El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, terminó de conformar hoy su Gobierno, que entre sus 22 ministros tendrá a 5 miembros de las Fuerzas Armadas y como principal escudero al general Hamilton Mourao en la vicepresidencia.
Otros cuatro ministros definidos por el capitán de la reserva del Ejército que asumirá el poder el próximo 1 de enero han trabajado o estudiado en instituciones de las Fuerzas Armadas, lo que le dará al próximo Gobierno un carácter cívico-militar inédito en la democracia que Brasil recobró en 1985, tras 21 años de dictadura.
En contra del orden castrense, el capitán Bolsonaro tendrá bajo su mando a tres generales, un teniente coronel y un almirante, todos en la reserva, como él.
El general Fernando Azevedo e Silva será ministro de Defensa, el titular de Seguridad Institucional será el general Augusto Heleno Ribeiro y la Secretaría de Gobierno la ocupará el general Carlos Alberto dos Santos Cruz.
En el despacho de Ciencia y Tecnología estará el teniente coronel Marcos Pontes, astronauta y único brasileño que llegó al espacio, en una misión de la NASA, en tanto que el almirante Bento Costa Lima será ministro de Minas y Energía.
Historia castrense también tienen el futuro titular de Salud, el diputado Luiz Henrique Mandetta, que fue médico del Hospital General del Ejército, con grado de teniente, y el abogado Wagner Rosario, que seguirá como titular de la Contraloría General y que llegó a ser capitán del Ejército, como Bolsonaro.
El ingeniero Tarcisio Gomes de Freitas, formado en el Instituto Militar de Ingeniería, asumirá la cartera de Infraestructura y el ministro de Educación será el filósofo Ricardo Vélez Rodríguez, nacido en Colombia, quien reside en Brasil desde 1979 y es profesor emérito de la Escuela de Comando y Estado Mayor del Ejército.
Entre los civiles, el ministro más destacado parece ser el juez Sergio Moro, un “paladín” de la lucha contra la corrupción, que se ganó esa imagen en el país como responsable en primera instancia de la operación Lava Jato, que destapó las corruptelas en Petrobras que llevaron a detectar una red de alcance internacional.
Moro también estuvo a cargo del juicio contra Luiz Inácio Lula da Silva, a quien halló culpable de corrupción y condenó en primera instancia a nueve años, aunque esa pena fue luego aumentada por un tribunal superior a doce años, que el expresidente cumple desde abril pasado.
El equipo económico tendrá como principal miembro, y con “carta blanca”, según ha dicho el propio Bolsonaro, al economista Paulo Guedes, alineado al ideario neoliberal de Milton Friedman y formado en la Escuela de Chicago.
Su ministerio englobará funciones hasta ahora divididas entre las carteras de Planificación e Industria y Comercio y su propuesta pasa por un ambicioso plan de privatizaciones, que incluirá hasta algunas áreas de Petrobras, intocables hasta ahora, descentralización y más ajustes fiscales.
Al frente de la cartera de Relaciones Exteriores estará Ernesto Araújo, un diplomático de carrera que alcanzó el grado de embajador este año pero que aún no ha ocupado ese cargo en ningún país.
Araújo estuvo a cargo desde 2016 del Departamento de Asuntos Interamericanos de la Cancillería, se dice admirador de Donald Trump, adversario del globalismo y el marxismo tanto ideológico como “cultural”, y ha anunciado que combatirá el “alarmismo climático”.
De hecho, las posiciones sobre el medioambiente de Bolsonaro ya han causado polémicas, sobre todo desde que anunció su intención de retirar a Brasil del Acuerdo de París, por considerar que algunas de sus cláusulas pueden vulnerar la soberanía nacional.
Las diferencias que ese asunto plantea en su propio equipo fueron uno de los factores que dejaron para último momento la elección del futuro ministro de Medio Ambiente, anunciado finalmente hoy por el propio Bolsonaro.
Será el abogado Ricardo Salles, un abogado vinculado al grupo Endireita Brasil, una organización civil que promueve valores ultraconservadores, y que ya fue secretario de Medio Ambiente en el Gobierno regional de Sao Paulo.