España ya es oficialmente una “dictadura” para las derechas. La presión de Vox y del ala del Partido Popular más afín a la extrema derecha, encabezada últimamente por Isabel Díaz Ayuso, ha acabado por desbocar por completo el discurso oficial de la dirección de Alberto Núñez Feijóo, al que siempre se ha considerado un dirigente más centrado. Como le ocurrió a Pablo Casado entre 2018 y 2021 hasta que acabó siendo expulsado de la presidencia del PP por enfrentarse precisamente a ese sector más a la derecha al que él perteneció en su día, Feijóo también ha sido arrastrado por las teorías más ultras. Este jueves equiparó el acuerdo alcanzado entre PSOE y Junts para la investidura de Pedro Sánchez con el intento de golpe de Estado del 23F de 1981 e incluso con los más de 800 asesinatos de ETA.
“La democracia española está sufriendo un ataque sin precedentes, pero no es la primera vez que la democracia española se ha visto amenazada. El golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, el golpe del terrorismo de ETA durante décadas y el golpe perpetrado por el independentismo catalán en 2017 fueron desafíos a la libertad y la convivencia en España. En este caso, el desafío a los valores de la Constitución está protagonizado por un candidato a la presidencia del Gobierno”, dijo, en una declaración sin preguntas desde la sede de su partido, en la calle Génova de Madrid.
Abascal, pero sobre todo Ayuso, le habían marcado el camino desde bien temprano. La presidenta debutó a primera hora en una entrevista en Antena 3. Ahí dijo que España es ya una dictadura. Luego convocó estratégicamente otra comparecencia para valorar el acuerdo cerrado en Bruselas 45 minutos antes de la “declaración institucional” que había fijado Feijóo en la sede del partido. El líder de Vox salió media hora antes que Ayuso.
Todo ello se enmarca en la encarnizada batalla por encabezar la oposición a la amnistía por la que pugnan PP y Vox desde hace semanas, pero también dentro de las propias filas populares. Y este jueves con ese escenario, inflamado como nunca antes en la calle, los medios y los despachos de la derecha, Feijóo lanzó los augurios más apocalípticos sobre el futuro Gobierno progresista. El pacto de PSOE y Junts niega, según el líder del PP, “que España sea un Estado de derecho” y “humilla al poder judicial”. “La humillación a la que el señor Sánchez ha sometido a este país ha sido completa e inapelable”, añadió.
Ayuso: “Nos han colado una dictadura”
Feijóo también dijo que el presidente del Gobierno en funciones ha “capitulado” ante el independentismo. Que se ha rendido y, con él, todo el país. “El golpismo de antes tuvo enfrente a todos los presidentes de Gobierno de España. Y, en esta ocasión, quien aspira a dirigir la nación, tras ser derrotado en las urnas, se confabula con los que quieren mutilar nuestra nación. Hoy debemos decir con toda claridad que el PSOE ha enterrado su tradición constitucionalista y que el independentismo puede sentirse protegido porque está en las manos del señor Sánchez”, agregó.
La dureza de sus palabras llega precedida por otros discursos más envenenados, tanto de Vox como de Ayuso. La presidenta madrileña, a primera hora, nada más hacerse público el acuerdo, antes que ningún otro dirigente del partido ya anticipó que lo que viene “es entrar en una dictadura”. “Han estado con que viene Franco, la ultraderecha, y nos han colado una dictadura. Nos la han colado por la puerta de atrás”, dijo en una entrevista en Antena 3.
De nuevo, Ayuso consideró ilegítimo al Gobierno pero también a los ciudadanos españoles que votaron el 23J y formaron con sus votos el nuevo Congreso. “Como los grandes dictadores a lo largo de la historia, se cuelan a través de los parlamentos. El modelo de país lo hemos de decidir todos los españoles y, en el momento que ha decidido que los votos están por encima de las leyes, eso es dictatorial. Las dictaduras van carcomiendo, van poco a poco, y estamos al comienzo de la misma”, dijo.
