Washington, 29 oct (EFE).- A George Floyd y Breonna Taylor los mataron policías, como a otros muchos afroamericanos, pero sus nombres siguen vivos en las elecciones presidenciales de Estados Unidos tras meses de protestas raciales, devastación económica y pandemia. Para la comunidad negra se han convertido en un asunto de vida o muerte.
“Luchamos para cerciorarnos que su sangre derramada no sea en vano. Y estamos votando como si las vidas de nuestros hijos dependieran de ello”, dijo a Efe el abogado Ben Crump, famoso por representar a las familias de afroamericanos muertos en casos de alto perfil mediático, como los de Taylor y Floyd.
Lo cierto es que los disturbios y saqueos tras la muerte de Floyd en Mineápolis duraron poco y dejaron paso a un masivo movimiento proderechos civiles que bajo el paraguas del Black Lives Matter (las vidas negras importan) se ha adueñado -coronavirus a un lado- del relato electoral tal y como lo hizo el #MeToo en las legislativas del 2018.
“Las minorías, especialmente la comunidad afroamericana, creemos que Breonna (Taylor) está en la papeleta. Creemos que George Floyd está en la papeleta. Creemos que Jacob Blake Jr. está en la papeleta”, agregó Crump, que este 2020 también se ha hecho cargo de los casos de Ahmaud Arbery y del propio Blake.
UN MOVIMIENTO CONTRA TRUMP
Detrás de este movimiento hay un hartazgo con Donald Trump por su gestión de la pandemia -los afroamericanos han puesto un 20 % de los muertos pese a representar un 13 % de la población-, su aliento a la extrema derecha y su defensa incansable de policías pese a sus abusos.
“Cada vez que (Trump) abre la boca, nos dice exactamente por qué debemos votar. Y la forma en la que he estado explicando esto es, y lo hago en términos inequívocos: si no votas, nos matarán”, explicó a Efe el pastor Timothy Findley Jr., uno de los líderes de las protestas en Louisville (Kentucky), dónde fue asesinada Taylor.
“Veo -añadió el líder de la iglesia Kingdom Fellowship- a Donald Trump como una persona que en los próximos cuatro años podría crear un clima muy hostil, aún más hostil y peligroso en este país, que muchos de nosotros en mi grupo de edad -tiene 41 años- nunca hemos visto”.
Por su parte, Crump consideró que con el multimillonario en la Casa Blanca “la Policía siente que no importa lo que haga, que este Gobierno se pondrá de su lado, sin importar si hay brutalidad policial o fuerza excesiva contra personas marginadas”.
LA NBA PONE URNAS
Aunque Trump suele presentarse ante los afroamericanos como el presidente que “más ha hecho” por ellos en la historia de Estados Unidos con la excepción, quizás, de Abraham Lincoln, que en 1863 abolió la esclavitud, la fidelidad del voto negro con el Partido Demócrata no es algo que esté en cuestión.
Lo que lo está es su entusiasmo por hacerlo, por eso el lema de la mayoría de las campañas es simplemente “vota”.
De las más llamativas y masivas ha sido la de la NBA, lanzada después de que los jugadores fueran a la huelga en agosto en protesta por el caso de Jacob Blake, que recibió siete disparos a quemarropa por la espalda de un policía y quedó parapléjico.
Los equipos han ubicado puestos de votación en sus instalaciones, la liga ha tratado al “vota” como si fuese su mejor patrocinador y los jugadores, en su mayoría afroamericanos, han usado su altavoz mediático con mensajes en sus uniformes y cada vez que tenían un micrófono delante.
“Siempre hablo de cómo los afroamericanos no creen que su voto importe. Crecemos y no creemos que nuestro voto realmente importe para quién se convierte en presidente. Quiero decir, hemos visto nuestra voz silenciada, silenciada durante toda nuestra vida”, explicó a periodistas LeBron James, la estrella de Los Angeles Lakers, los flamantes ganadores de la liga.
UNA AVALANCHA DE VOTO
Este llamado a las urnas es, de acuerdo con Findley, parecido al sentimiento que había entre los afroamericanos en 2008 y 2012 con Barack Obama de candidato, aunque entonces fuese por “orgullo” y ahora por “preocupación”.
“Ahora es diferente, este año estamos ante un mar de oscuridad y decimos 'es mejor que hagamos algo'. No diré miedo, pero diré que hay una gran preocupación en esta elección. Y creo que es lo que está causando este tipo de avalancha de votaciones”, dijo el pastor.
La “avalancha” a la que Findley son los datos de voto anticipado que a días de los comicios superan con creces los de 2016 e incluso se acercan a la participación total que hubo hace cuatro años.
“Después de todo lo que ha pasado este año creo que la gente está inspirada, más inspirada para salir y votar, incluso la gente que no necesariamente cree en el proceso (electoral) entiende que en esta elección de este año es mejor estar en el lado correcto de la historia”, detalló.
8 MINUTOS 46 SEGUNDOS
Estados Unidos tiene una bomba racial de relojería que explota cada cierto tiempo -en 1992 en Los Ángeles con Rodney King, en Ferguson en 2014 con Michael Brown-; esta vez el detonante fue el vídeo de 8 minutos y 46 segundos de agonía de Floyd.
A la explosión se unieron los casos de Breonna Taylor, asesinada a tiros de madrugada en su cama durante una orden de registro sin aviso y por error, o de Ahmaud Arbery, abatido por civiles mientras hacía deporte en un barrio de mayoría blanca en Georgia.
En las protestas contra la violencia policial participaron hasta 26 millones de personas por todo el país, una multitud sin precedentes que salió a las calles pese a la pandemia, frustrada por ver repetidas una y otra vez las mismas situaciones.
“Creo que este es el momento, este es nuestro momento para lograr una reforma sistemática, para cambiar la cultura y el comportamiento de la Policía en Estados Unidos, especialmente en lo que se refiere en sus interacciones con las minorías”, sentenció Crump.
Albert Traver