Desde la mañana en que explotaron las cuatro bombas en Atocha, Santa Eugenia y El Pozo hasta el 14 de marzo, cuando los españoles estaban llamados a votar, el Gobierno y el partido de José María Aznar insistieron en no decir toda la verdad. Durante los tres días que siguieron, los españoles vieron cómo el Gobierno intentaba beneficiarse de las dudas sobre la autoría y seguía señalando a ETA cuando las pruebas ya apuntaban a los islamistas.
El entonces ministro del Interior, Ángel Acebes, llamó “miserables” a los que dudaron de la versión oficial. La indignación llevó a muchos ciudadanos a protestar frente a la sede del PP en la calle Génova durante la jornada de reflexión. Al día siguiente, el PSOE ganó las elecciones generales y José Luis Rodríguez Zapatero compareció en Ferraz. La victoria socialista empezó con un minuto de silencio por las víctimas.