Rosa, vecina de la calle Oso: “Me asomé y vi al chico en el suelo. Cinco minutos después llegó la policía”
Rosa vive en el primer piso del número 12 de la calle Oso. Su balcón, en la primera planta, da a esa calle. Ayer a media tarde escuchó ruido y se asomó. Vio tirado en el suelo a un hombre al que los transeúntes se acercaron a socorrer. “Me asomé y vi al chico en el suelo. Parecía un ataque epiléptico. Le metían pañuelos en la boca”, relata a eldiario.es sobre el fallecimiento del ciudadano senegalés de 34 años Mame Mbaye.
“Los primeros policías tardaron unos cinco minutos en llegar”, afirma Rosa. “Comenzaron a hacerle masajes y se iban turnando”, añade sobre los agentes. Hasta que llegaron los servicios médicos. “Tardaron 15 ó 20 minutos”, explica la vecina de Lavapiés. Los servicios de emergencia reducen ese espacio de tiempo a 10 minutos.
La pareja que llamó a la Policía y los servicios de emergencia, residente en la misma calle, cuenta que los tres “venían caminando tranquilamente” cuando uno de ellos “ha caído a plomo”. “Lo que hemos visto en nuestra calle es que venían tranquilos caminando, no sabemos si les han perseguido hasta la calle Oso. De repente uno ha caído a plomo. Fíjate cómo ha sido que hasta los otros se han reído pensando que había tropezado”, describe a eldiario.es. En ese momento la pareja ha pensado, al igual que Rosa, que se trataba de un ataque epiléptico porque “ha empezado a convulsionar” y se ha caído “sin motivo aparente”.
Según relataron la pasada noche fuentes del Cuerpo Nacional de Policía a eldiario.es, alrededor de las 17:50 horas, agentes de la Policía Municipal de Madrid se acercaron a identificar a un grupo de vendedores ambulantes que ofertaban perfumes en la Plaza Mayor. Salieron corriendo, entre ellos Mame. Comenzó entonces una persecución de la que todavía no ha trascendido donde acabó. Otras fuentes aseguran que los policías municipales abordaron a Mame en la Puerta del Sol.
Mame estaba acompañado de otros dos jóvenes subsaharianos que portaban mantas de las que utilizan los vendedores para trasladar su mercancía. La tela que supuestamente llevaba el fallecido quedó allí en el suelo, hasta que alguien la retiró. A los primeros policías que comenzaron las tareas de reanimación siguieron otros y se produjeron las primeras tensiones. Los agentes apartaban a los congregados del lugar donde se realizaban los masajes cardíacos al hombre.
La tensión fue en aumento hasta que se produjeron los primeros incidentes con el levantamiento del cadáver y su traslado al Instituto Anatómico Forense. Fuentes policiales desvinculan esos enfrentamientos iniciales, de ciudadanos indignados con la muerte de Mame increpando a la Policía y lanzando los primeros objetos, con los graves disturbios acaecidos después en el barrio de Lavapiés, donde se llegaron a organizar barricadas y durante los que los agentes no apreciaron la participación de vecinos subsharianos del barrio.
La Asociación de Inmigrantes Senegaleses responsabiliza a los agentes
En un comunicado, la Asociación de Inmigrantes Senegaleses afirma: “De acuerdo con los compañeros que también sufrieron esta persecución desde Sol hasta el barrio de Lavapiés, la policía les propició patadas constantes para que cayesen y poder detenerles. Mame Mbaye y un compañero consiguieron llegar hasta el lugar donde se cayó”.
Y añade: “Su compañero intentó ayudarle ante el desfallecimiento, pero la policía se lo impidió, excusándose con esperar al Samur. La ayuda era posible, pero aún así las fuerzas del estado decidieron esperar, propiciando su muerte”.