El primer ministro húngaro, Víktor Orbán, defendió hoy ante el pleno del Parlamento Europeo (PE) su legitimidad para abrir a nivel nacional e independientemente de la UE debates “francos” con su población, como la reintroducción de la pena de muerte o la expulsión de los inmigrantes económicos.
Orbán defendió que dentro de los valores de la Unión Europea (UE) está también el de la libertad de expresión y señaló que nada en el acta de adhesión de Hungría al bloque europeo le impide realizar consultas sobre un tema concreto.
Para el primer ministro húngaro, el debate de la pena de muerte “es legítimo” y en su opinión, “no es una venganza, sino un castigo proporcional” que puede “evitar que se pierdan nuevas vidas de inocentes”.
“No reconozco el argumento de que es debate poco civilizado o anticatólico”, añadió.
En esa línea, el dirigente húngaro señaló que hasta tal punto no existen límites a los debates democráticos que incluso los valores y principios fundamentales en los que se sustenta la UE se pueden revisar.
La UE prevé en su artículo 7 del tratado la retirada del derecho a voto en el Consejo Europeo de los países que no cumplan los valores y principios que marca la Unión, pero no está prevista en si misma la suspensión de un país como miembro del bloque.
Sobre la inmigración, el mandatario húngaro tildó de “locura” las políticas de la Comisión Europea de introducir cuotas obligatorias de refugiados.
“Reivindicamos nuestro derecho nacional de expulsar como país a los inmigrantes económicos”, señaló.
“Bruselas no puede pretender arrogarse un derecho, el de decidir quién entra y quién no en la UE”, añadió en una rueda de prensa en Estrasburgo (Francia).
A lo largo del debate previo en el Parlamento Europeo, uno de los más críticos con Orbán fue el líder de los socialdemócratas europeos (S&D), Gianni Pittella, que preguntó al primer ministro si lo que está buscando es que Hungría deje de pertenecer a la UE.
“Sus continuas provocaciones están traspasando los límites de la decencia. La UE es una comunidad basada en la ley y unos valores fundamentales que no son negociables. Si usted señor Orbán no quiere respetarlos, por respeto a ellos, le pedimos que al menos lo haga por respeto a la dignidad de los húngaros”, señaló Pittela.
Tanto los liberales, como la Izquierda Unitaria y los verdes reclamaron que la UE ponga en marcha más mecanismos de control al respeto de los principios y valores que recoge la carta europea de los derechos fundamentales.
En el debate también se mostraron críticos con Orbán tanto el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, como el vicepresidente primero de la Comisión Europea, Frans Timmermans.
Schulz, que ejerció de moderador del debate, no pudo evitar desde su silla de presidente responder a Orbán tras su defensa del derecho a debatir sobre la pena de muerte y señaló que “si existe un mandamiento, ese es no matarás”.
Timmermans por su parte se mostró ofendido por la “caricatura” hecha por el primer ministro húngaro de las propuesta de la CE tras señalar Orbán que las políticas de inmigración “de puertas abiertas” de Bruselas no hacen más que ser un acicate para las mafias e implicar un efecto llamada.
Por su parte, el Partido Popular Europeo, al que pertenece el partido Fidesz húngaro de Orbán, quiso desmarcarse del debate sobre la pena de muerte, que tanto su líder Manfred Weber como el jefe de filas del PP español, Esteban González Pons, consideraron totalmente superado.
En la rueda de prensa, Orbán evitó contestar abiertamente sobre si se siente más cercano al Partido Popular Europeo o a la líder ultraderechista francesa Marine Le Pen.
El debate sobre la situación húngara tuvo lugar a petición de los grupos de izquierda de la Eurocámara y Orban pidió participar en el mismo.
“He venido porque se habla de Hungría y tengo el derecho a defender al pueblo húngaro”, dijo Orbán en su primera intervención ante el hemiciclo.