Las distintas sensibilidades políticas que aúna Unidas Podemos acentuaron esta semana sus diferencias internas, que se prolongan desde hace meses aunque los dirigentes consultados las rebajan a problemas de comunicación entre Podemos, En Comú Podem, IU y los distintos ministerios en manos de ese espacio político. El último ejemplo son las posturas enfrentadas acerca de cómo debe gestionar el Gobierno de coalición la crisis abierta en Ucrania a raíz de la invasión rusa. Las desavenencias se han vuelto a escenificar apenas unas semanas antes de que la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, inicie su proceso de “escucha” para ir configurando el proyecto político en el que sigue confiando todo el espacio confederal para crecer en próximas citas electorales.
Los desacuerdos sobre la guerra se circunscriben a si España debe enviar armas letales a la resistencia ucraniana de forma bilateral, tal y como anunció que haría el pasado miércoles en el Congreso el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sin haberlo consensuado –aunque sí se lo comunicó previamente– con su socio en el Ejecutivo y solo unas horas después de que Moncloa asegurara que no lo haría. A diferencia de los diputados del PSOE, que prorrumpieron en aplausos en cuanto escucharon el anuncio de Sánchez, los parlamentarios y todos los ministros de Unidas Podemos evitaron ovacionar una medida que, de entrada, ninguno compartía.
Después, sin embargo, los distintos dirigentes del grupo confederal hicieron públicas visiones contrapuestas acerca de ese envío de armas. La ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra; la titular de Igualdad, Irene Montero; y el portavoz del partido en el Congreso, Pablo Echenique, se posicionaron en contra. Yolanda Díaz, dirigentes de En Comú Podem como Jaume Asens y el ministro de Universidades, Joan Subirats, así como el titular de Consumo y líder de IU, Alberto Garzón, en cambio, la respaldaron.
Lo que ocurrió, según fuentes oficiales de Unidas Podemos, es que fue Sánchez, con su giro sobre el envío de armas de forma bilateral, el que propició esa escenificación de las diferencias del grupo confederal, que hasta entonces, apuntan esas fuentes, se mantuvo unido en cuanto a la estrategia sobre el papel de España en la guerra, que también era compartida en el seno del Gobierno. Esa postura unitaria se fijó el viernes en una reunión que mantuvo el propio Sánchez en Moncloa con Díaz, Belarra y el secretario de Estado para la Agenda 2030 y dirigente del PCE, Enrique Santiago.
Las reuniones de la coalición
Lo que se pactó fue, según ha podido conocer este diario, que el Ejecutivo evitaría ese envío directo de armas ofensivas que, sin embargo, sí podría canalizarse a través de la UE, y que el papel de España se ceñiría únicamente a un respaldo “humanitario” a la población ucraniana. Pero el temor a quedar atrás respecto a los países socios de la Unión Europea, donde prácticamente todos decidieron armar directamente a la resistencia ucraniana, motivó a última hora del martes, apenas unas horas antes del Pleno monográfico en el Congreso, el giro de Sánchez sobre el envío de munición al país invadido por Vladímir Putin. El presidente del Gobierno se lo comunicó a Díaz y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, a Belarra, Montero y Garzón. Estos últimos, explican desde Unidas Podemos, se mostraron entonces en contra del cambio de parecer del jefe del Ejecutivo.
Previamente, según ha podido saber elDiario.es, Yolanda Díaz convocó a todos los ministros y secretarios de Estado de Unidas Podemos a otra reunión para consensuar la posición respecto a Ucrania, un encuentro que, según trata de defender su entorno, evidencia una “coordinación total” en el grupo confederal. Pero lo hablado allí se quedó viejo ese mismo martes por la noche por el giro inesperado de Sánchez, que sí encontró comprensión en el equipo de la vicepresidenta segunda ante el devenir de los acontecimientos en la guerra.
“Si Sánchez hubiera mantenido su palabra, no estaríamos hablando de las diferencias de Unidas Podemos”, explican fuentes autorizadas de la formación confederal. Pese a los discursos contradictorios –Díaz, Garzón y los 'comuns' defendiendo el envío de armas y Belarra, Montero y Echenique rechazándolo–, esas fuentes niegan que haya un enfrentamiento entre la vicepresidenta y la dirección de Podemos por esta cuestión. Explican que si Díaz decidió aliarse con Sánchez –“Tenemos clarísimo quién dirige la política exterior, el presidente del Gobierno”, dijo la vicepresidenta este jueves, además de reivindicar el “derecho a la legítima defensa” de Ucrania– es por su perfil “institucional” y “presidenciable”.
