Vox ha dejado de atender a los medios de comunicación que publican informaciones críticas sobre el partido, como las relativas a su financiación, los sueldos públicos de su líder, Santiago Abascal, todos estos años en instituciones y fundaciones, o las incoherencias de su discurso. La dirección de comunicación del partido ha explicado a eldiario.es que mantendrán esta estrategia para evitar que algunos medios “de manera intencionada traten de tergiversar sus palabras”. Los periodistas podrán acudir a los actos públicos de esa formación y solicitar entrevistas pero las preguntas que planteen al margen de esas convocatorias no serán atendidas.
El portavoz oficial del partido, Manuel Mariscal, asegura que hay otros medios, además de eldiario.es sobre los que se ha adoptado la misma decisión, pero no aclara qué criterio siguen para atender a unos u otros periódicos. Esta es la explicación de Vox: “Nuestras valoraciones las hacemos directamente en nuestras redes sociales después de que las noticias sean publicadas. El motivo no es otro que el ánimo de transmitir nuestras respuestas directamente a los ciudadanos para evitar que nuestras palabras sean tergiversadas de manera intencionada, como suele ocurrir habitualmente por determinados medios”.
Hace pocos días, una periodista de eldiario.es se dirigió a Vox para que explicase si veían contradicción en que su líder, Santiago Abascal, hubiese cobrado más de 685.000 euros de instituciones autonómicas a las que ahora llama “chiringuitos”.
Un portavoz oficial del partido explicó entonces que no responderán a esa pregunta ni a ninguna otra de ese tipo. Y añadió que su posición la fijarían en las redes sociales de Vox, una vez publicada la noticia. Tras esta primera negativa del partido eldiario.es se ha puesto en contacto este lunes con la dirección de Comunicación del partido que ha insistido en que esa será la práctica habitual.
Esa es la nueva relación que Vox mantendrá con los medios que publican informaciones que no se adecuan a sus intereses. La estrategia de Voz calca la que ya utilizaron otros líderes como el presidente norteamericano, Donald Trump, o el de Brasil,Jair Bolsonaro, que han hecho de la confrontación con los medios de comunicación el eje de su dicurso.
“Empobrece el debate público”, según la FAPE
“Los partidos están en su derecho a utilizar cualquier canal de comunicación, las redes entre ellos, para difundir su posición sobre un determinado tema”, explica Nemesio Rodríguez, presidente de la FAPE. “Por otro lado, los políticos están obligados a rendir cuentas de sus actos y decisiones a la sociedad. Y eso, además de en el Parlamento, se hace habitualmente a través de los periodistas. Para eludir la rendición de cuentas, los políticos inventaron el recurso de las ruedas de prensa sin preguntas y ahora pasan a remitir la respuesta a las redes sociales”, añade.
Rodríguez concluye: “Estamos en desacuerdo con estos atajos que empobrecen el debate público sobre los asuntos que afectan a los ciudadanos. Si los partidos deciden responder a través de Twitter, que sean coherentes y no convoquen ruedas de prensa. Convocar ruedas de prensa para no responder directamente a las preguntas de los periodistas se convierte en un acto de propaganda, además de limitar de forma interesada el derecho de los ciudadanos a recibir información”.
Ni la FAPE ni la Asoación de la Prensa de Madrid han recibido más quejas de este tipo por parte de otro medio de comunicación. Aunque la APM ya se pronunció a través de un comunicado después de que Vox vetase a La Sexta y a Ctxt a cubrir la información del partido durante la noche electoral de las elecciones andaluzas de finales de 2018.
“La APM recuerda”, dice su comunicado y han recordado a este medio este lunes, “que la democracia implica para los partidos políticos e instituciones someterse al escrutinio de la opinión pública, un ejercicio que se facilita a través del trabajo de los medios de comunicación”. El veto, según indicó la asociación madrileña, “supone una grave limitación de los derechos a la libertad de expresión e información”.
El caso del periodista de la CNN vetado por Trump
Las maneras de Vox con los periodistas recuerdan a las que la ultraderecha ha llevado a cabo al otro lado del Atlántico. Además de hacer que el mundo esté pendiente de su cuenta de Twitter, Donald Trump la librado una lucha parecida en contra de los medios más críticos desde su campaña electoral. Los ha criticado, los ha tachado de generadores de fake news, se ha negado responder a ciertos periodistas si la pregunta no era de su agrado e incluso llegó a vetar al corresponsal de la CNN en la Casa Blanca.
Jim Acosta protagonizó un rifirrafe con el presidente en directo durante una rueda de prensa, acto seguido fue vetado y su cadena denunció que tal decisión violaba los derechos que salvaguardan la Primera Enmienda (que se refiere a la libertad de expresión y la libertad de prensa) y la Quinta Enmienda (que viene a decir que nadie debería responder de una acusación sin el debido proceso legal) de la Constitución estadounidense.
Pocos días después del veto de Trump, la Casa Blanca tuvo que cumplir con la decisión de un juez federal y devolver la acreditación al periodista. No obstante, la Administración de Trump avisó de que iba a redactar una serie de “reglas” para asegurar el “decoro y el orden” entre los reporteros durante las ruedas de prensa.
La huella de Trump se ha hecho enorme en los medios de todo el país. Para defenderse de los ataques sin cuartel del presidente y por iniciativa de The Boston Globe de Massachusetts, 300 periódicos se unieron este verano para publicar editoriales en contra de la guerra contra ciertos medios y ciertos periodistas. La respuesta de Trump, vía Twitter, fue muy simple: “Los medios de comunicación falsos son el partido de la oposición. Esto es muy malo para nuestro Gran País”. Tema zanjado.
Nada más hacerse con la presidencia, el presidente de Brasil Jair Bolsonaro imitó la estrategia de las fake news al estilo Trump. En sus primeras ruedas de prensa, Bolsonaro y su equipo se cebaron especialmente con el diario Folha de S. Paulo, aunque su animadversión ha estado dirigida hacia toda la prensa tradicional. El exmilitar devenido en presidente llegó a desear que este medio desapareciera.
Para desacreditar a la oposición y a los medios ha utilizado mensajes similares que se han distribuido, en gran medida, vía Whatsapp (principal vía de comunicación del partido sobre todo después de que Bolsonaro fuese apuñalado). Además de esto, la desfinanciación pública de los pesos pesados de la información se adivina letal para el periodismo brasileño. “Este diario [el Folha de S. Paulo] se acabó. En lo que a mí concierne con la publicidad del Gobierno, la prensa que actúa así, mintiendo descaradamente, no tendrá ningún apoyo del Gobierno Federal”, dijo el presidente.