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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Los españoles en el extranjero, ante el laberinto del voto rogado: “Mi papeleta llegó 20 días después de las elecciones”

Los más de dos millones de españoles que viven en el extranjero tendrán que rogar el voto una vez más para las elecciones generales, autonómicas y europeas. La disolución de las Cortes este 5 de marzo tras el adelanto electoral ha frustrado la reforma de la Ley Electoral que ponía fin al voto rogado, un sistema que ha dificultado el voto desde el extranjero por las trabas burocráticas que supone y que desata las críticas de los emigrantes en cada cita con las urnas desde hace ocho años.

El plazo es ajustado. Quienes no estén inscritos en el censo electoral de residentes ausentes −el CERA− tendrán que reclamar presencialmente en el consulado general de su país entre el 11 y el 18 de marzo. Luego tendrán que “rogar” el voto, es decir, solicitar la documentación electoral a la delegación provincial de la Oficina del Censo Electoral donde estén censados. El día 30 de marzo será el último día para este trámite, que se puede solicitar de forma presencial, por correo o por Internet.

En el caso de las europeas y autonómicas, este plazo se mantiene entre el 3 y el 27 de abril. La Junta Electoral Central ha rechazado que la petición para el 28A pueda valer también para el 26M, como habían pedido Unidos Podemos y PP. “No habremos acabado los trámites de la primera elección y tendremos que pedir la segunda. Estamos peor que nunca porque los procesos se solapan. Para el 28 de abril, los envíos postales pillarán la Semana Santa de por medio y va a retrasar los envíos”, lamenta María Almena, portavoz de la Marea Granate. El último día para votar en las generales por correo como CERA es el 23 de abril. De forma presencial se podrá hacer entre el 24 y 26.

“Puedes estar horas descifrando qué papeles rellenar”

Las quejas se repiten en todos los comicios desde la reforma que se hizo de la ley en 2011. Falta información, en algunos casos no llega la documentación a tiempo y requiere una gran voluntad por parte de los propios electores. “Con la información del Gobierno te puedes tirar horas intentando descifrar qué papeles tienes que rellenar. Si es por ellos te tienes que leer todo el BOE”, sentencia Jordi, uno de los 2.093.977 españoles que, según el censo electoral, están llamados al voto el 28A.

Jordi, residente desde hace más de un año en Hamburgo y doctorando en Física, tiene pendiente su visita al consulado para informarse de primera mano. De momento, calcula que se acercará tres veces: tendrá que reclamar primero su registro en el CERA, irá una segunda vez para pedir la documentación y otra tercera para votar. “Nunca lo he hecho porque es la primera vez que paso tanto tiempo fuera con unas elecciones por medio. Me estoy dando cuenta de que o espabilas y vas pidiendo las cosas o te quedas sin votar”, explica.

“Creo que mi voto ha llegado siempre a España”

Quien ha votado en todas las convocatorias desde que vive en el extranjero es Irene. Se mudó a Toulouse en mayo de 2015 y ha acudido a las urnas registrada primero como no residente (ERTA) y más tarde como residente permanente. El ERTA está concebido para quienes no permanezcan más de un año fuera de España y permite votar en las municipales, al contrario que los inscritos como CERA.

“Creo que mi voto ha llegado siempre a España, pero recuerdo que con las generales de 2016 sí que tuve un problema con La Poste [el servicio de correos francés] porque no estaban informados del procedimiento. El problema fue que estaban empeñados en enviar el voto al consulado, cuando en realidad tenían que hacerlo directamente a mi mesa electoral en España”, comenta Irene. Ocurre así en el caso de los residentes temporales, mientras que los permanentes sí envían su voto al consulado. “Es un detalle, pero tuve que discutir mucho con ellos y, al hablarlo con los del consulado, me dijeron que le había pasado a más gente. No es solo lioso para los votantes”.

Rememora que nunca ha llegado a recibir el reembolso del pago por el envío. Los residentes temporales pagan por enviar el voto por correo certificado a España, mientras que los permanentes también se pueden ver obligados a un desembolso económico por enviarlo al consulado si residen en ciudades donde no los hay. El Ministerio tiene que devolver este coste, aunque las quejas se suceden todos los años.