La necesidad de “proteger” a Díaz de ataques externos
Todas las sensibilidades del espacio confederal consultadas por este diario coinciden en la necesidad de “proteger” a Díaz de los “ataques a Unidas Podemos de la ola general” favorable a la participación española en la guerra por ser la dirigente que está tratando de encabezar ese espacio con la configuración de un “proyecto de país” que, en los próximos meses, se traducirá en una propuesta electoral con la que Unidas Podemos pretende ensanchar su electorado de cara a las próximas generales.
Dentro de la formación confederal hay quien piensa que estas diferencias de Díaz con Belarra y Montero no son más que una continuación de un enfrentamiento interno entre la vicepresidenta y las ministras. Otras voces aseguran que existe una “misma línea de respeto y trabajo conjunto” y que todo Unidas Podemos coincide en que debe ser Díaz la que encabece ese nuevo proyecto electoral que refuerce la unión del espacio confederal y vaya incluso más lejos con nuevas adhesiones.
La vicepresidenta considera que lo prioritario es acabar con la guerra. Por eso rechaza que el foco se esté centrando en la discusión interna en Unidas Podemos que, según varios dirigentes, ha sido propiciada en parte, también, por las declaraciones del exvicepresidente Pablo Iglesias en contra de la posición mayoritaria del Gobierno. Algunos dirigentes dentro de la coalición se preguntan cuál hubiera sido su postura en el caso de seguir en el Ejecutivo.
El asunto del envío de armas ha evidenciado, además, otras diferencias internas al margen de las de Díaz y Belarra. El martes, Podemos, IU y los Anticapitalistas votaron de forma contradictoria la resolución del Parlamento Europeo para conceder a Ucrania el estatus de candidata a entrar en la UE. Los eurodiputados de IU Sira Rego y Manu Pineda se abstuvieron, y Miguel Urbán (Anticapitalistas) votó en contra de ese texto, mientras los tres parlamentarios de Podemos la apoyaron. Desde IU justifican su postura por las “alabanzas” a la OTAN que contenía la resolución, y recuerdan su histórica posición contraria a la Alianza Atlántica. Fuentes oficiales de Unidas Podemos remarcan que Podemos sí la apoyó porque no quiso caer en el “cepo” de los grandes partidos de la UE que, según denuncian, incluyeron esas menciones a la OTAN para intentar que grupos como el confederal no lo apoyaran y quedaran como “amigos de Putin”.
Dentro de IU también ha sorprendido que su máximo responsable, Alberto Garzón, se posicionara desde el inicio a favor del envío de armas a Ucrania, pero también lo circunscriben a su papel institucional como ministro del Gobierno.
A la espera de la primavera
En este escenario, Unidas Podemos aguarda al inicio de la primavera, periodo en el que Díaz tiene previsto iniciar su proceso de “escucha” a la sociedad civil para ir perfilando un “proyecto de país” que pretende aglutinar al mayor número de sensibilidades posibles para su posterior transformación en una iniciativa política con opciones de gobierno. Díaz se resiste aún a confirmar que ella vaya a aspirar a liderar esa nueva plataforma y, por el momento, compagina su labor en el Ejecutivo con la elaboración de un calendario de actos públicos y reuniones que planea prolongar durante varios meses, a lo largo de este año.
“Ahora mismo no soy un proyecto político y es evidente que no voy a llegar a las elecciones andaluzas”, aseguró esta semana al ser preguntada por ese espacio político durante una visita institucional a Sevilla. Díaz sí quiso entrevistarse con los líderes de las distintas formaciones de izquierdas por separado, para testar la salud del proceso de convergencia que se inició el pasado 8 de enero con la primera y única reunión entre sus líderes. Los dirigentes andaluces que hablaron con la ministra interpretan que Díaz se implicará en la campaña de las próximas elecciones si así se lo piden, algo que el departamento de la ministra relativiza mucho. Y, durante un coloquio con los sindicatos, ella misma evitó comprometerse en algo tan concretoinforma Dani Cela.
Sin fecha concreta para el inicio de esa toma de contacto con otros agentes sociales, el entorno de la vicepresidenta sí ha adelantado que ese proceso de “escucha” contemplará actos “abiertos”, accesibles para el conjunto de la ciudadanía, que consistirán en encuentros con representantes de distintos sectores laborales, colegios profesionales, asociaciones o sindicatos. Se trata, insisten fuentes cercanas a Díaz, de recoger sus exigencias e inquietudes, sus prioridades e intereses para, posteriormente, convertirlos en un programa político que pueda materializarse desde las instituciones. Al margen de las diferencias internas evidenciadas esta semana, todas las sensibilidades integradas en Unidas Podemos tienen la confianza puesta en este proceso de la vicepresidenta segunda.