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Crónica

Vox embarra el Congreso

Iván Espinosa de los Monteros hace sentar al diputado de Vox Jose María Sánchez García tras llamársele la atención por insultar a una diputada del PSOE en el Congreso

Iñigo Aduriz

21 de septiembre de 2021 22:01 h

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Insultos y descalificaciones permanentes vociferados desde sus escaños, enfrentamientos deliberados con algunos periodistas y hasta desacato a una decisión disciplinaria de la Presidencia del Congreso de los Diputados. Vox, la tercera fuerza política del Parlamento, desplegó este martes todas sus artimañas para embarrar la sede del poder legislativo y crispar un poco más el clima de la política española.

El Pleno abordaba varios asuntos como el aborto, los delitos de odio o la renovación del Poder Judicial, que aventuraban una nueva sesión bronca por el antagonismo de las posiciones de izquierda y derecha y por el componente fuertemente ideológico de los temas a tratar. Pero Vox fue más allá e intentó acaparar los focos recurriendo a constantes ofensas que desesperaron al resto de los grupos políticos.

La primera comparecencia pública de la extrema derecha la ofreció su portavoz en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, hablando de las clínicas que practican interrupciones voluntarias del embarazo como “centros de destrucción de la vida” y trufando ese debate con otros asuntos: “las decenas de sacerdotes asesinados por la izquierda durante la Revolución de Asturias” o “las víctimas de los 'maqui'” y de ETA. Argumentos todos para cargar contra la ley de Memoria Democrática presentada por el Gobierno. “Se podrá exaltar al golpista Lluís Companys, pero no al carmelita Manuel Alcaraz, al que arrancaron las costillas una a una antes de darle muerte”, lamentaba.

Espinosa de los Monteros quiso centrar gran parte de su rueda de prensa, la habitual posterior a la Junta de Portavoces, hablando de la manifestación neonazi que tuvo lugar el sábado en el barrio de Chueca de Madrid con los siguientes términos, dirigiéndose a los periodistas, y acompañando su intervención con la muestra de un vídeo de una marcha republicana: “¿A ustedes a qué les recuerda esta manifestación, este aspecto, de cabezas rapadas, skins, amenazas, violencia, gestos vociferantes? A mí me recuerda a algo. En abril de este año, conmemorando la República, al grito de revolución y todo tipo de amenazas. Cabezas rapadas, gestos desafiantes... Estos desfilaron con luz y aplausos por las calles de Madrid y no pasó absolutamente nada”.

“Los realmente fascistas”

“Algunos han estado vulgarizando tanto tiempo el término extrema derecha, fascismo o ultraderecha que han conseguido que lo que era algo absolutamente insignificante, a base de que se utilicen esos términos y algunos acepten que se nos pongan esas etiquetas a los de Vox, los que realmente son de extrema derecha, los que realmente son fascistas de uno y otro lado campen a sus anchas y ustedes les den un micrófono, una relevancia que no tenían y siguen sin tener por mucho que ustedes se empeñen en identificarnos con ellos”, añadía, dirigiéndose a la prensa. Sus ataques los personalizó en medios como “Público, elDiario.es o El País”.

Espinosa de los Monteros sí condenó las “barbaridades” que “algunos descerebrados” lanzaron en la manifestación nazi del pasado sábado por las calles del barrio madrileño de Chueca en contra del colectivo LGTBI, pero al mismo tiempo se cuidó de no respaldar el matrimonio igualitario. “Lo que no vamos a hacer es cambiar de posición. Las posiciones que tenemos no las vamos a cambiar”, insistía Espinosa de los Monteros en respuesta a las preguntas de elDiario.es. “Usted me está haciendo mucha incidencia en el matrimonio homosexual, pero ¿por qué no me pregunta por la poligamia, si apoyamos el matrimonio entre un hombre y tres mujeres?”. A su juicio, “hay muchos tipos de familias, muchos tipos de convivencia y ningún partido tiene que decir a los demás cuál es su modelo de familia”. 

