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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La extrema derecha de Abascal entra en el Congreso con 24 diputados a costa de hundir al PP

La marea de la España Viva a la que ha aludido Santiago Abascal y que ha exhibido el partido en sus redes durante toda la campaña ha desaparecido en esta noche electoral. Ni júbilo, ni euforia. Ni siquiera han conseguido llenar la explanada en la que han convocado a sus seguidores. A pesar de que en estos comicios se ha confirmado su entrada en el Congreso con 24 diputados y 2,5 millones de votos (el 10,3% del apoyo electoral), el batacazo del PP y el resultado de la izquierda ha empañado su celebración.

Caras largas, escasos cánticos y asistentes que ni han esperado a conocer el resultado final para marcharse han sido las imágenes que se han presenciado en los aledaños del hotel en el que los líderes de la formación han seguido el recuento. Los únicos que han conseguido levantar los ánimos han sido líderes más conocidos del partido, su presidente, Santiago Abascal, y el secretario general, Javier Ortega Smith, con sus intervenciones.

Abascal ha celebrado que su partido “ha llegado para quedarse”. “Siempre tendréis una voz en el Congreso”, ha asegurado. En su discurso ha reseñado que estas elecciones no son solo un “momento de alegría”, también de “preocupación” porque “no ha sido posible expulsar al Frente Popular” del Gobierno, en alusión al triunfo de la izquierda.

El líder del partido de extrema derecha se ha felicitado por haber pasado de 40.000 votos en toda España en los últimos comicios, a más de dos millones de apoyos en estas elecciones. Además, ha asegurado que “los que están en la calle más arriba, ya están intentando culparnos de sus incapacidades”, en alusión a los populares de Pablo Casado, que se encuentran a escasos metros del espacio elegido por este partido para seguir el recuento. “Aquí la única responsabilidad la tienen quienes tuvieron 186 escaños y no fueron capaces de oponerse a la izquierda”, ha añadido

Abascal ha asegurado ante sus seguidores que los 24 diputados obtenidos por la formación incidirán en que “la unidad de España ni se debate ni se vota ni se discute, sino que se defiende hasta las últimas consecuencias”. Asimismo, ha expresado su “profundo respeto” al resultado electoral, aunque ha destacado que “ninguna mayoría” habilita para una reforma constitucional que permita un referéndum.

El secretario general de la formación también ha analizado los resultados y ha cargado contra los populares asegurando que “han demostrado que han sido incapaces de echar a la izquierda sectaria” del Gobierno. Con estos resultados, Vox confirma su entrada en el Congreso, desvelándose así una de las grandes incógnitas de estos comicios.

“No estamos preparados todavía, tenemos que esperar cuatro años para que la gente deje de tener miedo y los que han apoyado a Ciudadanos, pero tienen corazón de Vox, voten al partido de Abascal de verdad y arrasemos”, analizaba Natalia, de 36 años, junto a una amiga mientras observaban el recuento. A su lado, un grupo de veinteañeros lamentaban que “muchos” se hayan “cagado” y al final “no les hayan votado”, comentaban desconcertados. En voz alta dejaban constancia de su incomprensión por los apoyos recabados por PSOE y Esquerra Republicana.

El gran temor de Natalia al comenzar la noche se cumplió horas después, Unidos Podemos ha conseguido superar a Vox. “Abascal dice en la calle lo que la gente dice en los bares”, aseguraba a su amiga sobre el discurso de líder del partido, mientras pasaban las horas con varias latas de cerveza. Entre críticas al colectivo feminista o comentarios sobre la vuelta del franquismo, esta seguidora enseñaba en el salvapantallas de su móvil una imagen del presidente a caballo para demostrar su apoyo al líder.

La extrema derecha vuelve a las instituciones españolas a nivel nacional, en diciembre ya consiguieron representación en Andalucía, y este país deja de ser una excepción en el continente europeo con la irrupción en el panorama político de una formación populista con un discurso racista, machista, homófobo y nacionalista español.

Tras la disolución de Fuerza Nueva, liderada por Blas Piñar, en los primeros años de la década de los 80, este espectro político ha estado huérfano en la representación institucional. Finalmente, Santiago Abascal, curtido políticamente en el Partido Popular, toma el relevo y a partir de ahora, todo esos mensajes que ha lanzando durante los últimos meses y que han atraído a más de dos millones de electores, se escucharán en la tribuna del Congreso.

La campaña desarrollada por este partido ha estado marcada por la confrontación con medios de comunicación y por duras descalificaciones a colectivos minoritarios, a líderes independentistas, a PSOE y a Podemos; también han recibido críticas sus posibles compañeros de negociación una vez se asienten en sus escaños, PP y Ciudadanos. Abascal ha conseguido superar estas semanas sin hacer frente a ninguna rueda de prensa ni debate electoral en el que tuviese que exponer detalladamente sus medidas, de esta forma no ha tenido que salirse del guión que ha vertebrado sus discursos.

El veto a informadores se ha mantenido en esta noche electoral, en la que ni Onda Cero ni El Español ni El Independiente ni eldiario.es han estado acreditados para acceder al céntrico hotel en el que han seguido los resultados. A partir de este lunes, este partido tendrá que demostrar si mantiene esta postura en las instituciones o cambia su comportamiento una vez que sus diputados se asienten en sus escaños.