bien pero las verdades del Yakovlev están, en esencia, perfectamente aclaradas. Por mucho que Trillo presumiera de patriotismo y grandes banderas, su conducta fue la de quien no cuida a los que están a su cargo.
Es el momento de hacer justicia moral, pedir perdón a los familiares y a los españoles. Aquellos 62 soldados fueron desamparados por unos jefes y un ministro que no los merecían.
¿Cómo es posible que Defensa haya perdido los contratos del vuelo y los más de 40 contratos de vuelos anteriores en similares circunstancias?
Espero que Trillo los aporte y no tengan el mismo final que los discos duros de Bárcenas.
¿Las responsabilidades del Yak alcanzan también a los militares?
Los militares culpables no son más de diez. Eso sí, casi todos ellos premiados y ascendidos por su silencio. Quienes murieron eran militares y vivieron con honor, sirviendo a su país en una misión de paz. Eran hijos, hermanos, amigos de militares que, con honor, han sufrido, han llorado y no han recibido ni siquiera buenas palabras. El daño también se hizo a las Fuerzas Armadas.
¿Cuando usted era ministro, encontró muchas trabas internas para esclarecer lo sucedido?
El jefe del Estado Mayor de Tierra (JEME), Luis Alejandre, extendía la idea de que los familiares sólo querían dinero. Luego el PP le hizo consejero de Turismo en Menorca. Trillo calló el delito que habían cometido al falsificar la identificación de los cadáveres y echar tierra a una tragedia que había provocado su negligencia. A los familiares se les faltaba gravemente al respeto con cartas insultantes desde el Ministerio. Por cierto, quien firmaba esas cartas hoy es también embajador de España en Estocolmo (Javier Jiménez Ugarte).
Usted siempre sospechó que alguien se quedó con dinero de ese contrato. ¿Lo sigue pensando?
Por supuesto. El Gobierno español pago 149.000 euros por el alquiler del Yakovlev y la empresa propietaria cobro 38.000. Es evidente que se quedaron en el camino 111.000 euros. Además, en el contrato se recoge que “todos los pasajeros deben estar asegurados por un mínimo de 75.000 dólares” y añade que el seguro deberá cubrir hasta un máximo de 20.000.000 dólares por accidente. Es decir, España pagó el seguro pero a la hora de cobrarlo los familiares de los fallecidos descubrieron que no había seguro. Alguien se benefició, es evidente.