Vox comienza a acusar su crisis económica, además de la política, tras el batacazo electoral sufrido en las generales del 23J en las que perdió 19 de los 52 diputados que llegó a tener en la pasada legislatura. La merma de su representación parlamentaria lleva implícita la reducción de importantes ingresos por subvenciones públicas. Y, por el momento, la formación de Santiago Abascal se ha visto forzada a aplazar sine die su gran fiesta anual, Viva, que el próximo mes de octubre iba a celebrar su tercera edición.
La cúpula ha justificado esta decisión asegurando que se debe a “la incertidumbre política” y a “la imposibilidad de conocer los acontecimientos de las próximas semanas”, es decir, si hay o no nuevas elecciones generales en el caso de que fracasen las investiduras. Sin embargo, fuentes del partido consultadas por esta redacción afirman que “la secuencia de unas elecciones no previstas –como fueron las del 23J– puede haber afectado a la capacidad económica de un evento tan importante y grande. Hay que esperar a que entre el dinero”. De momento no ha habido despidos ni ajustes de plantilla, que había sido ampliada ante los buenos resultados obtenidos en 2019, pero ahora cunde ese temor entre algunos trabajadores de la formación de extrema derecha.
En sus últimos presupuestos el partido liderado por Santiago Abascal declaró unos ingresos de 15,5 millones de euros, de los cuales, un 64 %, según desvelaron, provienen de subvenciones públicas. Además, reconoció que siete miembros de la dirección, encabezada por Santiago Abascal, cobraron el año pasado 517.052 euros.
El Congreso otorga una subvención fija mensual a cada grupo parlamentario de 30.346,72 euros mensuales y otra variable por cada diputado de 1.746,16 euros, también mensuales. Vox, por lo tanto, ingresa de la Cámara Baja 364.152 euros anuales como grupo y otros 698.416 anuales por sus 33 actas del Congreso. En total 1.055.568 euros anuales. Los años anteriores, solo por sus 52 diputados, recibieron 1.089.504, una cifra casi idéntica a la que recibirán ahora pero por ambos conceptos.
Abascal busca atajar la crisis interna
La pérdida de esas 19 actas ha dejado además a Vox sin capacidad para presentar recursos ante el Tribunal Constitucional, ya que para ello se necesita la firma de 50 diputados. Tampoco tiene los 35 escaños necesarios para presentar una nueva moción de censura. Así que se tendrá que conformar en esta legislatura con apoyar los recursos que presenten otros partidos. No obstante, anuncian que no van a renunciar a presentar querellas ante los tribunales contra los miembros de Gobierno o los dirigentes nacionalistas e independentistas si lo estiman oportuno.
El grupo parlamentario ha sufrido importantes cambios. El principal, la marcha del que ha sido hasta ahora su portavoz, Iván Espinosa de los Monteros, que alegó “razones personales”. Pero su dimisión dejó traslucir la guerra interna que se libra en Vox, batalla que ha ganado el sector más duro y conservador, liderado por Jorge Buxadé, al que se le atribuye el haber excluido de las candidaturas electorales a diputados considerados más “liberales”. La crisis interna ha sido atajada por Abascal nombrando nueva portavoz en el Congreso a la que fue senadora por designación autonómica de Andalucía, Pepa Millán, después de que algún que otro diputado que partía como favorito para sustituir a Espinosa se quemara en el intento.
La dirección del partido, sin embargo, desmiente que estén pasando apuros económicos ni mucho menos políticos. Según afirmó el pasado lunes el secretario general, Ignacio Garriga, Vox atraviesa “una situación magnífica”. Como prueba de ello, hizo un exhaustivo repaso a su entrada en siete gobiernos autonómicos como consecuencia de las negociaciones con el PP. El último que han cerrado ha sido en Murcia. Según dijo, Vox afrontará esta “incierta legislatura” erigiéndose en “la principal oposición”, desde donde va a seguir levantando sus banderas de forma “contundente, coherente y esperanzadora”.
Un festival en decadencia
En su comparecencia ante los periodistas, Garriga insistió también en que el motivo del retraso de Viva se debe simplemente a que no saben cómo van a evolucionar los acontecimientos políticos. El dirigente de Vox lamentó que desde que se supo del retraso de su fiesta se hayan dado “episodios de ciencia ficción”, escuchando “numerosos relatos” en torno al aplazamiento del evento, cuya fecha de celebración es ahora un incógnita. Se trata de un acto que la extrema derecha suele aprovechar también para hacer ‘caja’. Según publicó El Español, en la anterior edición el partido cobraba 200 euros por ocupar una mesa de mercadillo popular y 2.000 euros a las empresas por sus estands en un espacio destacado.
Santiago Abascal siempre ha aprovechado este macro acto que desde hace dos años convoca la extrema derecha el primer fin de semana de octubre, para darse un baño de multitudes y abrir el curso político, haciendo repaso a lo hecho y adelantando los proyectos del partido. En su anterior edición, la formación dedicó la fiesta a su particular versión de la historia de España, bajo el lema “La Historia que hicimos juntos”. La cita fue en el espacio Mad Cool, un recinto de 62.000 metros cuadrados situado en Valdebebas (Madrid).
Durante dos jornadas, los principales dirigentes de Vox congregan a miles de simpatizantes y militantes –el partido los cifró en más de 30.000– con los que no solo Abascal, sino los principales dirigentes de Vox, desplegaron sus encantos y se prodigaron en selfies.
En el primer Viva celebrado en 2021 en el Ifema madrileño, la estrella indiscutible fue Macarena Olona, que era la secretaria general del grupo parlamentario. Olona ya no estuvo en el Viva22. Pero pese a su portazo, Vox demostró entonces fuerza y unidad. Ahora tampoco está Espinosa de los Monteros. Su presencia en el festival no estaba muy clara, así como la de su mujer, Rocío Monasterio, cuyo papel en la Asamblea de Madrid está siendo muy cuestionado.
Entre las sorpresas que ofreció el partido en aquella edición estaban las intervenciones del primer ministro polaco Mateusz Morawiecki; y la de la primera ministra italiana Giorgia Meloni, que acababa de ganar las elecciones y apoyó a Vox a través de un mensaje telemático. También participaron líderes de la ultraderecha de otros países, como el argentino Javier Milei, que puso en duda el número de desaparecidos durante la dictadura militar.
Cánticos pidiendo “volver al 36”
En todos estos festivales el partido coloca carpas que representan a cada provincia de España, en donde venden sus productos y su merchandising. También hay zonas de entretenimiento para niños y actividades lúdico-artísticas. Entre los que participaron en el último Viva destacaron InfoVlogger y Los Meconios, autores del tema “Vamos a volver al 36”, que incluye versos como “cabreamos siempre a los comunistas, feministas y progres”, o “la izquierda que gobierna acá se llama frente popular, rodeados de revolucionarios pajilleros de sofá”.
Como es habitual, Abascal aprovechó su discurso de clausura para lanzar sus consignas políticas y dar a conocer oficialmente su plan 'España Decide', que ocupó uno de los ejes de su campaña electoral de 23J. El líder de Vox cargó contra los medios de comunicación a los que acusa constantemente de “manipular las encuestas” reflejando una caída de Vox para “desmoralizar” a sus votantes. También tuvo palabras de elogio hacia Javier Ortega Smith, al que acababa de cesar como secretario general colocando en su lugar a Ignacio Garriga. Del coste de estas grandes fiestas, que culminan con un gran espectáculo de fuegos artificiales, no se sabe nada.