“Y tal”, la coletilla que identifica al comisario José Manuel Villarejo desde que trascendieran horas y horas de grabaciones realizadas por él mismo, simboliza las inconcreciones del policía jubilado este jueves ante la comisión del Congreso que investiga el espionaje a Luis Bárcenas con cargo a los fondos reservados, una de las muchas operaciones turbias en las que participó. Ni siquiera aportó pruebas de su afirmación más relevante de la tarde, que el entonces presidente del Gobierno y él se intercambiaron mensajes de teléfono móvil en los que el policía informaba de los avances de la Operación Kitchen.
Villarejo ha confirmado su participación en la Operación Kitchen sin aportar novedades a lo que ya había descubierto la investigación judicial asegurando que, si por él fuera, toda la información sustraída a Bárcenas hubiera acabado a disposición del magistrado instructor de la caja B. Pero no concretó que ese material comprometedor para el los dirigentes del PP fuera finalmente sustraído. Ni siquiera que las supuestas grabaciones de Bárcenas a Rajoy existan, por mucho que él se las requiriera con insistencia a otro de los comisarios implicados en las grabaciones incorporadas a la causa. “Me haría especular”, ha contestado cuando le ha preguntado el portavoz del PNV, Mikel Legarda.
Había pasado más de una hora de declaración sin novedades cuando Villarejo realizó la afirmación sobre su supuesta relación con Rajoy a través del celular. Ha sido a preguntas de la portavoz de Vox, la formación que visitó al comisario poco antes de que la Audiencia Nacional se viera obligada a dejarle en libertad después de cuatro años en prisión provisional. Olona se ha atribuido, en cierto modo, aquella excarcelación. “Hay quien dice que fue a verle la Macarena”, ha dicho la portavoz de la ultraderecha. Villarejo se ha mostrado agradecido por la visita aunque no se ha atrevido a atribuir a la misma que saliera en libertad provisional.
Según ha explicado Villarejo a Macarena Olona, “había una serie de personas”, como Francisco Martínez (secretario de Estado de Seguridad), María Dolores de Cospedal (secretaria general del PP) y Mauricio Casals (consejero de Atresmedia y presidente de La Razón) que le “trasladaban inquietudes del presidente del Gobierno”. “Me pedían que mandara mensajes (a Rajoy) con lo que ya les había dicho a ellos”, ha asegurado Villarejo. “Me terminé quejando”, ha dicho el policía jubilado por la molestia de tener que duplicar los mensajes a unos y otro.
El nombre de Rajoy aparece en los informes de la Unidad de Asuntos Internos que identifican a Rajoy como 'El Barbas' o 'El Asturiano' al que Villarejo y otros imputados en la Kitchen se refieren al entonces presidente del Gobierno cuando le sitúan al tanto de la Operación Kitchen. Esas alusiones no han sido indicios suficientes para que Anticorrupción solicite o el juez decida de oficio citar a Rajoy, ni como investigado ni como testigo en la pieza 7 del caso Villlarejo.
La portavoz del partido ultraderechista ha preguntado al policía por el contenido de los mensajes. “¿Van las cosas bien y tal? ¿Es cierto que este hombre dice que puede tenerlo en tal sitio? Era todo muy monosílabo... para ratificar la información” que le había trasladado antes a los supuestos intermediarios, ha dicho Villarejo. El comisario no ha aportado tales mensajes ni Olona se los ha requerido. El policía jubilado ha dicho que el número operativo desde el que se intercambió mensajes con Rajoy empezaba por 650 y acababa por 10.
Ha habido que esperar al penúltimo portavoz para que alguien le requiriera los mensajes de móvil a Villarejo. Ha sido Jon Iñarritu, de EH Bildu, quien le preguntó por las pruebas de lo que decía. Villarejo entonces ha dicho que está entre la documentación que le tienen, según él, secuestrada, y ha instado a los diputados a que sean ellos quien los reclamen.
En su turno, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, había vuelto sobre los presuntos contactos de Rajoy con el comisario y Villarejo ha dicho: “Yo entiendo que el interés del señor presidente entonces estaba preocupado también por cuestiones de la seguridad del Estado porque Bárcenas decía tener información que afectaba a instituciones del Estado, prueba de ello es que el CNI participó en la Kitchen. Yo me entrevisté con varios responsables (del CNI) sobre este tema y me consta que la señora vicepresidenta (Soraya Sáenz de Santamaría) estaba informada. Hay un periodista muy vinculado al director del CNI que entonces comía y cenaba con el entorno de Bárcenas y luego informaba”.
En varias ocasiones, Villarejo se ha contradicho respecto a afirmaciones anteriores, en sus declaraciones o en las grabaciones. Ha ocurrido al negar que se le encargara destruir los discos duros de Bárcenas o que el matrimonio de María Dolores de Cospedal y el empresario Ignacio López del Hierro le encargaran “trabajos puntuales”, como recoge una de las grabaciones del propio comisario en 2009 respecto al sabotaje del caso Gürtel. Incluso al principio de la comisión había dicho que dudaba de que Rajoy desconociera la operación Kitchen para luego explicar el asunto de los mensajes.