TVG, la televisión autonómica gallega, vive horas convulsas. Dos de sus presentadores más conocidos, Alfonso Hermida y Tati Moyano, las caras del telexornal de la tarde, presentaron su dimisión el pasado viernes en desacuerdo con la política informativa en medio de un clima general de protestas contra la manipulación y el control de la información que ejerce el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo. Los viernes negros iniciados por un grupo de mujeres en TVE habían prendido unas semanas antes en el canal gallego donde decenas de profesionales se concentran vestidos de negro el último día de la semana laboral para luego amplificar sus reivindicaciones en las redes sociales.
La dirección del canal intenta minimizar las protestas prohibiendo a subcontratas como Overon, responsable de las conexiones en directo, que sus reporteros vistan de negro los viernes. Una instrucción que también recibió la empresa madrileña Acicala, que se encarga del estilismo en TVG, y que ha impedido a los dos presentadores dimisionarios secundar la reivindicación del resto de compañeros. Los viernes el negro está vetado en los armarios de la televisión pública. El resto de la semana los presentadores pueden lucir ese color sin mayor problema.
Moyano y Hermida son dos profesionales muy respetados en la casa y según fuentes de la redacción han mantenido constantes disputas a lo largo del último año con los editores de informativos por el orden de las escaletas y el tratamiento de distintos acontecimientos políticos. Él ya había sido noticia en 2011 por presentar un telexornal reivindicativo en la calle rodeado de buena parte de la plantilla que sirvió para denunciar la falta de libertad con la que trabajaban los trabajadores de los medios públicos y reclamar independencia del poder político. Tras aquel acto simbólico Hermida fue apartado de algunas coberturas especiales, incluso de una noche electoral, pero la dirección de TVG siempre negó que se tratase de represalias. El pasado otoño, tras varias temporadas en la sección de deportes, fue recuperado para presentar el informativo de la tarde junto a Moyano.
Además, la dirección de la corporación Televisión de Galicia que preside desde hace nueve años Alfonso Sánchez Izquierdo, un periodista bien relacionado con el PP y cuya designación no fue apoyada por ningún otro grupo en el Parlamento gallego, acaba de ser condenada por vulnerar el derecho de huelga de una trabajadora el 8-M a la que decidió sustituir el día del paro feminista. Los comités de empresa han pedido su dimisión repetidamente, la última vez, el pasado octubre por la cobertura de una ola de incendios, en los que murieron cuatro personas, por la tardanza del ente público en reaccionar aquel domingo en que decenas de pueblos vivían cercados por las llamas.
Los diputados de la oposición recibieron el viernes en el Parlamento gallego al director general de CRTVG, Alfonso Sánchez Izquierdo, vestidos de negro en solidaridad con los trabajadores que se manifiestan dentro de la corporación. Y repitieron sus duras críticas contra la propaganda y el tono general de la información de la televisión y la radio públicas y culparon directamente a Mar Sánchez, secretaria de Comunicación de la Xunta, y persona de la máxima confianza del presidente gallego. Sánchez Izquierdo aseguró que nunca había recibido una llamada desde la Xunta para influir en las informaciones que emiten los medios públicos. Y atribuyó las quejas de los empleados a que los trabajadores de la corporación “son plurales, con gente de muchísimos colores” (sic) y “tienen sus convicciones y sus ideas, unos opinan unas cosas y otros opinan otras”.
Según la representación de los trabajadores, el control informativo y la propaganda a favor de todo lo que suene a PP se agravan cada vez que se produce una crisis que puede acarrear consecuencias políticas.
Hace solo unas semanas, cuando se conoció el veredicto del caso Gürtel, la redactora jefa y presentadora del telexornal del mediodía, Marta Darriba, dio instrucciones a sus redactores para que la duración máxima del vídeo de la sentencia del caso Gürtel no excediese los 40 segundos. Al final, la noticia sobre la condena duró 15 segundos más y obvió tanto la condición de exalto cargo del PP gallego de uno de los principales condenados, Pablo Crespo, como la cantidad de la que según el tribunal de la Audiencia Nacional se había lucrado el Partido Popular, más de 200.000 euros para pagar campañas electorales. En la cobertura total del caso, que duró cinco minutos se emitieron seis reacciones políticas, cuatro de ellas de dirigentes del PP, incluido Rajoy que salió dos veces.
Izquierdo dio a entender en el Parlamento que la información de aquellas instrucciones por escrito desvelada por eldiario.es fue un intento de “manchar a trabajadores a los que se hicieron imputaciones que no eran verdad”.
Casos similares a ese se han repetido en las tres legislaturas que lleva gobernando Feijóo. La sobreprotección del presidente de la Xunta alcanzó su grado máximo en marzo de 2013, cuando el diario El País desveló la amistad que durante años había mantenido el presidente de la Xunta a finales de los 90 con el narcotraficante, Marcial Dorado. El informativo de fin de semana de la Radio Galega entrevistó aquel domingo al líder del PP gallego en directo por teléfono. Despachó el asunto con tres preguntas: “Mantiene usted relación con Dorado? ¿Por qué se publican ahora estas fotos? ¿Piensa iniciar acciones para defender su honor?”. La entrevista completa puede escucharse aquí.
