Vox se conforma con las palabras de agradecimiento de Feijóo para apoyar su investidura
“Normalidad democrática”. Así definió el pasado martes Alberto Núñez Feijóo la relación del PP con Vox. Lo hizo horas después de que el líder de la extrema derecha reclamara un acto de desagravio público como contrapartida al apoyo a la investidura del gallego que ya había comprometido ante el jefe del Estado antes incluso de las disculpas y del encargo en sí. Santiago Abascal disfrazó la gratuidad de su apoyo al cumplimiento de cuatro supuestas condiciones que se han traducido en nada.
El líder de Vox pidió al PP “no colaborar en el cordón antidemocrático” contra su partido, “recuperar la neutralidad de las instituciones” y un “compromiso para acabar con la estigmatización a los votantes de Vox”. Tres formas diferentes de criticar lo mismo: que el PP no prestara votos a la extrema derecha para meter a uno de sus diputados en la Mesa del Congreso y el veto a su entrada en el Gobierno de Murcia.
El mismo Abascal recordó la semana pasada, cuando se constató la quiebra de la unidad de acción con el PP, sus propias palabras del 16 de agosto: “Hemos brindado al señor Feijóo nuestro apoyo si sirve para recuperar la normalidad democrática y la neutralidad de las instituciones”. El líder de Vox concretó: “Estamos negociando con el PP nuestra posición en la Mesa. No sería razonable que, siendo la tercera fuerza, nos quedemos fuera de la Mesa. Eso ocurrió en Murcia y esperamos que Feijóo no se comporte como López Miras”.
Un día después, el PP se votó a sí mismo y dejó a Abascal “perplejo”. Ese mismo día, el líder de Vox dejó en el aire su apoyo a Feijóo, y reclamó “explicaciones” sobre lo sucedido. Una petición que reiteró al día siguiente y, en jornadas sucesivas, su secretario general, Ignacio Garriga.
Las “explicaciones” debieron de llegar en la conversación telefónica que Feijóo mantuvo con Abascal el martes por la mañana, antes de que el líder de Vox acudiera al Palacio de la Zarzuela. De vuelta al Congreso, Abascal comunicó que había comprometido ante el rey un 'sí' supuestamente condicionado. A los tres requisitos antes listados, añadió otro: “Poner en valor públicamente los acuerdos entre el PP y Vox en regiones y ayuntamientos”.
“Apoyo sin exigencias”
“Celebro que el señor Feijóo haya atendido las justas peticiones de Vox”, tuitéo Abascal tras la rueda de prensa del líder del PP. “Se abre una nueva etapa de colaboración”, zanjó.
Pero en su declaración, Feijóo también agradeció a Vox su “apoyo sin exigencias”. Y, más allá de asegurar que la “relación de colaboración se mantendrá”, nada ha cambiado entre ambos partidos.
El PP no está dispuesto, por ejemplo, a reconsiderar el veto a Vox en el Gobierno de Murcia. El reloj corre y, si no se produce una investidura en la Región antes del 7 de septiembre, los murcianos tendrán que volver a las urnas en octubre. “Seguimos esperando la llamada de López Miras para sentarnos a negociar sin líneas rojas”, aseguró el líder de la extrema derecha en Murcia un día después de la supuesta reconciliación con el PP.
Pero esa llamada no parece que se vaya a producir. Ni por lo que el PP dice en público ni por lo que afirma en privado. El vicesecretario de Cultura, Borja Sémper, aseguró en una entrevista esta misma semana que no se pueden mezclar la investidura de Feijóo y la de Murcia. “Son cosas a separar”, dijo. Una tesis que defienden en el PP autonómico, desde donde insisten en su negativa a un gobierno de coalición. La fecha tope es el 7 de septiembre. Y la investidura de Feijóo, para la que Vox ha comprometido su apoyo, el 26 del mismo mes.
Tampoco se esperan cambios en la composición de la Mesa del Congreso. Para que el PP pudiera ceder un asiento a Vox necesita de la colaboración del PSOE. Primero, tendría que dimitir uno de los miembros del PP en la Mesa. Luego, el Pleno tendría que votar a la persona que lo sustituiría. Y para evitar que el bloque progresista impusiera la mayoría que ya se vio la semana pasada, los socialistas tendrían que entrar en la jugada.
Vía libre para negociar con Junts
Tras el mensaje de Abascal en el que se daba por zanjada la crisis con el PP, el partido ha dejado de hablar de nada relacionado con la investidura de Feijóo o los vetos que recibe de su supuesto aliado. Vox ni siquiera ha valorado la intención del PP de incluir a Junts en la ronda de contactos con los grupos parlamentarios que arrancará el próximo lunes.
“No vamos a decir con quién debe o no hablar”, aseguran fuentes del partido a elDiario.es. “Lo que es incompatible para Vox es negociar con un partido nacionalista. Nosotros no le decimos al PP con quién negocia”, aseveró el propio Abascal unos días antes.
Pero Vox sí critica a otros con quién negocia o deja de negociar. La portavoz parlamentaria que ha sustituido al dimitido Iván Espinosa de los Monteros, Pepa Millán, ha criticado la cesión de diputados del PSOE y Sumar a Junts y ERC, respectivamente, para que puedan configurar grupo propio. No lo hizo, por ejemplo, cuando en la pasada legislatura el PP hizo lo propio con Ciudadanos en el Senado, donde ella era representante de Vox.
La maquinaria comunicativa de Vox en las redes sociales ha optado por poner el foco en otros asuntos, como una supuesta oleada de crímenes protagonizados por personas migrantes y que publica la terminal periodística de su fundación.
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