El expresidente del Gobierno Felipe González considera que el diálogo que están llevando a cabo en Venezuela José Luis Rodríguez Zapatero y otros expresidentes ha conseguido “lo contrario de lo que se pretendía” y ha tenido como resultado “multiplicar por seis el número de presos políticos, desabastecimiento e inflación infinitamente mayores y en ningún momento se ha devuelto poder a la Asamblea democráticamente elegida”. Los presos, ha asegurado, han pasado en este último año de 72 a más de 430.
En una entrevista en Antena 3, González se ha mostrado también crítico con la actitud del Gobierno español que, a su juicio, “se ha puesto de perfil”. “Cuando le conviene, ataca a Venezuela, incluso por razones políticas internas y cuando le conviene, apoya el diálogo de Zapatero”, ha lamentado.
Además, aunque ha admitido que el Gobierno parece que “ampara de alguna manera a la oposición”, cree que en España no se ha sido “generosos ni serios en la cantidad de venezolanos que huyen de la persecución, que piden asilo”, puesto que no se ha concedido ninguno. “No digo que haya miles de peticiones justificadas, pero sí un centenar de personas que saben que si volvieran a Venezuela irían directamente a la cárcel”, ha dicho.
También ha lamentado que no se haya defendido “la liberación y el traslado a España ni siquiera del preso Yon Goicoechea, ciudadano con nacionalidad española y con dos hijos pequeños que son españoles”.
En cuanto al diálogo que llevan a cabo Zapatero y los expresidentes Leonel Fernández (República Dominicana) y Martín Torrijos (Panamá), establece: “desde el principio estuvo mal enfocado porque la delegación de mediadores se nombró al gusto de Maduro” y porque para negociar tiene que haber una agenda y no se puede decir que “el diálogo tiene valor por sí mismo”. González ha reiterado que nunca ha hablado con Zapatero de su labor en Venezuela.
Desobediencia militar como posible salida
En la situación actual, el expresidente socialista está convencido de que aún hay “una salida democrática para el país” que hoy todavía está en manos de su presidente, Nicolás Maduro y que pasaría por cancelar la convocatoria de la Asamblea Constituyente prevista para el día 30. “Puede tener un ataque extemporáneo de responsabilidad y de inteligencia política y facilitar la salida”, ha aseverado.
A su modo de ver, en Venezuela hay ahora tres opciones: que Maduro cancele la Constituyente, libere a los presos políticos y acceda a negociar un calendario electoral; o que siga adelante y consume su “golpe de Estado continuado” con una Asamblea Constituyente donde “todos los candidatos son suyos” y que ocupará el palacio legislativo desalojando a la Asamblea Nacional.
La tercera sería que las Fuerzas Armadas, que deben ser “obedientes al mandato constitucional”, optaran por la “desobediencia”, cosa que, en su opinión, podría estar legitimada dada la situación actual. A su juicio, el poder de Maduro es ahora “que las Fuerzas Armadas lo toleran” pero ya “muchos” piensan que los militares podrían dejar de apoyar unas iniciativas que no son constitucionales.
En todo caso, ha puntualizado que no cree que la situación legitime una intervención de los militares, sino una desobediencia como está haciendo la fiscal general, Luisa Ortega. “Si alguien violenta el mandato constitucional, las fuerzas armadas no tienen la obligación de obedecerle”, ha asegurado.
La Constituyente, como la democracia orgánica de Franco
González ha avisado de que la Constituyente que planea Maduro “a lo que más se parece es a la democracia orgánica de Franco; tercio de municipios, tercio de cabeza de familia y tercio de sindicatos” y es contraria a la propia Constitución bolivariana“. Según ha dicho, hay un 90% de posibilidades de que la presida el expresidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello, pero también podría hacerlo la esposa de Maduro porque hay una ”pequeña lucha“ entre ellos.
En este contexto, ha dicho que le gustaría “que el presidente Maduro comprendiera que en este momento ha convertido a Venezuela, y está a punto de culminar esa faena en un Estado fallido donde las instituciones no existen, existe un poder dictatorial y arbitrario”, sin alimentos y sin seguridad, hasta el punto de que “hay más muertos por habitante en Caracas que en Damasco”.