¿Es Unidos Podemos y las confluencias una alternativa viable a Mariano Rajoy? Demostrar que sí lo es está detrás del anuncio de una moción de censura contra el presidente del Gobierno, la tercera que se presenta desde el final de la dictadura de Franco. Toda vez que la propuesta parece que no recabará los apoyos necesarios para salir adelante, Unidos Podemos la utilizará para intentar situarse como única oposición con una propuesta de país diferente a la del PP y los apoyos parlamentarios que el grupo confederal denuncia.
En el debate de Vistalegre 2 el por entonces candidato a revalidar la Secretaría General, Pablo Iglesias, defendía que Podemos debía jugar tanto en las instituciones como en “la calle”. Hacer un buen trabajo parlamentario y de gobierno allí donde está presente pero también mantener una actitud de “activista” que permitiera entroncar con la sociedad civil. Una idea que comparte el coordinador federal de IU, Alberto Garzón.
Desde la Asamblea Ciudadana donde ganó, Iglesias ha intentado conjugar ambos escenarios. En las últimas semanas ha habido un ejemplo paradigmático de ese Podemos de protesta: el tramabús. Una denuncia puramente callejera que comenzó con poca fuerza pero que la realidad judicial del PP ha llenado de contenido.
En el campo de la política más institucional, Unidos Podemos presentaba esta misma semana una propuesta de Presupuestos Generales alternativos que servirá de base para su enmienda a la totalidad de las cuentas presentadas por Cristóbal Montoro y con el que plantean un modelo de país distinto al que representa el PP.
La moción de censura es el paso definitivo con el que Unidos Podemos quiere pasar de la denuncia a las alternativas. Lo explicaba el pasado 22 de abril en una reunión con los dirigentes y diputados autonómicos de Madrid tras anunciar una moción de censura contra Cristina Cifuentes. Los argumentos utilizados allí por Iglesias son trasladables al ámbito estatal.
Iglesias habló de “estar a la altura del tiempo histórico” y de asumir un “rol de liderazgo” para ofrecer una “alternativa” no solo de programa, sino “de país”. “Ser alternativa implica ser alternativa de gobierno, pero también de país en un momento en el que la transición hacia un cambio de régimen se revela evidente”, señalaba el secretario general de Podemos.
Esa alternativa encaja perfectamente, en opinión de los dirigentes del grupo, con la figura de la moción de censura, que permite a quien la presenta ofrecer una propuesta integral de gobierno. El primer objetivo de la iniciativa es echar al PP, reconocen en la dirección del grupo. Pero también constatar dónde está cada uno y qué opciones tienen los españoles para redirigir un país que está, como explicaba el miércoles Irene Montero ante los medios, en una situación “de emergencia democrática”.
“Ser oposición no tiene que ver siempre con los números, sino con un proyecto de región y con que los demás se retraten”, señalaba Iglesias en la reunión del día 22. Basta cambiar “región” por “país” para situarlo en el contexto estatal.
En Unidos Podemos son conscientes de que la moción no tiene visos de prosperar, en tanto que PSOE y Ciudadanos ya han negado su apoyo. Aunque en público les piden que recapaciten, los distintos dirigentes del grupo confederal consultados por eldiario.es lo ven muy complicado en privado.
Esta situación ya se vivió en las dos anteriores mociones de censura que se han celebrado a nivel nacional en España desde la muerte del dictador Franco. La de Felipe González contra Adolfo Suárez en 1980 y la de Antonio Hernández-Mancha contra el propio González en 1987. En ambas ocasiones parecía claro que la votación la iba a ganar el presidente del Gobierno. El objetivo era, precisamente, ofrecer una alternativa al Ejecutivo del momento.
Ambas tuvieron un final muy distinto. La de González logró su objetivo y dos años después se alzó con la mayoría absoluta. La del último líder de Alianza Popular (luego PP), fracasó y supuso el final de Hernández Mancha como dirigente político.
En Podemos reconocen que la apuesta es arriesgada pero defienden que los acontecimientos de las últimas semanas, y sobre todo de los últimos días con las informaciones que apuntaban a posibles ayudas desde las instituciones a los investigados, impedían cualquier otra opción.
Esa visión la comparten en IU, donde apelan a la “obligación ética” para apuntalar los argumentos a favor de la iniciativa.
La idea de la moción de censura planeaba desde hace semanas por las cabezas de los dirigentes de Podemos y del resto de partidos y organizaciones que se integran en el grupo confederal. Primero con comentarios entre dirigentes, luego se planteó en órganos de dirección tanto partidistas como del grupo.
En la tarde del miércoles todo se precipitó y se planteó el debate más en serio. El recibimiento por quienes tienen algo que decir fue unánime. En Podemos, la ejecutiva estaba de acuerdo, lo que incluye a Íñigo Errejón y los suyos. En redes, algunos de quienes se han mostrado más beligerantes en los últimos días con la dirección de Podemos mostraron su apoyo.
En IU la situación fue igual. El coordinador federal, Alberto Garzón, señalaba que “todos” los dirigentes territoriales de su formación estaban también de acuerdo con el movimiento.