Ayuso llegó a apelar al rey y al ejército como herramientas para “frenar” a Sánchez. “Contamos con todos los españoles de bien, la gran mayoría, que ya no puede más; con la Constitución española, que nos ha llevado a buen puerto en las peores situaciones; con la Corona, en la persona de Felipe VI, rey de todos los españoles; con las dos cámaras del poder legislativo, las sedes verdaderas de la soberanía nacional, única e indivisible; con el Poder Judicial; con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y las Fuerzas Armadas, con las instituciones de las comunidades autónomas y de los entes locales; con la Unión Europea, que siempre garantizará el Estado de derecho; y contamos con siglos de historia de España, esta nación que no se dejará doblegar por un pacto entre un político fuera de control y unas minorías rabiosas y corruptas”, apuntó.
Abascal habla de “un acuerdo entre traidores”
Su discurso se pareció mucho al de Abascal. Solo que, como Abascal ya había repetido cinco años que el Gobierno es ilegítimo –y también peor que el de Franco, se le escapó en alguna ocasión–, esta vez dijo directamente que cuando se constituya será “ilegal”. El líder de Vox llamó a sus votantes a una “resistencia pacífica” contra el Gobierno que, según dijo, “solo tiene un fin: o el dictador en el banquillo o los que nos oponemos a este golpe en la cárcel”. “Los golpistas del PSOE y de Junts han sellado hoy su amenaza a la unidad nacional y a la ley con un acuerdo golpista que implica claramente la abolición del Estado de Derecho, el principio del fin de la democracia y la deslegitimación de todas las instituciones”, señaló.
“Hoy [por este jueves] se ha dado a conocer un acuerdo entre traidores, y es muy posible que los traidores acaben traicionándose entre ellos. Pero mientras tanto, debemos ser absolutamente conscientes del peligro que enfrentamos, porque quien saca de la cárcel a los criminales para acceder al poder está a un paso de meter en la cárcel a los inocentes para mantenerse en ese mismo poder”, agregó Abascal.
Las líneas maestras de los discursos de Abascal y Ayuso se repitieron en el de Feijóo, con alusiones a esa supuesta “traición” de Sánchez a su propio país, al “golpismo” o a, de nuevo, el “Gobierno ilegítimo”.
Esta deriva de la derecha española no es nueva y se remonta a hace cinco años, cuando la izquierda recuperó el poder con la moción de censura que Sánchez le ganó a Mariano Rajoy y, después, con la formación del primer Ejecutivo de coalición desde el final del franquismo que protagonizaron PSOE y Unidas Podemos.
La tesis del “Gobierno ilegítimo” fue acuñada por Casado mientras trataba de frenar la sangría de votantes de su partido que se marchaban a Vox, ha sido azuzada permanentemente por Ayuso y ya ha sido asumida, también, por Feijóo. En realidad, es una teoría que las derechas siempre utilizan contra el Gobierno cuando no son ellas las que lo controlan. Le ocurrió a Felipe González en su primera legislatura (1982-1986), después a José Luis Rodríguez Zapatero y, ahora, a Pedro Sánchez.
La “reacción” en las calles
El culmen de la inflamación y la exageración del discurso llegó después de que, contra todas las previsiones y predicciones, PP y Vox no lograran en las elecciones del 23J el respaldo social necesario para recuperar el poder. Los pactos del PSOE con Sumar y las fuerzas independentistas que permitirán un amplio respaldo del Congreso –donde está representado el pueblo español– a Sánchez la próxima semana han llevado a las derechas a calentar las calles con el resultado de los últimos días: miles de personas gritando “hijo de puta” al presidente del Gobierno en funciones y tratando de tomar por la fuerza la sede del PSOE de la calle Ferraz de Madrid.
El martes esas protestas terminaron con disturbios por todo el centro de la capital. Legitimados por los discursos apocalípticos de PP y Vox, que consideran que en España ya no hay libertades ni derechos, los sectores más ultras ya han dejado claro que seguirán en las calles, haciendo suya esa “reacción” que han reclamado Feijóo y Abascal y con la legitimidad de luchar contra lo que, dicen, es la “dictadura sanchista”.