“La gente ya no vota porque cuando lo intenta falla”

La experiencia de Bruno, gerente de una empresa pesquera en Managua (Nicaragua), es opuesta. Él se quedó sin participar en los pasados comicios porque la documentación no llegó con el tiempo suficiente. “En 2016, varios españoles de la empresa fuimos a la embajada de Nicaragua en Managua. Expliqué cuál era la situación y me dijeron que había la opción de que se entregase la documentación como si estuviésemos de tránsito por un tiempo. Rellenamos un formulario de solicitud de documentación para el voto en torno a un mes y medio antes de las elecciones y quedamos a la espera”, indica. Llegó seis días antes del 26-J. “Intentamos hacer un envío rápido y agilizado a través de Correos. Preguntamos si había alguna forma de acelerar el envío y nos dijeron que sí, pero llegaba un mes después. El envío normal eran dos meses y el agilizado un mes. Creo que llegó 20 días después del cierre del escrutinio”, dice.

“Este año lo estamos intentando también, pero voy a intentar hacerlo a través del CERA. Lo que ocurre es que hay poco tiempo y puede pasar lo mismo si me mandan la documentación tarde. La gente no quiere votar porque cuando lo intenta la mayoría de las veces no puede. Muchos de mis compañeros que vinieron a votar conmigo ya no lo van a hacer”, afirma.

“Quiero votar pero el sistema no es fácil”

Raquel, epidemióloga de profesión, ha recorrido muchos países en los últimos siete años. Nunca ha conseguido votar desde el extranjero. Ahora, instalada −de momento− en Malta, cuenta a eldiario.es que su intención es que esta sea la primera vez. “Para mí votar ha sido siempre muy complicado. En mi caso ha sido difícil porque por motivos laborales me encontraba viajando y cambiando mucho de país en país”. En las anteriores, el 26J de 2016, estaba en Sierra Leona. Antes, en Brasil y en Inglaterra. “Estaba siempre por periodos muy cortos. No me daba tiempo a haberme registrado en el censo y no te recomiendan registrarte si vas a estar solo un mes”, añade.

Este año pretende que no sea así. Hace tres meses que se inscribió en el CERA y la semana pasada contactó con la embajada, donde todavía no tenían información. “Me dijeron que no habían recibido información del Ministerio y que enviarían un email a todos los registrados en el CERA. Todavía no nos han informado. En principio, revisando la documentación en la web del Gobierno, no debería tener problema, salvo que me manden a una misión fuera de Malta por motivos de trabajo”, expresa. Ella lo resume así: “Para mí es complicado, porque quiero votar y me gustaría ejercer mis derechos, pero el sistema no es fácil. Mis compañeros de trabajo ingleses tienen otro sistema y cuando han tenido situaciones similares han conseguido votar. Nominan a un contacto para que vote por ellos. Creo que podría facilitar todo el proceso”.

“En el consulado no se aclaran entre ellos”

Con problemas para encontrar información también se ha encontrado Gabriel, residente en Chicago desde agosto del pasado año. Cuando se instaló en la ciudad, la tercera con más habitantes de Estados Unidos, recordó que debía registrarse en el censo de residentes ausentes, así que no tendrá que reclamarlo en esta semana. Ya puede rogar el voto por primera vez en su vida.

“Lo que ocurre es que en el consulado no se aclaran muy bien entre ellos. Fuimos el lunes [25 de febrero] a preguntar y nos dijeron que iban a subir esa tarde la información a la web porque en ese momento no lo tenían todavía muy planeado. De momento es todo lo que sabemos”, cuenta. Sin haber completado todavía el procedimiento, cree que no va a ser “sencillo” porque las fechas son confusas y hay que realizar muchas peticiones. Lamenta, además, que consulados y embajadas tendrían que recibir más información porque parece que “no lo tienen claro ni ellas”.

“Votaré si es fácil. Si no es así, lo siento pero no”

José y Sergio, ovetenses de 24 años, comparten piso cerca del barrio londinense de Candem. José llegó a Reino Unido hace ocho meses, mientras Sergio suma ya tres años en el país. El caso del Reino Unido, donde se encuentran ambos, es diferente: el colapso del consulado de Londres por el Brexit podría poner en riesgo el voto de miles de españoles. Los trabajadores se encuentran saturados y este atasco laboral podría complicarse en la semana del 11 al 18 de marzo, el plazo clave para subsanar los errores en el censo.

José y Sergio coinciden en que ninguno de los dos ha mirado todavía información al respecto y prefieren consultarlo antes por Internet, pero difieren en si finalmente votarán en caso de encontrarse con dificultades. “Miraré por Internet cuál es el procedimiento y si puedo votar y es fácil, lo haré. Si no es así, lo siento pero no votaré”, responde José, de formación abogado pero ahora recepcionista en un hotel. Sergio, operador turístico, afirma que votará “sea complicado o no”.