Ni las sucesivas protestas del personal, cada semana más numerosas, ni las iniciativas parlamentarias de la oposición -PSOE, En Marea y BNG censurando que el canal se haya convertido en una tele de partido y reclamando un verdadero servicio público, han logrado socavar el férreo control de los medios públicos por el Partido Popular que tiene hilo directo con el director general que designó e influye en los nombramientos, ascensos y contrataciones de los medios públicos. En la sombra está Mar Sánchez, alter ego de Feijóo desde hace 20 años y su todopoderosa secretaria general de Comunicación.
Según fuentes internas de la Corporación, la designación de los cargos directivos no solo se le consulta sino que sus recomendaciones son tenidas muy en cuenta a la hora por ejemplo de contratar y despedir tertulianos para los debates, claramente inclinados hacia el PP. Mar Sánchez y su equipo, que está muy encima de todo lo que sucede en TVG, no vieron inconveniente en nombrar unas semanas después de la llegada de Feijóo a la presidencia de la Xunta en 2009 a una jefa de informativos, Pilar Bermúdez, que había sido interventora del PP en unas elecciones municipales. Desde entonces las jefaturas han estado ocupadas siempre por profesionales afines al partido y tanto la radio como la televisión se han nutrido en los espacios de opinión e incluso en los cargos intermedios de periodistas llegados de la edición gallega del ABC, un periódico con una audiencia residual en Galicia, según confirman los datos de OJD y EGM.
Este jueves el presidente gallego se desentendía ante la prensa de cualquier responsabilidad en la televisión autonómica. “Yo no dirijo TVG, no tengo competencias”, dijo en la rueda de prensa posterior a la reunión de su Gobierno preguntado por las críticas de los profesionales del canal público. El presidente gallego dijo no tener “ni idea” sobre qué presentadores son “ratificados o cambiados” por la dirección de la corporación de medios, cuyo director general, Alfonso Sánchez Izquierdo, se mantiene en el puesto con el único apoyo del PP y después de que este partido enmendase su propia ley para eternizarlo en el cargo y saltarse la obligación de que sea elegido por una mayoría parlamentaria reforzada.
De la promesa de Feijóo en 2009 de desgubernamentalizar los medios públicos a través de un programa electoral -fraguado durante sus años de la oposición en la que acusaba a los medios públicos de estar al servicio del bipartito de PSOE y BNG que gobernó en Galicia durante tres años y medio- no queda nada.
Raquel Lema forma parte del Comité Intercentros en representación del sindicato CUT y sostiene que el control de las noticias en los medios públicos no resiste comparación con ninguna otra época en sus 32 años de historia, ni siquiera durante los Gobiernos de Manuel Fraga, en que se produjeron graves escándalos de manipulación: “Los cinco sindicatos representados coincidimos en que es el peor momento de pluralidad informativa en la televisión y en la radio. Ya hay un criterio unificado del control de la información. La radio hubo un tiempo en que escapaba a la manipulación. El director general está en una situación anómala gracias a una modificación legal en la ley de acompañamiento de los presupuestos. El hartazgo es muy grande y es el momento de que la redacción dé un golpe encima de la mesa”.
La versión oficial de TVG sobre la renuncia de los dos presentadores es que no hay versión oficial. El director de Proyección Social de la compañía, Xaime Arias, no ha respondido a las preguntas de eldiario.es ni de Praza.gal sobre los últimos acontecimientos en el canal. Fuentes cercanas a la dirección deslizan en privado que la renuncia de los dos presentadores de la edición de tarde del telexornal es preventiva porque el canal ya había decidido prescindir de Alfonso Hermida y Tati Moyano por sus bajas audiencias y que ambos ya sabían que la dirección estaba haciendo castings para sustituirlos.
Desde el sindicato CUT, Raquel Lema desmiente esas afirmaciones: “No entiendo cómo casan esa excusas con las noticias de autobombo, ocho o nueve, durante el último curso, que se emitieron en ese mismo informativo para presumir de sus audiencias. Es inaceptable que se intente desprestigiar a la marca y humillar a trabajadores a los que llamaron por su prestigio para intentar recuperar la imagen de la cadena. Y miente quien dice que sabían que iban a ser relegados en septiembre porque en ese casting se dijo a los aspirantes que era para disponer de presentadores para hacer sustituciones y cubrir vacaciones. En caso de que les preocupen las audiencias, harían mejor en sacar a los cargos intermedios que han fichado del ABC para establecer un control político de las noticias”.
Mientras tanto, los trabajadores siguen organizándose. Los martes y los jueves montan concentraciones contra la supresión de las desconexiones locales de los informativos de TVG y la reciente cancelación del programa Diario Cultural, 50 minutos dedicados a la información de las artes, que se emitió durante los últimos 28 años. Y los sindicatos buscan amplificar la protesta mediante acciones conjuntas con sus compañeros del centro territorial de Televisión Española ubicado a unos 500 metros de la sede de TVG en San Marcos, a las afueras de Santiago de Compostela.