El enfado de Vox y su consecuente intento de elevar la tensión política fue creciendo por la tarde, nada más comenzar el Pleno del Congreso. El primer punto del orden del día era la admisión a trámite de una proposición de ley del PSOE para penalizar el “acoso” a las mujeres que acuden a las clínicas que practican interrupciones voluntarias del embarazo. La diputada socialista que defendió la iniciativa, Laura Berja, tuvo que escuchar insultos de diputados de Vox durante toda la intervención. Según distintos parlamentarios que se encontraban cerca de la bancada de la extrema derecha, se pudieron escuchar improperios como “borracha, infanticida o mataniños”.

Pero la presidencia del Congreso, ejercida en ese momento por el vicepresidente de la Cámara Baja, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, tan solo escuchó nítidamente el “bruja” que le espetó el diputado de Vox Javier Sánchez García a la parlamentaria socialista. El insulto desembocó en una enorme bronca en el hemiciclo. Y Gómez de Celis solicitó hasta en tres ocasiones al parlamentario de la extrema derecha que retirara su “grave” insulto. 

Sánchez García, diputado por Alicante y juez en excedencia, se negó, por lo que el vicepresidente del Congreso, siguiendo lo que marca el reglamento del Parlamento, procedió a expulsarlo después de llamarlo al orden en tres ocasiones. Tanto el diputado implicado como el resto de parlamentarios de Vox se insubordinaron ante la máxima autoridad de la Cámara Baja en un gesto inédito. Y Sánchez García no llegó a abandonar el hemiciclo. Gómez de Celis, entonces, decidió suspender el Pleno durante diez minutos en los que se le vio hablar con Sánchez García y el resto de diputados de Vox en una suerte de negociación.

Una vez reanudada la sesión, el vicepresidente del Congreso volvió a reclamar al parlamentario de Vox que retirara su insulto y éste, finalmente, accedió. “Retiro que la he llamado bruja”, admitió el parlamentario. A cambio, la máxima autoridad del Congreso le permitió seguir en la Cámara. 

Olona se encara con una periodista

La algarada de Vox, sin embargo, no concluyó en ese momento. Los abucheos y gritos por parte de los diputados de la extrema derecha a sus contrincantes políticos fueron constantes. Y poco después del incidente que obligó a parar el Pleno, en los pasillos del Congreso, la diputada de Vox Macarena Olona se encaraba con una periodista que le preguntaba por las palabras de su compañero de partido y el calificativo de “bruja” a la citada diputada del PSOE durante el debate sobre el aborto.

Olona, que en un primer momento pasaba de largo ante las preguntas de la prensa, se dio la vuelta segundos después y reprochó a la periodista con tono admonitorio si había hecho “la misma pregunta” cuando a ella, en otros plenos, le han llamado “fascista”. “¿Has hecho esta misma pregunta cuando a mí me han agredido en este Congreso llamándome fascista, a esta distancia, con riesgo de agresión?”, le espetaba, para a continuación insistir, en actitud desafiante: “Quiero una respuesta: ¿sí o no?”

“Te estoy haciendo una pregunta muy directa. ¿No quieres contestarme? Gracias, tu silencio es muy elocuente”, insistía Olona con visible hostilidad ante la defensa de la periodista, que, sin entrar al rifirrafe se limitó a recordar: “La periodista soy yo”. Olona presumió minutos después de ese enfrentamiento en las redes sociales. “Hoy se había expulsado ilegalmente a un Diputado del Congreso. No lo hemos permitido. Ante la aplicación arbitraria de la Ley ni un paso atrás. Y a quienes intentan desviar la atención de lo que ha ocurrido hoy, para taparlo, de frente. Ya está bien”, aseguraba en un mensaje en Twitter, acompañado del vídeo en el que se pudo ver encarándose con la periodista.

Desde el inicio de la legislatura, Vox mantiene una estrategia de desestabilización de las instituciones a las que no solo acusa de “autoritarias” y “sectarias”. Para diferenciarse del PP de Pablo Casado que también ha vinculado al Gobierno con ETA, Vox lanza proclamas xenófobas, homófobas y que cuestionan las políticas de igualdad o la violencia machista. La pasada semana, por ejemplo, Santiago Abascal dijo que los inmigrantes son “los enemigos de España”. Su plan se extendió este martes al Congreso, y augura un nuevo curso político marcado de nuevo por la crispación con la que la extrema derecha trata de hacerse con los votantes descontentos con el Gobierno y con la supuesta tibieza del PP.

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