La jornada de reflexión previa a las elecciones andaluzas no va a ser respetada por Vox. El partido ultraderechista que dirige Santiago Abascal ha encontrado una coartada perfecta para poder realizar un gran acto político en Madrid justo la víspera de que los andaluces acudan a la urnas a votar.
Con la excusa de salir de nuevo en defensa de la “unidad de España” y en contra de “la impunidad de los golpistas”, la formación de ultraderecha ha contraprogramado la jornada del sábado con una manifestación organizada por la plataforma 'España Viva' y la Fundación para la Defensa de la Nación Española (Denaes), que presidió Abascal durante años.
En la tarde de este martes fuentes de la dirección del PP habían confirmado a eldiario.es que el partido había decidido sumarse al acto, pero que no sería Pablo Casado el que encabezaría la delegación. A última hora, Génova pedía en cambio no dar por confirmada la asistencia del PP, argumentando que la decisión no estaba aún tomada.
La concentración comenzará a las doce del mediodía en la madrileña plaza de Colón donde ondea la bandera española más grande de toda España, que fue colocada por el exministro de Defensa del PP, Federico Trillo.
Abascal no ha dudado en invitar también a Albert Rivera pero el líder de Ciudadanos no está por la labor de hacerse una foto con Vox, y mucho menos la víspera de las elecciones andaluzas. Fuentes de esta formación han explicado a eldiario.es que “no solemos ir a actos que organizan otros partidos”.
La rivalidad entre los tres partidos por el voto tanto del centro derecha como de la derecha más radical ha quedado patente a lo largo de esta campaña electoral andaluza en la que a medida que pasaban los días el CIS y otras encuestas han ido alimentando las posibilidades de que Vox entre en el parlamento regional, incluso hasta con tres diputados.
Los mismos sondeos han coincidido en pronosticar un hipotético empate entre el PP y Ciudadanos y una pequeña bajada para el PSOE, que beneficiaría a Adelante Andalucía, la confluencia de Podemos. La gobernabilidad, por lo tanto, tendrá que basarse de nuevo en pactos poselectorales. La socialista Susana Díaz esta vez tendrá que buscar el apoyo de Teresa Rodríguez en el supuesto de que Ciudadanos cumpla su palabra y le cierre la puerta.
En el otro lado, la irrupción del Vox a quien más trastoca los planes es al PP de Juanma Moreno, y a Pablo Casado que aspiraba a aglutinar en torno a sus siglas a todo el centro derecha español. Sin embargo, todo apunta a que van a ser los más perjudicados por la fragmentación de ese voto. De ahí que en la recta final de la campaña hayan cambiado de estrategia con el objetivo de frenar la anunciada sangría de votos hacia la formación que preside Santiago Abascal. Con todo, Casado nunca ha ocultado sus coincidencias con la formación ultraderechista.
Ciudadanos, en cambio, ha optado por ignorar a Vox aunque no se ha cansado de decir que si los “constitucionalistas” logran “un solo escaño” más este domingo, deben unirse para desbancar a los socialistas tras 40 años en el poder. El sueño de Rivera es que su partido pudiera liderar ese gobierno si logra el sorpasso al PP. Lo que está claro es que si Vox saca representación, tanto Cs como PP tendrán que avenirse a sumar con ellos esa anhelada mayoría alternativa.
Ante este panorama, Vox saldrá a la calle en pro de la unidad de España, el rechazo al posible indulto a los independentistas catalanes, cuyo juicio oral comenzará a mediados de diciembre, y a favor de una nueva intervención de Catalunya, una autonomía que los de Abascal quieren liquidar.
Vox, hay que recordarlo, ejerce la acción popular en la causa contra los dirigentes encarcelados por el procés. El partido de Abascal pide 74 años de prisión por dos delitos de rebelión y uno de organización criminal para el ex vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras y los cinco exconsellers Joaquim Forn, Raül Romeva, Jordi Turull, Josep Rull, y Dolors Bassa.
En el caso de la expresidenta del Parlament Carme Forcadell; del expresidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) Jordi Sánchez; y del líder de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, pide 52 años de prisión como autores de dos delitos de rebelión y alternativamente, de dos de sedición, y uno de organización criminal.